viernes, 7 de diciembre de 2012

Se quemó


Se quemó



diciembre 7, 2012  1:30 am
El senador Salvador Vega Casillas, aunque tiene fuero, debe sentirse preocupado. No por algo en carne propia, sino en carne próxima, pues su esposa Gladys López Blanco está en la mira del gobierno federal. Dicen los que saben que la acusación contra la ex subprocuradora de Verificación de la Profeco por un fraude millonario en gasolineras, que se sepultó cuando su esposo era secretario de la Función Pública de Felipe Calderón, se ha reabierto. No aclaran si será en este mes o en enero cuando se retomen las pesquisas de este caso que, por lo influyente de los personajes involucrados, no caminó toda la ruta que, dicen, debió haber seguido.

Una señal muy poco vista en el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto tiene que ver con la inclusión política. Comenzó sutilmente al utilizar una corbata plateada –y no roja, como en la campaña- en la toma de posesión. Siguió de manera más clara con la instrucción de sus secretarios de Estado de subrayarlo en el discurso, cosa que ya hicieron Rosario Robles y el procurador general Jesús Murillo Karam, cuando casi idénticos dijeron que trabajarán “sin distinción de colores”. Ahora, la praxis, con la inclusión de funcionarios de otros partidos a su administración. Ya llegaron los panistas Ricardo García Cervantes a la PGR y Lía Limón a Gobernación. Vendrán perredistas a Sedesol y, quizás, unas cuantas sorpresas más.

Comenzaron, como no había habido denuncias serias desde hace un buen de años, los señalamientos de que la policía del Distrito Federal utilizó métodos de tortura contra manifestantes que generaron una ola de violencia en las protestas del sábado pasado, y que la Policía Federal empleó balas de goma que, dice el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no tienen. Total, el embrollo es un tema de enorme atención en el extranjero, donde el tufillo es que ahora que regresó el PRI, regresaron sus viejas prácticas. Irónicamente, el responsable de ambas imputaciones sería la misma persona, quien firmó el plan de acción contra los manifestantes –con todo y armas e implementos- por parte de la policía local, y quien ordenó las acciones desplegadas por los federales. Ni más ni menos que Manuel Mondragón y Kalb, ex secretario de Seguridad en la capital, y hoy subsecretario de seguridad federal, quien en su gran estreno, se quemó.

Lucía ¿quién? Esa es la pregunta que muchos se hicieron cuando el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera la nombró como su próxima secretaria de Cultura. Ni en el gabinete, donde había viejos lobos de mar y gente con experiencia en el servicio público la conocían. Pero Lucía García Noriega no es nueva en este tema. Con un parentesco con Carlos Fuentes, ha trabajado toda su vida en la cultura, en Bellas Artes, el Festival Cervantino y como agregada cultural en Francia. Pero un dato poco conocido es que trabajó como secretaria de Manuel Becerra Acosta, el legendario director del periódico unomásuno, en su estaa fundacional, donde paradójicamente tuvo su primer empleo profesional Fernando Macías, hoy a cargo de la comunicación de Mancera.

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