domingo, 12 de agosto de 2018

¿Los nuevos modelos de capitalismo virtual son el progreso y la modernidad?


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¿Los nuevos modelos de capitalismo virtual son el progreso y la modernidad?

 


¿Los nuevos modelos de capitalismo virtual son el progreso y la modernidad?


Carlos Martínez
Cuando tras el triunfo de la contra-revolución conservadora (Thatcher-Reagan) se inicia el periodo neoliberal se apunta la llamada globalización y las nuevas tecnologías facilitan ese tránsito. El capitalismo inicia el nuevo periodo de la finanaciarización y el fin del capitalismo fordista, adobado todo ello con la deslocalización industrial de Occidente, Asia oriental fábrica de mundo y desregulación de las finanzas y los movimientos de capital. Las izquierdas, todas ellas en sus diferentes variantes y sindicatos, no ven de inicio los terribles efectos que para la humanidad y para las mismas fuerzas transformadoras o reformistas va a tener este proceso. Debe ser Ramonet, Georg y otras y otros los que a través de los Foros Sociales Mundiales y ATTAC, comienzan a denunciar los efectos devastadores. Ellos y el movimiento ecologista no controlado por el sistema. Pero todavía sufrimos esa fase neoliberal y propuestas tan simples y sencillas como la Tasa Tobin todavía no hemos logrado implementarlas. Por cierto Marx ya había predicho esta fase del capitalismo financiero y su crisis, pero no se había visto por los aparatos de las izquierdas, por eso la socialdemocracia sucumbe a la globalización y el comunismo pasa a ser residual o se hace capitalista nacional en China y Vietnam.
La revolución neoliberal logra sus objetivos culturales y de pensamiento de masas. Alcanzada esta fase, lo que vemos ahora es que conseguido el libre tránsito de capitales e impuesto el mito del libre comercio, falacia pura más que demostrada y si no, no veríamos las migraciones del hambre a Lampedusa o Algeciras. Ahora le toca el turno a escribir sobre la más profunda desregulación laboral que hemos vivido desde los inicios del movimiento obrero.
Las empresas multinacionales virtuales de hoy, no son sino una sede física en cualquier lugar del mundo, sede preferentemente ubicada en un territorio con una legislación fiscal muy favorable y/o paraíso fiscal y tienen reducidas plantillas directivas muy bien pagadas, en relación al capital que movilizan y que desde el internet compiten con las formulas tradicionales de producción capitalista o prestación de servicios. Pero el objetivo ya conseguido anteriormente de desregulación laboral recibe un nuevo giro de tuerca con la simple aniquilación de las relaciones laborales que conlleva el capitalismo virtual. Los estados, deben pasar a ser para estos nuevos profetas de la libre competencia, lo que el liberalismo decimonónico instituyó ya a inicios del XIX, meros gendarmes de las poblaciones para que el capitalismo pueda amasar fortunas y poder, pero con policías y ejércitos estatales que lo garanticen. Nada más. Ningún sistema de protección social que no sea de caridad y religioso o voluntario. Como en el último tercio del siglo XIX es decir, poca novedad.
A pesar de esa situación tan opresora, surge el movimiento obrero y socialista en el siglo XIX y como respuesta al viejo liberalismo se logran importantes avances, pero tras ganar batallas, lograr la derrota del fascismo e implementar los primeros estados del bienestar, el capitalismo en la década de los ochenta del siglo pasado inicia su recuperación total mediante la ideología neoliberal. Para ello hay que regresar a menos estado, liquidar los escasos estados del bienestar del mundo y sobre todo conseguir la desregulación laboral, buscando fórmulas para hacerlo e incluso inventos que parezcan progresistas al objeto de imponer la cultura de la modernidad post-capitalista como la política espectáculo, la economía colaborativa (muy peligroso este invento, aunque pueda tener como todo algunos segmentos positivos) o el voluntariado usurpando servicios públicos revistiéndolo de humanismo.
Las máquinas y los avances son buenos, la red es positiva, pero claro, la red depende de cómo y para que se utilice y sobre todo el quien la controle. Desde luego la ciudadanía no controla la red. Es más, nos controlan desde la red. Lo cual no quiere decir que yo llame a romper los ordenadores. La conquista del capitalismo virtual es crear una generación autista al resto de sus hermanos de raza humana. Para ello hay que acabar con antiguallas, la existencia de la clase trabajadora lo es y lo de las clases antagónicas se niega. Se rompe la cadena solidaria y surge cada vez con más fuerza una sociedad egoísta en la que curiosamente las personas jóvenes que son sus principales víctimas, se nos presentan como los más entusiastas.
Todo esto necesita de una nueva legislación y que esta legislación sustituya a la protectora de los estados, que por cierto ha sido legislada y/o conquistada por los pueblos y las clases populares de esos mismos estados al objeto de proteger aunque sea mínimamente sus poblaciones. Pues bien, eso les sobra a los nuevos gestores capitalistas y ya sea mediante estructuras internacionales como la Unión Europea o los Tratados Internacionales de Libre Comercio se imponen siempre las reglas que más favorezcan los intereses de las multinacionales y las oligarquías locales. Es decir no se trata de liberar e igualar las regulaciones estatales.En el caso de la legislación laboral siempre se trata de imponer la más favorable a los intereses de las grandes corporaciones y sus satélites menores. Ejemplo: no es que Marruecos o Tailandia se igualen en derechos laborales a la “atrasada” Francia según los capitalistas colaborativos y neoliberales, sino que Francia se parezca en derechos a los citados reinos. El TTIP o el TISA o el TLC de los EE.UU con América Latina tienen todos ellos clausulas laborales tremendamente regresivas. La UE también impone una desregulación muy reaccionaria, pues también en este caso y a diferencia de cuando ingresó España, no se trata de que Rumanía tenga los derechos de los alemanes, sino de que estos se desdibujen a semejanza de los muy reducidos de Bulgaria o Polonia impuestas a Alemania, claro, por los propios capitalistas alemanes aprovechando que el Danubio pasa por Hungría. Así tenemos que tras la directiva de servicios de mercado interior europea, los contratos de empresas radicadas en países sin derechos o menos derechos, pueden ser aplicados en otros países de la UE, por ejemplo los tristemente famosos contratos irlandeses o polacos.
Pero estamos ante una nueva fase de la liquidación de los derechos sociales y laborales,  la “uberización”. El tema es sencillo, gracias a las nuevas tecnologías se multiplican sitios web y aplicaciones en las que se puede obtener a demanda un producto o un servicio y diversos voluntarios y voluntarias o “colaboradores” sin relación laboral más allá de un contrato muy laxo, reparten, conducen y cobran al objeto de que el pago por el servicio que el “colaborador” pueda establecer con el consumidor sea un pago de parte, pero nunca una nómina laboral de la empresa multinacional que realmente mueve los hilos.Es decir controlado por la empresa propietaria de la simple aplicación y que es la empresa en sí misma. Desparece la figura del repartidor asalariado, se daña al pequeño comercio o las empresas familiares; se reducen las plantillas de asalariados cuando no desaparecen y nadie es responsable de nada, ni contribuye o lo hace de forma mínima. Si desaparecen los taxistas, las empleadas de comercio, se reducen plantillas de conductores o de empresas familiares de paquetería… qué le vamos a hacer. Además aunque el pequeño comercio, el taxi o los bares… se modernicen e informaticen no pueden jamás competir con poderosas multinacionales que siempre podrán ofertar lo suyo más barato y rápido gracias a sus app y a un ejército de “colaboradores” que empujados por  el desempleo y la pobreza están dispuestos por necesidad a hacer cualquier cosa y poner su bicicleta o su BMW a disposición de la empresa que no es sino una marca, una aplicación. El resultado es el falso autónomo o la plantilla que realidad lo es de una ETT. Vamos lo que cuando yo inicié mi vida laboral llamábamos los pistoleros. Esta es una de las principales facetas de la llamada uberización de la economía, que toma su nombre de la empresa UBER y sus prácticas laborales y fiscales.
Afortunadamente el taxi ha plantado cara. Las Kellys se están organizando como esclavas de las ETT y denunciado su doble explotación. AMAZON ha ido a la huelga y ha creado un ilusionante precedente y los contratos irlandeses han sido denunciados en Ryanair y sus huelgas.
Es decir un nuevo movimiento obrero surge y hemos de agradecer sus luchas pues nos benefician. Por tanto apoyarlas.
La respuesta de los taxistas es una gran noticia y si triunfan sobre la uberización de la economía será mejor para el futuro de nuestras pensiones, sanidad y educación pública. Sencillamente.
El problema cultural e incluso mental y que por tanto debemos denunciar y combatir es que para conseguir una economía más moderna y de futuro para los neoliberales, los capitalistas, los pilla-bichos de la nueva economía, esto solo tenga una traducción real: menos plantillas de trabajadoras y trabajadores, ningún derecho sindical, sueldos de miseria, derechos nulos, precariedad esclava y poner la herramienta propia para que el patrón se haga multimillonario a costa de nuestras vidas y nuestra dignidad, con y ganancias ilimitadas para las empresas que encima son premiadas con no pagar impuestos o hacerlo de forma irrisoria ¿Entonces quien financiará nuestros hospitales o que pensiones tendrán nuestros hijos?
Mejor nos organizamos y ya contra el peligro que ya está sobre nosotras y nosotros: la uberización y si alguien la defiende ya sabéis que quiere y quien le paga.
Politólogo. Plataforma Socialista pro PSlF
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