martes, 6 de diciembre de 2016

Diletantes y vulnerables

Diletantes y vulnerables


Me gusta recordar y repetirme, y repetir para los demás, que el placer de autodenominarme anarquista se me quitó cuando comencé a conocer anarquistas de verdad. Gente que no sólo discursea en contra del sistema sino que su vida cotidiana, sus procesos vitales, consisten en permanecer al margen del sistema. Cuando esta gente hace incursiones en el sistema su objetivo es atacarlo, organizar grupos y personas para que ensayen formas de vulnerarlo, no para hacerle concesiones. Gente que no tiene empleo formal y por lo tanto no tiene dinero, pero tiene trabajo: siembra, cría animales, repara o amplía la casa, recupera la historia social de su entorno, forma muchachos para que sean capaces de hacer lo mismo. Gente que no trabaja para vivir sino que su vida consiste en trabajar.
En las afueras de Calderas cobra forma un conuco escuela (Konuko Escuela Sueño Azul) a cuyos promotores ni les afectó (porque no lo padecieron y por tanto no lo comprenden con exactitud) lo que ocurrió en los centros poblados de Venezuela el viernes 2 de diciembre, fecha del ataque cibernético que originó el conocido rollo: imposibilidad (elevada dificultad, realmente) de ingresar al circuito compra-venta por los canales a los que nos acostumbraron. Favor repetirse esta última idea a lo largo de los días como un estribillo: los canales a los que nos acostumbraron. Cheo Goyo, Alejandra y Chenoa decidieron no amoldarse ni dejarse obsesionar por esos canales y formas de "vivir" (vender fuerza de trabajo-comprar mercancías), y por lo tanto su forma de militancia-diletancia es inmune a cualquier ataque de Soros, Citibank, Credicard y Netflix. Fácil: al que está al margen del alcance de las balas no lo alcanzan las balas.
El Konuko Escuela Sueño Azul ya tiene una página en Facebook: ya metió medio cuerpo en uno de los territorios de la guerra actual. Así que la continuación de la historia habrá que escribirla después.

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Estar dentro del sistema ya nos hace vulnerables. Nuestro grado de vulnerabilidad dependerá de los niveles de entrega, pasión, obsesión o dependencia que desarrollemos respecto a temas, mercancías y situaciones que sólo se consiguen haciéndole concesiones al sistema. El que se hizo adicto a los teléfonos "inteligentes", el azúcar, la ropa de marca, el carro, las redes sociales, las drogas legales o ilegales, los juegos de azar, las series gringas o los viajes al exterior, sufrirá horrores cuando se le haga imposible saciar sus ganas y su vicio. Entonces el adicto deberá decidir si abandona su adicción o si es capaz de prostituirse, robar o matar para mantenerse dentro de ella.
Venezuela/2 de diciembre ha sido un experimento cuyos efectos ya están siendo analizados en los laboratorios de la guerra sicológica
El mecanismo y el síndrome que origina ha sido ampliamente analizado en los últimos años, los de la paulatina desaparición de especies útiles o suntuarias. Es famoso el video en el que varias docenas de personas se atropellan y manotean cuando alguien comienza a arrojar hacia la multitud potes de margarina (ah, pero eso sí: Mavesa). Ese registro es un documento fundamental para entender el proceso estándar de la alienación: te acostumbro a consumir mierda, y cuando te quito la mierda me desboco detrás de ella, esté donde esté y al precio que esté.
Sabotee usted por unas horas la red de cajeros electrónicos y puntos de venta en cualquier lugar del mundo, donde la ciudadanía se haya acostumbrado a depender para casi todo de ese tipo de transacciones, y verá un país en estado de angustia y conmoción. Venezuela/2 de diciembre ha sido un experimento cuyos efectos ya están siendo analizados en los laboratorios de la guerra sicológica. Someto al pueblo a esta inmensa presión, a esa súbita sensación de orfandad, y culpo de ello a su gobierno. Y luego me siento a ver cómo incluso muchos de aquellos que se llaman a sí mismos "militantes" entran en pánico y comienzan a disparar contra sus camaradas. ¿Así que ponerles difícil el acceso al dinero es capaz de quebrantar el sentido de organización y de apego al proyecto, y la autoestima de los encargados de construirlo? Baia baia...
Es incorrecto e injusto conjeturar que esa enfermedad sólo nos afecta a los venezolanos; la humanidad embelesada con los avances de la revolución cibernética es sumamente vulnerable, pues su estabilidad depende de una estructura física y de procesos no sostenibles ni sustentables por mucho tiempo. Internet es un supra país que algún día colapsará, como colapsa todo lo artificialmente producido, y no se me ocurre una visión más ilustrativa del caos y la angustia que vendrá cuando ese colapso ocurra, que la trama de aquel relato de Cortázar: "La autopista del sur". Primero el caos, luego el enamoramiento, el acostumbrarse a una situación y a un embeleso con aspecto de permanencia y eternidad. Todo o casi todo lo resuelvo por internet y por la plataforma tecnológica que hacen posibles la comunicación, transacciones, relaciones a distancia. Me hago adicto al ingreso regular a este ámbito donde me siento tan cómodo. De pronto, el cataclismo físico o financiero que hace imposible el sostenimiento de la red y sus adminículos, y ahí estamos, perdidos y disueltos en el proceso de disolución de un sistema que parecía tan sólido y tan eterno.

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El capitalismo tiene vocación universal y todos los países del mundo están hundidos hasta las cejas en sus dinámicas y normas. ¿Cuba? Vaya a La Habana Vieja y disfrute del centro comercial más grande de América Latina, pague en dólares o euros y después cáigase a piña con el análisis: "Incluso las revoluciones se financian con divisa imperial".

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Nadie derrota al enemigo si depende del enemigo para subsistir. Pero de esta dependencia generalizada debe salir el germen que la aniquilará (no hay dónde más buscarlo o generarlo).

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Producir alimentos, vivienda, vestido, métodos de formación de conciencia, entretenimiento, no es una propuesta para seres aislados o ermitaños, sino para países y sociedades con intenciones de comenzar a quebrar la dependencia.

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Cuando aceptamos las reglas de juego y los escenarios para jugar ya somos vulnerables. Que la diletancia no nos lleve al aislamiento sino a la comprobación de que sí se puede vivir de otra forma, mientras organizamos la resistencia y la destrucción de las costumbres impuestas.

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