Desde la despenalización gradualista de la mariguana en varios países latinoamericanos (Uruguay, Chile, Argentina), en 2013, hasta la decisión de la Suprema Corte de Justicia de México, el 3 de noviembre de 2015, que concedió el amparo para el consumo lúdico de la mariguana, el debate sobre el consumo de la cannabis se ha acelerado en nuestro país.
El 19 de abril, Enrique Peña Nieto afirmó ante las Naciones Unidas que las políticas prohibicionistas han fracasado y anunció una nueva estrategia.
El jueves 21 de abril, el Ejecutivo federal mexicano presentó una iniciativa de reformas a la Ley General de Salud y al Código Penal Federal para permitir el uso para fines medicinales (no recreativos ni lúdicos) de la mariguana y para incrementar de 5 a 28 gramos el umbral mínimo de portación de consumo por individuo. Algo así como 14 cigarros de tabaco.
Este viernes 22 de abril la mayoría de los medios impresos tienen como nota principal la nueva ola pacheca en la que entró el gobierno de Peña Nieto. Las cabezas principales rezan así:
-“Va EPN por subir portación legal de marihuana” (El Universal).
-“Propone Peña despenalizar uso de la mariguana” (La Jornada).
-“Pide Peña subir dosis portable de mariguana” (Reforma).
-“Peña, por quintuplicar la dosis legal de mota” (Milenio Diario).
-“Pide EPN elevar dosis legal de la mariguana” (El Financiero).
Ante esta ola de entusiasmo por la iniciativa del Ejecutivo federal mexicano uno pensaría que Peña nos invitará a un churrito para recrearnos, y que estos cambios representarían el “retorno del hijo pródigo”, pero aún es pronto para estar felizmente pachecos.

Algunos puntos de la iniciativa revelan que, aún cuando va en el sentido correcto de las élites que promueven la despenalización, la Ley Peña Mariguana todavía tiene varios puntos irresueltos:
1.-La iniciativa no implica una despenalización completa del consumo de la mariguana en México y menos una legalización total.
Es una despenalización parcial que permite el uso médico y científico de la planta, al tiempo que aumenta los umbrales mínimos de consumo de 5 a 28 gramos (equivalentes a 14 cigarros de tabaco).
2.-La iniciativa ayuda a disminuir la criminalización del consumo de la mariguana, pero tampoco elimina por completo la criminalización porque quienes porten más de 29 gramos seguirán siendo considerados narcomenudistas.
3.-Uno de los beneficios que más se publicitaron de la iniciativa del Ejecutivo federal es la posibilidad de que queden libres los consumidores que se encuentran actualmente presos o sujetos a proceso penal por haber portado cantidades inferiores a 28 gramos, según la reforma al Código Penal Federal. Sin embargo, quedan aún muchos detalles no expresados de este proceso de liberación.
4.-La iniciativa privilegia el enfoque de salud pública, pero no queda claro cómo se avanzará en los otros enfoques: el de derechos humanos, el de prevención y combate a las adicciones, así como las consecuencias sociales de la presencia de los cárteles y del crimen organizado en aquellas comunidades donde se produce la cannabis.
5.-Aún no queda claro cómo se garantizará el suministro de mariguana con fines medicinales ya que sigue prevaleciendo un mercado negro de la producción y distribución.
¿Se abrirá un sistema de expendios y de farmacias controlado? ¿Existirá un registro para los consumidores con fines medicinales? ¿Se generará un nuevo mecanismo burocrático de registro y control? Preguntas que aún no están resueltas.
6.-La iniciativa es un seguimiento a la posición expresada por Peña Nieto en la Asamblea General de Naciones Unidas sobre las Drogas (Ungass 2016) donde admitió el fracaso de los esquemas prohibicionistas y de la “guerra contra las drogas”.
Aún falta un enfoque integral y distinto a la militarización del combate al narcotráfico que ha casado tantos daños a la sociedad mexicana en los últimos diez años.
7.-La iniciativa es un primer paso en el enfoque despenalizador de la mariguana, pero aún faltan muchos detalles y medidas específicas para conocer sus alcances.
Lo peor es que sea una iniciativa cosmética, más que una ley que revierta los efectos negativos de la criminalización del consumo de la mariguana.
8.-En diciembre de 2015, Peña Nieto recreó este diálogo con uno de sus hijos, tras la decisión de la Suprema Corte de Justicia de otorgar el amparo para el consumo lúdico de la mariguana:
“Se acercan nuestros hijos y me preguntan: ¿Oye, para entonces vamos a podernos echar un churro aquí delante de ustedes? Yo les he dicho no, no se confundan”.
Así que no nos confundamos. Peña no nos invita a un churrito sino a un viaje pacheco que no sabemos aún cómo terminará.