martes, 22 de octubre de 2013

México en la nueva geopolítica del petróleo

México en la nueva geopolítica del petróleo

Fausto Alzati Araiza 17/10/2013 02:37
México en la nueva geopolítica  del petróleo
En la Metamorfosis de la semana anterior me referí a las predicciones del reciente reporte de la Agencia Internacional de Energía (AIE), entidad dependiente de la OCDE, que señala que Estados Unidos volverá a ser exportador neto de crudo hacia 2030, y que en el ámbito petrolero, ese país estará por encima de Rusia y Arabia Saudita en 2017. Según la AIE, la demanda mundial seguirá creciendo (China, India y Oriente Medio explicarán  60% de esa expansión), aunque también lo hará la oferta, y el mercado estadunidense desempeñará un papel central en ese sentido, además de volverse autosuficiente. Asimismo, las importaciones de Estados Unidos seguirán decayendo (hoy equivalen a 20% de sus necesidades totales de energía) y el país se convertirá en un exportador neto de petróleo para 2030, con autosuficiencia energética total para 2035. Y agrega que “el auge petrolero de Estados Unidos acelerará un cambio en la dirección del comercio internacional de crudo”, de modo que “90% del crudo de Oriente Medio se dirigirá a Asia para 2035”.
En este nuevo escenario energético global, si hemos de creer en las proyecciones de la AIE, México perderá en pocos años su principal mercado para las exportaciones de crudo que seguirán siendo, por al menos una década, elemento fundamental en el financiamiento de nuestro desarrollo nacional. Se vuelve así más apremiante que nunca la configuración de las alianzas y la adquisición de las tecnologías y los capitales que, compartiendo el riesgo de emprendimientos formidables, nos permitan llevar al mercado global los hidrocarburos de nuestras reservas de aguas profundas. Sin olvidar que, al mismo tiempo, esas alianzas se vuelven, ahora más que nunca, necesarias para encontrar nuevos mercados que sustituyan a Estados Unidos.
En este nuevo escenario de geopolítica petrolera, la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto no sólo se vuelve apremiante e indispensable, sino que se torna inseparable de una reforma hacendaria adecuada y eficaz. Al Estado mexicano le es imprescindible dotarse de fuentes de ingresos suficientes, y capaces de crecer junto con la economía nacional.
De esa manera será posible liberar los flujos financieros provenientes de la explotación petrolera para destinarlos a la inversión esencial para ampliar las capacidades de la industria petrolera mexicana, incluyendo, las necesarias para ir más allá de las fronteras mexicanas y redirigir nuestras exportaciones de crudo y gas a nuevos mercados que sustituyan al de  Estados Unidos.
Este nuevo escenario abre también amplias e irrepetibles oportunidades para que, con visión global y de largo alcance, Pemex se atreva por fin a dejar de ser la única gran empresa petrolera integrada que, en el mundo entero, está confinada a un solo país. Ha llegado la hora de internacionalizar a Pemex, no de privatizarlo o vender sus activos como chatarra. Sino de encontrar las fórmulas que le permitan salir a producir petróleo más allá de las fronteras de México, desplegando así el pleno potencial de su activo más valioso: su capital humano, sus trabajadores y técnicos.
La industria petrolera mexicana se compone también de las innumerables empresas privadas de todos los tamaños y grados de complejidad, que prestan toda clase de apoyos y servicios a Pemex y se sustenta en las capacidades desarrolladas por el Instituto Politécnico Nacional, la UNAM, el Instituto Mexicano del Petróleo y la red de instituciones públicas y privadas de investigación que contribuyen a encontrar soluciones cada vez mejores a los complejos problemas de la industria. Ahora la nueva geopolítica del petróleo nos obliga a cambiar y a hacerlo a tiempo. Antes de que México pierda la oportunidad de ser un país líder  en la nueva geopolítica del petróleo.
                Twitter: @alzati_phd

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