lunes, 21 de noviembre de 2016

La Royal Navy se enfrenta a un buque español en aguas cercanas a Gibraltar

La Royal Navy se enfrenta a un buque español en aguas cercanas a Gibraltar

La Armada llegó a disparar bengalas para disuadir a los investigadores españoles


Imagen de archivo de un submarino británico en el Estrecho. AFP | ATLAS
Las aguas cercanas a Gibraltar se han convertido en escenario de un nuevo conflicto entre buques españoles y de la Royal Navy. Una lancha neumática de la Armada británica intentó el pasado fin de semana impedir que investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) desplegaran una sonda en aguas de la bahía de Algeciras.

Los científicos se encontraban a bordo del barco Ángeles Alvariño en una zona por la que litigan el Reino Unido y España, según ha adelantado Europa Sur. La tensión comenzó el pasado viernes, cuando la Royal Navy advirtió por radio al buque. La disputa fue a mayores una vez que, según la agencia británica Press Association (PA), el HMS Sabre de la Armada llegó a disparar bengalas de advertencia hacia la embarcación científica española.
El IEO ha confirmado el incidente, pero le han restado importancia al asegurar que este tipo de encontronazos "son habituales" en esta zona. "Desde hace años suelen ser comunes este tipo de conflictos. Las patrulleras suelen acercarse a nuestros buques para avisarnos de que estamos invadiendo sus aguas. Nosotros les informamos de que estamos realizando una investigación científica", han explicado fuentes del instituto. En esta ocasión, ha ocurrido lo mismo. Desde la Royal Navy llegaron a disparar "bengalas al aire", como explica el IEO, pese a que "los investigadores no han mostrado ningún tipo de actitud conflictiva".
El Ángeles Alvariño se encontraba en esa estación en el transcurso de una campaña oceanográfica "para estudiar la morfología y dinámica sedimentaria del Cañón de Algeciras y poder valorar así los riesgos geológicos asociados a esta estructura", según ha puntualizado el instituto. La denominada campaña RIGEL_1116 arrancó el pasado viernes y terminará el 25 de noviembre. En ella, participan investigadores de los centros oceanográficos del IEO de Cádiz, Málaga y Madrid, así como del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), de la Universidad de Salamanca, el CSIC y la Universidad de Málaga.
Su presencia en ese punto de litigio se debe, según la institución, a la necesidad de tomar unas muestras con unos parámetros concretos "que solo se pueden realizar en ese punto". Por ello, el IEO ha precisado que intentaron tomar las muestras "con la mayor rapidez". De hecho, en estos momentos, el buque se encuentra navegando, custodiado por la Royal Navy, hacia una nueva estación en aguas que no son objeto de litigio.
Fue el investigador Víctor Díaz del Río el que informó ayer del desencuentro en su cuenta de Twitter. "La Royal Navy, la policía colonial de Gibraltar, acosan al Ángeles Alvariño del IEO en aguas de España", denunció el investigador en un primer tuit. En sucesivos mensajes, acompañó su protesta con fotografías y vídeos en los que se apreciaba cómo una lancha de la armada inglesa hostigaba a un buque científico. Sin embargo, desde el IEO han precisado a EL PAÍS que Díaz del Río no está embarcado en esta campaña, ya que está jubilado. "Las imágenes se corresponden con otra campaña que él dirigió y en la que también se produjo un conflicto con la Royal Navy", han puntualizado.
Reacciones encontradas
Pese a que el Instituto de Oceanografía se ha esforzado por restar importancia a un desencuentro que es habitual en ese punto, el incidente ha generado diversas reacciones. El propio ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, declaró ayer al medio gibraltareño Gibraltar Chronicle que había estado en contacto todo el fin de semana con el comandante de las fuerzas británicas en el Peñón, Mike Walliker, debido a la presencia del Ángeles Alvariño en unas aguas que considera de soberanía británica.
"Felicito a la Royal Navy por el trabajo que ha llevado a cabo hasta ahora en circunstancias muy difíciles a la luz de la indiferencia imprudente para la seguridad mostrada por las embarcaciones oficiales españolas implicadas", reconoció Picardo. El propio Ministerio de Defensa británico ha considerado que la presencia del Angeles Albariño en unas aguas que Londres reivindica como propias constituye una "incursión ilegal en las aguas territoriales británicas de Gibraltar" y ha anunciado la presentación de una protesta formal ante el Gobierno español.
El incidente ha generado en España justo la reacción adversa y el Gobierno ya ha anunciado que protestará de manera formal ante Reino Unido por la "interferencia" de la embarcación de la Royal Navy en los trabajos de la investigación científica. Aunque el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación aún no ha concretado cómo formulará la protesta. Podrá optar por realizar una nota verbal —el escrito oficial más común entre Embajadas— o bien convocar al embajador británico en Madrid.
El alcalde de Algeciras y presidente de la Comisión de Exteriores del Senado, José Ignacio Landaluce (PP), ha lamentado "el conflicto generado". Para Landaluce supone "una traba más en el pretendido entendimiento y búsqueda consensuada de soluciones entre ambos lados de la Verja". El alcalde algecireño ha denunciado que, "una vez más, vuelve la agresividad a las aguas que circundan Gibraltar y, como siempre, vuelve por la reacción de las fuerzas de seguridad británicas hacia civiles españoles, en este caso científicos, que solo realizan su trabajo dentro de una investigación y sin suponer en ningún caso una amenaza para la Roca".
No es la primera vez que ambos Estados se enzarzan a cuentas de las aguas que rodean al Peñón por supuestas intromisiones de buques de ambas nacionalidades. El Estado español determina que las aguas donde ha ocurrido este nuevo incidente son españolas debido a que, en el Tratado de Utrecht de 1713, cedió a la Corona británica la ciudad y el castillo de Gibraltar (junto a su puerto, defensa y fortaleza). No ocurre lo mismo con el istmo que une al Peñón con la Península ni las aguas circundantes. Por ello, España solo reconoce a Reino Unido soberanía sobre las aguas del interior del puerto. Desde hace años, Londres viene reclamando hasta tres millas náuticas en virtud de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (posterior a Utrecht) y que atribuye a cualquier territorio las aguas adyacentes.
En medio de este desencuentro, buques de las fuerzas de seguridad de ambos países, pesqueros o investigadores se han visto implicados en distintos conflictos. El propio IEO explica que ya está acostumbrado a esta inconveniencia y que, en esta ocasión, "no ha sido peor que en anteriores". Pese a eso, reconocen el temor de que, en futuros incidentes, la gravedad "pueda ser mayor".

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