martes, 23 de octubre de 2018

Gobierno de Ortega “está matando con armas de guerra a un pueblo desarmado”: nicaragüenses en Colima


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Gobierno de Ortega “está matando con armas de guerra a un pueblo desarmado”: nicaragüenses en Colima

 

 


COLIMA, Col. (apro).- Integrantes de la Caravana Internacional de Solidaridad con Nicaragua acusaron al gobierno de Daniel Ortega de actos de represión contra ciudadanos en el marco de las protestas contra el régimen, lo que en los últimos seis meses ha dejado entre 350 y 500 civiles asesinados, así como más de un millar de heridos, detenidos ilegalmente o desaparecidos, y una cantidad indeterminada de exiliados.
La problemática actual del país centroamericano fue expuesta este día ante estudiantes y profesores de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad de Colima, por parte de Fátima Villalta, integrante de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia; Henry Ruiz, miembro del Consejo Nacional en Defensa de Nuestra Tierra, Lago y Soberanía; y Evelyn Flores, fotoperiodista nicaragüense que ha documentado gráficamente el conflicto desde su inicio hasta la fecha.
Con su visita a Colima, el grupo concluyó un recorrido de poco más de tres semanas por casi una decena de ciudades mexicanas, incluidas la Ciudad de México y Guadalajara, para dar a conocer de viva voz lo que ocurre en su país.
Fátima Villalta, estudiante universitaria, quien tuvo que salir exiliada de Nicaragua ante el riesgo de ser detenida, recordó que el movimiento se inició en abril pasado con protestas por la quema de la reserva natural Indio Maíz, “provocada con el propósito de desplazar comunidades indígenas y extraer maderas preciosas de esa zona”.
Posteriormente se produjo un movimiento de inconformidad contra las reformas a las leyes de seguridad social, que restaron derechos de prestaciones, pensiones y jubilaciones de los trabajadores.
De acuerdo con Villalta, a raíz de que estas movilizaciones fueron reprimidas por los cuerpos policiacos, crecieron las protestas y empezó la lista de muertos, la mayoría de ellos jóvenes que en algunos casos ni siquiera eran atendidos en el sistema público de salud.
Entonces empezó la toma de universidades para exigir al alto a la represión y el atrincheramiento de habitantes de colonias aledañas a los centros educativos para tratar de evitar el paso de la policía.
Asimismo, denunció que Daniel Ortega se enquistó junto con su familia en el poder desde 2007, tras reelegirse y colocar a su esposa como vicepresidenta y a sus hijos como asesores presidenciales, a la vez que poseen canales de televisión.
Henry Ruiz, por su parte, manifestó que como consecuencia de su “ambición desmedida”, Ortega se ha convertido en la misma figura de Anastasio Somoza, dictador que él combatió en 1979.
Aclaró que el actual movimiento no tiene que ver con fuerzas de derecha ni de izquierda, sino que su motivación es la defensa de los derechos de la población, e indicó que el objetivo de la caravana es desmentir “la retórica” que maneja el gobierno de Daniel Ortega en los medios de comunicación, pues “está masacrando a su pueblo y está persiguiendo y encarcelando a esa juventud que es el futuro de Nicaragua y hoy está levantándose clamando libertad y justicia”.
Desde hace más de cinco años, dijo, se aprobó la ley para la construcción de un gran canal, que implicaba vender la soberanía de Nicaragua, destruir el medio ambiente y desplazar a miles de campesinos de sus comunidades para expropiar con sus tierras, pero la gente se organizó para impedir ese proyecto.
“Aprovechamos todas las herramientas que nos permite la Constitución para manifestarnos pacíficamente en nuestro país y fuimos agredidos con toda la maquinaria que un Estado puede tener, como son las armas”.
Ruiz denunció que el gobierno “está matando con armas de guerra a un pueblo desarmado, está disparando a matar, está quemando viviendas y por eso es que el pueblo ha levantado barricadas en protección de la vida”.
En su oportunidad, Evelyn Flores narró que en abril pasado viajó a la reserva Indio Maíz para registrar, en su calidad de fotoperiodista, imágenes del incendio, pero fue detenida por elementos de la policía, quienes la despojaron de su equipo de trabajo y su documentación de identidad, y la mantuvieron incomunicada en la Jefatura de Policía más de 20 horas. Fue liberada después de que su esposo, mexicano, se movilizó desde este país ante la embajada de Nicaragua.
“Pudieron haberme desaparecido y nadie se hubiera enterado de lo que pasó. Cuando estuve presa, borraron mis fotos, anotaron contactos de mi teléfono, me visitó personal de Inteligencia y me hicieron una serie de preguntas por supuesta intervención, porque yo vivía en México. Cuando recuperé mi libertad regresé a Managua, muerta de miedo. Fui muy ingenua al dar esos pasos, pero simplemente estaba creyendo que estaba en un país donde había respeto por las libertades”.
Aunque ella ha residido en México por 30 años, donde formó su familia, a principios de este año regresó a Nicaragua. Ahí presenció el inicio de las movilizaciones, a las que ha dado seguimiento con su cámara fotográfica. Tres días después de ese incidente se dio la primera manifestación que fue reprimida policialmente, en la que varios periodistas fueron agredidos. Yen los días posteriores empezaron a ocurrir los asesinatos de manifestantes.
Ante los estudiantes de la Universidad de Colima, expuso: “Me duelen todos esos presos políticos que están ahí, me duelen todos y cada uno de los muchachos que han muerto, los que he visto morir con mis ojos, me duele no se imaginan cuánto”.
Mencionó el caso de muchos jóvenes estudiantes detenidos por participar en las protestas, acusados de terrorismo, delito para el que se aplica una pena de 40 años de prisión en Nicaragua.
Evelyn refirió que a lo largo de su carrera periodística ha sido crítica y siempre ha procurado mantener un equilibrio en su trabajo frente a los conflictos, siempre ha tratado de fotografiar las dos caras de la moneda. “Muy pocas veces he estado tan inclinada en mi balanza, pero esto es un asunto de humanidad, no es justo que nadie dé la orden de asesinar a 500 personas”.
En alusión al presidente Daniel Ortega, comentó: “Es muy difícil pensar que de la noche a la mañana un revolucionario se convierta en un tirano y en un dictador”, pero a la semana del inicio del conflicto, cuando ya iban 60 jóvenes muertos, “se le exigió que parara la policía de asesinar, pues ya no estaban usando balas de goma ni gas lacrimógeno, a mí me tocó estar ahí, no me lo cuenta nadie”.
Durante el espacio de preguntas, la psicóloga Yanalum Cerda Guzmán, una de las trabajadoras despedidas de la Universidad de Colima hace casi cuatro años por haber participado en el movimiento por la transparencia del fondo de pensiones, expresó su solidaridad a los miembros de la caravana.
Al final se generó un debate entre los ponentes y algunos profesores que cuestionaron la veracidad de la información ofrecida por los primeros, argumentando que el movimiento contra la administración de Daniel Ortega tiene vínculos con Estados Unidos y con organismos internacionales interesados en afectar el gobierno nicaragüense.
A pesar de que las posturas de ambas partes fueron divergentes, se trató de un intercambio de puntos de vista respetuoso, bajo la conducción del moderador del evento, el profesor Sergio Venancio Osegueda.

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