lunes, 27 de junio de 2016

¿Habrá que agradecer a AMLO que hoy México no arda en llamas?

¿Habrá que agradecer a AMLO que hoy México no arda en llamas?

 

 

Domingo 26 de junio, Glorieta de Colón, miles y miles y miles y miles de personas convocadas por Andrés Manuel López Obrador, se reúnen para apoyar al movimiento magisterial disidente, encabezado por la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) y para pedir un alto a la represión que los gobiernos  federal y el de Oaxaca han llevado a cabo en contra de docentes y pobladores de Nochixtlán.
La marcha salió, alrededor de las once cincuenta de la mañana, del Ángel de la Independencia, con intención de llegar al Zócalo de la Ciudad de México -esa plaza que alguna vez arrebataron de las manos del gobierno los estudiantes del 68 y a la que el PRD, no el de ahora sino el de antes, devolvió su carácter de espacio público ciudadanizado-, lo cual no fue posible pues éste se hallaba “ocupado” por la Feria de Servicios Integrales, organizada por el jefe del gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera.
Se decidió entonces montar el templete en la Glorieta mencionada y parar ahí la marcha. Al mismo llegó primero la actriz, dramaturga, directora de teatro, feminista y activista Jesusa Rodríguez, quien se desempeñó como maestra de ceremonias y comentó la imposibilidad de llegar al Zócalo, a la vez que criticó la actuación del gobernante capitalino y comentó las razones de dicha marcha.
Poco a poco, los contingentes que salieron del monumento a la Independencia, mismos que comenzaron a concentrarse a las ocho de la mañana, incluido el grupo de Andrés Manuel, se acercaron a la glorieta que estaba ya repleta de gente. Bebés, niños, niñas, gente joven, personas de mediana y tercera edad, manifestantes en sillas de ruedas, con carriolas, sombrillas, sombreros, estandartes, banderines, pancartas, mantas, el número 43 dibujado en el rostro, personas vestidas pobremente, otras no tanto, con celulares, cámaras y lentes oscuros. Todos, todas tratando de asegurar un buen lugar para ver llegar y escuchar a López Obrador.
Jesusa avisó que Paseo de la Reforma se encontraba lleno y que pronto Obrador estaría en el templete. Pidió a quienes se encontraban en los carriles centrales de la histórica avenida que abrieran espacio para que el esperado líder pudiera llegar.
Por fin se supo de su arribo, aunque no se le podía ver dada la enorme cantidad de gente que lo esperaba, enseguida comenzaron los aplausos y los acostumbrados coros: “es un honor estar con Obrador”, “es un honor luchar con Obrador”. Con él subieron su esposa, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, el académico e investigador John M. Ackerman, la presidenta del Consejo Nacional de MORENA, Bertha Elena Luján Uranga, la secretaria general, Yeidckol Polevnsky, el dirigente del partido en la Ciudad de México, Martí Batres Guadarrama, la jefa delegacional de Tlalpan, Claudia Sheinbaum Pardo, el escritor periodista y activista Paco Ignacio Taibo II, la reconocida escritora Laura Esquivel, entre otras personalidades.
Antes de que AMLO tomara la palabra, Esquivel recordó que siendo niña presenció como la dueña de una pequeña tienda, defendía, escoba en mano, a un docente que estaba a punto de ser agredido por un policía, durante un movimiento magisterial que incluía a su profesora de escuela. Recordó la resistencia de las y los docentes, cuya dignidad la motivó a convertirse también en profesora. Comentó que ella es una de tantas personas que han tenido el privilegio de formarse en las escuelas públicas y recordó que ha pasado por varias reformas educativas diseñadas por secretarios de Estado desde el escritorio y sin tener idea de lo que se necesita modificar.
Paco Ignacio, tomó también el micrófono para improvisar un apasionado discurso recordando los hechos de Tlatelolco, ocurridos 48 años antes, en los que la represión también hizo su aparición e indicó que hay una pregunta terrible que recorre el país ¿quién mandó a disparar en Nochixtlán? y señaló que, sea quien sea, deben ser detenidos y castigados por las muertes que se registraron en Oaxaca.
A Paco Ignacio, le sucedió en el uso del micrófono René Pérez Cisneros, profesor de la CNTE, quien dio testimonio de su propia experiencia, de su encarcelamiento y posterior excarcelación y de los hechos de Nochixtlán tal y como él los conoció, por lo que exigió la renuncia del Secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer.
Después del maestro de la CNTE, AMLO hizo uso de la palabra para sostener que “no permitiremos la represión y el uso de la fuerza contra quienes luchan por sus derechos humanos, laborales, sociales o ciudadanos” y dio a conocer las cinco demandas de Morena: 1. La destitución inmediata del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien ordenó lanzar a la Policía Federal en contra de maestros en Nochixtlán, Oaxaca; 2. Castigo a los autores intelectuales y materiales del crimen de las personas asesinadas el domingo 19 de junio en Oaxaca. 3. Reparación material de los daños ocasionados a familiares de las víctimas; 4. Libertad inmediata a los maestros que permanecen injustamente encarcelados en todo el país. 5. Apertura de un diálogo con compromisos para revisar y formular una verdadera reforma educativa, con el consenso de autoridades, maestros y padres de familia.
Aprovechó para aclarar que los cinco planteamientos son de Morena y no de la CNTE pues siempre será respetuoso de la independencia y autonomía del movimiento magisterial.
Conminó, respetuosamente, a Enrique Peña Nieto para que, en el último tercio de su mandato, “integre y encabece, en los hechos, un gobierno de transición, que permita entregar el mando, en el 2018, en un ambiente de tranquilidad y paz social, por el bien del pueblo y de la nación”, dado que México ha entrado en un proceso preocupante y riesgoso de descomposición en todos los órdenes de la vida pública.
Fijó también su postura en torno a la campaña negra iniciada contra él durante el proceso electoral de 2006: “Que se oiga bien y que se oiga lejos: No somos un peligro para México ni para nadie. El verdadero peligro para México es la corrupción y el autoritarismo de los gobernantes. Nosotros queremos cambiar a México por el camino de la concordia, del amor y de la reconciliación. Con la no violencia, con la razón y el convencimiento”.
Finalmente, recordó la vocación pacifista y democrática de Morena y la búsqueda de una gran revolución, vía a las urnas, para transformar al país e hizo hincapié en que el apoyo a la CNTE tenía ese mismo carácter. Comprometió a las y los participantes a estar atentos al movimiento magisterial, a apoyarlo, a oponerse a la represión y a denunciar, protestar y vigilar.
Mientras Andrés Manuel hablaba, abajo del templete se escucharon otras voces, voces masculinas que preguntaban ¿qué vamos a hacer?, que afirmaban “ya son catorce años”, que amenazaban “si tú no lo haces te vamos a rebasar”. Pocas, poquísimas personas asumieron esta actitud, la gran, grandísima mayoría permanecía atenta a las palabras de “su líder”, dispuesta a seguir sus indicaciones y a esperar el cambio por la vía democrática, con la esperanza de que “ahora sí, en el 2018, AMLO será su presidente”.
¿A la larga habrá que agradecer a Andrés Manuel López Obrador que este país aún no arda en llamas?
¿Qué pasaría si AMLO y su inquebrantable fe en el cambio electoral no canalizaran las ansias destructivas de una población que no encuentra salida a sus demandas y enormes necesidades? ¿Cuál sería hoy la situación del país si “Obrador”, como le dicen sus fieles seguidores, no hiciera abrigar en ellos la esperanza de que el cambio pacífico es posible? ¿Qué pasará cuando dicha contención ya no alcance para frenar las ganas de cobrarse los agravios? ¿Qué pasará si Obrador no gana o “no le permiten” ganar la presidencia de la República en 2018 y la esperanza se desvanece ante la repetición de gobiernos ineficaces?

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