Un
ejercicio de aparente rendición de cuentas ante jóvenes –en donde hubo
una sola voz discrepante (Juan Ramón)– fue lo que llevó a cabo Enrique
Peña Nieto al presentar su Cuarto informe de gobierno. Los elogios, las lisonjas y las preguntas a modo
fueron lo característico. Y las respuestas del funcionario sonaron a
malas explicaciones, burlas o la reiterada costumbre de pensar que
estaba ante autómatas.
Antes, supimos el ridículo ante Donald Trump que hizo casi invisible el acto que aparentaba muy novedoso ante los chavos.
Y es que ni siquiera entre los medios y los informadores oficiosos hubo
alguien que defendiera, mínimamente, al Ejecutivo. Todos estaban
indignados, no por el mayúsculo error de la invitación, sino debido a
que Peña Nieto no supo defender a nuestro país y se dejó manipular por
el señor inversionista que ahora aparenta ser muy osado pero es más bien
parte de un imperialismo herido y en retirada.
En una entrevista con Carlos Marín, Peña Nieto hizo nuevamente el oso (como dicen los jovenazos).
Primero dijo que nadie invitó a Donald y que él, Enrique, asumiría el
costo. Y al responder a una pregunta expresó: “Mi decisión como
responsable del Estado mexicano es o fue o sigue siendo” (sic que se traba de coraje).
Ya no sabe Peña Nieto ni cómo articular una respuesta: si en presente,
pasado o futuro. Contestación para solaz de un sicoanalista.
Marín aseguró que Trump vino a chamaquear a Enrique. Y su defensa fue que logró que Trump aceptara modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (sic rabón y momentáneo).
Acerca de si se metió en la campaña de Estados Unidos, algo que había
dicho no haría, el Ejecutivo respondió que se involucró en la misma
pensando en México, y en seguida añadió “no me estoy metiendo en la
campaña”; contradicción que muestra a un personaje que no sabe para
dónde va ni qué responder. En síntesis, que nunca habíamos tenido un
administrador presidencial tan falto de oficio, tan contradictorio, tan
impolítico.
Para Jesús Silva Herzog Márquez, Enrique
agredió y traicionó al país. Lo que trajo en la población: desprecio e
ira; burla y odio (Reforma, 5 de septiembre). Palabras duras, que el analista dijo eran necesarias por lo ocurrido como nunca antes.
A Trump se le recibió como si fuera presidente de otra nación, el yanqui
fijó la fecha del encuentro, se le acogió en Los Pinos y se le puso el
escudo nacional de nuestro país para que dijera sus gaznadas.
Citó Silva Herzog al italiano Cipolla,
quien anotó “estúpido es el que daña a otros sin obtener beneficio”. Y
en esta línea, Denise Dresser recordó a Woodrow Wilson, el cual dijo:
“en asunto públicos, la estupidez es peor que la bellaquería”.
En la Cumbre del G 20, Enrique buscó una
fotografía con Barack Obama, la cual se dio aunque resultó borrosa,
como destacó Carlos Loret de Mola (El Universal, 6 de septiembre).
Obviamente la invitación a Hillary
Clinton fue rechazada por ella, ya que los analistas de aquel lado del
Río Bravo dijeron que estaba indignada ante la torpe actuación del
mandatario azteca.
Trump, incluso, desmintió al mexiquense y
dijo que jamás se habló que México no pagaría el muro. Y el güero
aseguró que obligaría que le costara dicho bloque a nuestro país si
llegaba a la Casa Blanca de Washington.
En medios internacionales tundieron al
viajero mexicano (periplo 58 de su sexenio a China), el cual insiste en
no darse cuenta que ya no tiene consenso.
Bueno, hasta en el Congreso, al cual ha
despreciado en sus cuatro informes, ya se levantó: fue cuestionado por
varios partidos. Incluso Acción Nacional, su antiguo aliado, ha pedido
que vaya a explicar por qué tales despropósitos en toda su gestión.
Para el especialista en Fuerzas Armadas Jorge Alejandro Medellín (Silla Rota,
6 de septiembre), en la caída Peña Nieto va arrastrando a todos, ya que
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha enviado 14
recomendaciones por violaciones graves a la Marina, siete al Ejército y
varias a la Policía Federal, la última en el caso de Tanhuato. Es decir,
hay graves problemas en ese sector e inconformidad creciente. Algo
nunca visto.
Por cierto, en los próximos días tendrán que ir los secretarios de Estado a la Cámara de Diputados, lo mismo para defender el Cuarto informe
como para presentar el presupuesto de egresos. En este último caso le
iba a tocar a Luis Videgaray, hoy defenestrado por ser el impulsor de la
invitación a Trump. Así que en su lugar fue José Antonio Meade, nuevo
titular en Hacienda, a quién le toca responder por qué el recorte
presupuestal en el gasto público. Mientras la calificadora Merril Lynch
dice que únicamente creceremos este año al 1.9 por ciento.
Panorama negro, con rayos y centellas. Y todavía faltan 2 años.
La portada de Proceso (número 2079), elaborada por el caricaturista Nerilicón,
fue una anticipación de lo que realmente ocurrió en el encuentro
Trump-Peña, donde la bandera mexicana es puesta de tapete por Enrique
para que pase Donald.
La llegada de Luis Miranda a Sedesol, el
compadre de Peña Nieto, muestra que el individuo que pasea, en
ocasiones, en solitario en Los Pinos, no ha entendido nada y espera que
la población con enormes carencias le tome aprecio después de sus
enormes despropósitos y sus banalidades constantes.
Algo realmente para Ripley.
Jorge Meléndez Preciado
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ARTÍCULO]
Contralínea 506 / del 19 al 24 de Septiembre 2016
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