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PCV: ¡Nacionalizar la banca y reorganizar los créditos!

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Tribuna Popular.- Desde el fin de la crisis bancaria de 2009, las ganancias brutas de los bancos han aumentado sin interrupción, y según las cifras de la Superintendencia de Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), en el primer semestre de este año totalizaron unos 502 millardos de bolívares, un crecimiento de más de 20.400% contra el mismo semestre de 2010, el primero tras la crisis. Semejante velocidad de crecimiento es muchísimo mayor que la del conjunto de la economía nacional.
Esas ganancias corresponden principalmente a la banca de capital privado. Es cierto que en 2009, en medio de la crisis, el Estado liquidó y absorbió siete bancos privados (luego reagrupados en el Banco Bicentenario) y nacionalizó por compra accionaria el Banco de Venezuela, con lo que la participación estatal en el sector bancario aumentó significativamente, de un 2% en 2008 a más de 38% en 2015.
Pese a ello, los intereses privados siguen siendo ampliamente mayoritarios en el sector y, salvo por 2015, se han mantenido año tras año por encima de 65% del total. Más aun, en los dos últimos años parece estar en desarrollo una tendencia hacia la recuperación del porcentaje del negocio bancario en manos privadas: a mediados de 2017, los capitales privados ya han recuperado el control de un 68% del sector.
¿Créditos para el desarrollo…?
Pero, además, estas empresas no contribuyen efectivamente a estimular el desarrollo del aparato productivo nacional. Si la banca se dedicara principalmente al otorgamiento de créditos a los sectores manufacturero y agrícola, ello redundaría en un impulso a las fuerzas productivas y una contribución efectiva al crecimiento de la economía real del país.
Las prioridades del capital bancario no son esas. El gráfico muestra la composición porcentual de la cartera de créditos del sistema bancario de 2010 a 2017. Hoy, el financiamiento del comercio representa casi 54% del total de los créditos otorgados, porcentaje que ha aumentado desde un 34%, y otro 19% corresponde al financiamiento del consumo (incluyendo 16% a tarjetas de crédito); mientras que apenas un 7% corresponde al sector manufacturero y otro 13% al sector agrícola, porciones que han descendido respectivamente desde casi 10% y 17%. Y esto es a pesar de las normas y regulaciones que obligan a los bancos a satisfacer ciertos niveles mínimos de financiamiento a las microempresas, el turismo, la agricultura y la manufactura.
¿Qué economía se promueve cuando se otorga al comercio cuatro veces más financiamiento que a la agricultura? ¿a qué intereses se sirve cuando se entrega al uso de tarjetas de crédito más del doble de financiamiento que a la manufactura? Mientras la banca tenga margen para disponer a su criterio el destino de los créditos –aunque cumpla con las cuotas obligatorias de financiamiento a la agricultura o la manufactura–, continuará favoreciendo los sectores que le producen más ganancias en el corto y mediano plazo, o sea, al comercio y el consumo.
La solución del problema es la nacionalización de la banca, como ha propuesto desde hace décadas el PCV y como repite su nueva Línea Política: «nacionalizar de inmediato la banca y todo el sistema financiero, cuya lógica especulativa es contraria al interés nacional y popular». Tras la nacionalización, se podrá abordar una reorganización integral del sistema de créditos, bajo control pleno del Estado y de conformidad con un plan estratégico que privilegie el financiamiento del desarrollo nacional por sobre cualquier otra consideración.
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