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Erdogan, del Golpe a la Dictadura (2) - Ojos para la paz
Erdogan del golpe a la dictadura (2)
Eduardo Luque
Si
fuera una partida de ajedrez asistiríamos a una auténtica patada en el
tablero. La aceleración y el brusco cambio en las relaciones de fuerza
en Oriente Medio producen vértigo. El golpe de Estado fallido en Turquía
ha sido la última jugada en un proceso que a nosotros se nos antoja
cercano e inmediato. ¡Es mera simplificación! La crisis turca, la guerra
siria, el terrorismo islámico, el conflicto en el Yemen, el aumento de
la tensión en el cuerno de África o en el Mar de la China son partes de
cambios políticos mucho más profundos que se arrastran, en palabras de
Samir Amin, desde la crisis de acumulación de la década de los 80. La
crisis financiera del 2008 sólo sería una manifestación de un algo mucho
más complejo. Se están rompiendo las estructuras sobre las que se
basaba el orden internacional desde la posguerra y en especial desde la
caída de la URSS.
En el mes de julio con ocasión
del 95º aniversario de la creación del Partido Comunista Chino, Xi
Jinping pronunció un discurso llamando a crear una unión militar con
Rusia. “El mundo está en los albores de un cambio radical” “Vemos como
la UE está al borde de la desintegración, al igual que la economía
norteamericana. Estamos a las puertas de un nuevo orden mundial”. En el
mismo discurso el “premier” chino declaró: “La situación ya nunca
volverá a ser la misma. Dentro de 10 años, tendremos un nuevo orden
mundial, cuyo elemento fundamental será la unión de Rusia y China”. Por
su parte el presidente ruso, Vladimir Putin, se refiere a las relaciones
de cooperación entre ambos países como “una asociación estratégica
profunda”. Sea premonitorio o no, la realidad es que los pactos
internacionales construidos durante décadas y que se focalizaban en
Oriente Medio están siendo cuestionados. Sólo es preciso recordar que en
los 80 el expresidente Carter definió a Oriente Medio y su petróleo
como una línea roja que nadie podría sobrepasar “Cualquier intento de
parte de otra fuerza ajena a los estadounidenses por obtener el control
del Golfo Pérsico, será considerado como ataque a los intereses vitales
de los Estados Unidos y será rechazado por todos los medios necesarios,
incluyendo los militares”; era la denominada doctrina Carter. Las
guerras de Afganistán e Irak formaban parte de ese escenario en el que
se jugaba el control de los recursos energéticos mundiales.
Es
pues un momento internacional muy grave. La postura agresiva de EEUU en
compañía de la UE, su perrito faldero, pretenden, desplegando el escudo
antimisiles y realizando enormes maniobras militares alrededor de los
dos países rivales, contenerlos bajo la amenaza de una guerra total. En
el escenario asiático EEUU exige que China sea expulsada de su
territorio histórico. El afianzamiento del acuerdo mutuo de defensa
entre Japón y EEUU donde el ataque a uno de estos países implica la
ayuda del otro ha sido respondido por Rusia, con la instalación de
nuevas bases militares en las islas Kuriles, y por China, con la
reivindicación de la soberanía sobre las islas Paracelso, foco de la
tensión actual entre China y EEUU.
La gran
burguesía internacional es la que impone o deshace pactos utilizando los
ejércitos para mantener su cada vez más menguante tasa de acumulación.
El recurso a la guerra se hace cada vez más imprescindible y necesario
para mantener los privilegios. La brutalidad, pura y dura, se va a ir
imponiendo en el ámbito internacional. Hasta ahora, como hacíamos notar
en la primera parte de esta reflexión, Occidente y en especial los EEUU
habían optado por mantener un cierto “decoro”; el control de los medios y
de las organizaciones denominadas “civiles” permitía a los grupos de
poder imponer una visión sesgada y acorde con sus intereses al conjunto
de la población. En la actualidad, la careta que permitía el exterminio y
la destrucción de países enteros, está cayendo. Del intento de golpe de
Estado legal en Brasil o en Venezuela, hemos pasado otra vez al método
clásico, al golpe. La política exterior de EEUU ha quedado retratada. Es
tal la parálisis de los organismos internacionales que deberían
defender la paz que cierran la boca cuando EEUU reconoce que interviene
militarmente en Siria y amenaza con abatir a los aviones sirios que
defienden su país o a los bombarderos rusos que tienen autorización de
Damasco. Las instituciones internacionales van camino de convertirse,
aún más, en irrelevantes o sencillamente colapsar y esto abarca desde la
ONU hasta el Comité Olímpico Internacional. La agresividad de la hasta
ahora potencia dominante es cada vez mayor también en una especia de
quiero y no puedo. Las declaraciones del exdirector de la CIA Michael
Morell (colaborador de la candidata demócrata Hylari Clynton) pidiendo
el asesinato de ciudadanos rusos o iraníes, la propuesta del gobierno
alemán de volver a imponer el servicio militar obligatorio, la
agresividad japonesa donde algunos de los ministros del gobierno rinden
honores a los generales japoneses condenados por delitos de Genocidio
tras la segunda guerra mundial, la reunión de los dirigentes europeos a
bordo del portaaviones Garibaldi en una supuesta demostración de poder
militar….., no son sino ejemplos de una situación general que se hace
cada vez sofocante.
Todas las voces apuntan a
Washington como posible impulsor de la asonada militar turca. El golpe
fallido ha precipitado la situación y la peor pesadilla de los asesores
presidenciales en EEUU se ha hecho realidad. Fue Zbigniev Brzeinski,
asesor de múltiples presidentes norteamericanos desde la era Carter y
también, aunque informal, de Obama, quien escribió en el “El Gran
tablero mundial” (1997) que el peor escenario para mantener el
Unipolarismo de EEUU sería una alianza entre Rusia y China. Y a pesar de
ello, no sólo se va a consolidar esta relación, sino que la crisis
siria-turca propicia que un nuevo actor decisivo en Oriente Medio, Irán,
entre en esta alianza. La participación de la Guardia Revolucionario
iraní en el escenario militar desde hace meses y las facilidades
prestadas a la aviación rusa para bombardear a los grupos yhijadistas en
territorio sirio la convierten en un nuevo actor imprescindible aunque
la cesión de la base aérea de Hamadan en territorio persa haya sido
abortada por presión norteamericana. El apoyo futuro a la secesión kurda
será la moneda de cambio utilizada por EEUU para disuadir a Rusia e
Irán de mantener la base aérea en territorio persa. Rusia ha respondido
acelerando las reparaciones en su portaaviones Admiral Kuznetsov que
entrará en la costa siria en los primeros días de septiembre con toda su
flota de apoyo.
El cambio geoestragégico se está
produciendo en dos zonas especialmente sensibles para Occidente. La
primera es Siria que ha alquilado a perpetuidad a Rusia dos bases
militares en el país, una aérea y otra naval. La segunda, el cambio de
actitud turco que señala una mayor colaboración con Rusia especialmente
en el escenario sirio. Erdogan ha dejado de exigir la dimisión de
Al-Assad como condición de la reapertura de las relaciones entre ambos
países. La dibujada alianza entre Rusia y China se ha visto reforzada
con una nueva correlación en Oriente Medio, donde EEUU y la UE, Arabia
Saudita y Qatar pierden posiciones. Hace pocos días, Guan Youfei,
director de la Oficina de Cooperación Militar Internacional de la
Comisión Central Militar de China manifestaba públicamente que el país
asiático ayudaría militarmente a Siria. Rusia y, en especial, China han
de asegurar que fluyan los recursos hacia sus fábricas y los mercados;
su objetivo es hacer realidad las Nuevas Rutas de la Seda. Por su parte
el presidente del Comité de Defensa de la Duma Estatal (Cámara Baja del
Parlamento ruso), Almirante Vladimir Komoedov, señaló que el deseo del
ejército chino de incrementar su ayuda a Siria es el primer paso hacia
la formación de una coalición política y militar de países que no son
miembros de la OTAN.
En este torbellino creativo,
en estas arenas movedizas donde todo es dinámico y carece aún de forma
definida es donde se ve atrapado Erdogan. El apoyo tácito o real de
Occidente al golpe turco ha trastocado el escenario y los marcos del
enfrentamiento internacional. El primer ministro turco pieza clave en la
estrategia estadounidense para el control en Siria e Irak ha cambiado
de aliados. Se evidencia, como decíamos, la transición del Unipolarismo
geoestratégico de EEUU a una visión más poliédrica de las relaciones
internacionales. Todo este cambio ya estaba en marcha antes del golpe,
la asunción de responsabilidades por el derribo del SU-24 por parte de
Erdogan así lo indica. En este sentido, la aparición de China y Rusia
revela la profundidad del cambio geopolítico.
Para
Occidente, y conforme pasen las semanas, Erdogan va a convertirse en el
nuevo Sadam Hussein. Nadie recordará que Turquía ha sido durante
décadas el gendarme regional de la OTAN y el máximo valedor del
terrorismo islámico, conjuntamente con Araba saudita y EEUU.
Evidentemente es un personaje nada recomendable en política nacional o
internacional, pero ha sentido el aliento del averno en su espalda (los
golpistas deseaban su muerte) y eso es un argumento de fondo para
inclinarse como un péndulo hacia el lado ruso.
Erdogan
no ignora que desde la base de la OTAN de Incirlik, salieron los
aviones que pudieron asesinarlo. La salvación de Erdogan gracias a la
inteligencia ruso-iraní tiene un nombre: el gaseoducto Turk Stream que
Putin pretende construir para llevar gas a Europa sin pasar por Ucrania y
que además acabaría torpedeando la relación de EEUU con Bruselas.
Europa se abastecería en gran parte de la energía proveniente de zonas
aliadas o controladas por Rusia.
El espejo donde
se mira la Turquía actual no es sino el producto de la crisis sistémica
del capitalismo que determina la caída y el acceso de uno u otros
Imperios. La lucha por no perder la hegemonía agudiza el enfrentamiento
entre unas potencias y otras. Rusia, los turcos, los chinos y los
iraníes pueden salvar la distancia que hay entre ellos en el conflicto
sirio, pero eso no significa su fin. Ellos son poderosos, pero no son
los únicos actores en este tablero.
Eduardo Luque.
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