sábado, 4 de noviembre de 2017

Vergüenza” de un veterano republicano

Vergüenza” de un veterano republicano

“Yo estuve allí la tarde en que Tarradellas llegó a la Generalitat. Este señor [Puigdemont] la ha profanado con su actitud”, responde el editor y escritor Ramón Serrano Balasch.

“Vergüenza” de un veterano republicano

La noticia de que Puigdemont y cinco de sus consellers se encuentran en Bruselas todo indica que con la intención de pedir asilo corre ya cuando recibo un mensaje que me sorprende.
“¡Qué desastre! Estoy muy cabreado por esa cobarde decisión de Puigdemont y cinco o seis consellers de esconderse en Bélgica para pedir asilo político como si fueran un último reducto de los que, con riesgo de ser fusilados, se marcharon cuando la Guerra Civil”. Quien me escribe es el veterano editor y escritor Ramón Serrano Balasch (Barcelona, 1933), hombre de izquierdas moderado, culto, novelista, poeta y radical republicano, autor de libros como 89 republicanos y el rey o Encuentros republicanos. “Me lo temía, pero no lo esperaba”, añade. “Es el único momento de toda esta desgraciada historia que me ha sobrepasado. ¿Y los dos millones que, de buena fe, los siguieron y los votaron? ¿Y los funcionarios?”.
Le pregunto cómo se encuentra, hace tiempo que no nos vemos. Junto al también escritor y editor Rafael Borrás (Barcelona, 1935) me introdujo en los círculos de los irreductibles republicanos catalanes, hombres y mujeres cultivados que con palabras y en interminables charlas alternaban citas, poemas y chanzas. Ellos vivieron la Guerra, la dictadura franquista, la Transición y estos cuarenta años de democracia, y lucharon con libros y palabras, enconadamente, contra Franco y sus gentes, primero, y después contra los borbones. Sin descanso, contra los borbones. Serrano, además, recibió en 1999 el Premio a la Lealtad Republicana entregados por la Asociación Manuel Azaña, y un par de años después fundó junto a Julio Anguita y un nutrido grupo de opositores a la monarquía el Foro para la III República.
“Yo estuve allí la tarde en la que Tarradellas llegó a la Generalitat. Este señor [Puigdemont] la ha profanado con su actitud”, me responde. “Es una vergüenza”.
A veces, cuando el ruido que nos aturde y la rapidez de los acontecimientos me despistan, acudo a mis viejos amigos incorruptibles. Hasta este momento no lo había necesitado. Esta vez, mi querido Ramón Serrano se me ha adelantado. Y sí, lo necesitaba.

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