martes, 19 de agosto de 2014

Los nuevos periodistas del Cuarto Poder en red: héroes con castigo

Mass Media — 18 agosto 2014

MANNING-articleLarge
Chelsea Manning en el momento de ser detenido ante las cámaras de prensa y televisión


La extradición de Julian Assange (WikiLeaks) busca aplicarle los mismos cargos y escarmiento que a Chelsea Manning. Su encierro en Londres le impediría desarrollar un grupo multimedia en Islandia porque allí había impulsado un marco legislativo con principios hacker. Convertiría Islandia en el refugio más avanzado del periodismo de denuncia y de los nuevos comunicadores de todo el mundo. “El primer medio del Cuarto Poder en Red estaba preparado para ser lanzado y era preciso detenerlo”, señala Víctor Sampedro, autor de “El Cuarto Poder en Red. Por un periodismo (de código) libre” (Ed. Icaria), un interesante y novedoso relato sobre la historia de los periodistas que renovaron, a costa de su propia libertad, estabilidad y seguridad, los principios de la comunicación de masas en el siglo XXI.
Anonymous fueron los primitivos "hacktivistas"
Anonymous fueron los pioneros “hacktivistas” que usaron la información como Cuarto Poder o Contrapoder
“Los jurados especiales comenzaron a procesar a periodistas afines, vinculados a Anonymous y WikiLeaks. Barrett Brown, colaborador de medios como Vanity Fair o The Guardian sufría acoso judicial, mientras juzgaban a Manning. Se limitó a enlazar correos electrónicos de la compañía privada de espionaje Stratfor, filtrados por otro periodista hacker, Jeremy Hammond. A Brown le acorralaron con juicios y le prohibieron hablar de su caso con la prensa. A Hammond le impusieron diez años de cárcel y, por cierto, fue juzgado por la mujer de uno de los miembros de Stratfor cuyos correos se vieron comprometidos. Ha sido calificado de «prisionero político» incluso en el Huffington Post. Quienes siguen alimentando la máquina de transparencia son perseguidos mientras usted lee. Así lo confirman los informes que manifiestan las tensiones del Gobierno de Obama con la prensa, y no solo con la más crítica”, enumera Sampedro en su libro.
Barrett Brown
Barrett Brown
Varios cargos públicos también pidieron que se eliminase a Glenn Greenwald, el periodista que reveló los documentos de Snowden: “De este modo, el anti-terrorismo acaba equiparándose a lo que dice combatir, pierde el prefijo. Un terrorista no distingue responsabilidades. Mata a civiles o a empleados públicos, dejando a salvo a los jerarcas. Los terroristas ajustician a los ciudadanos de a pie y los antiterroristas, a los que se ponen en pie”, señala Sampedro. El autor denuncia como “el ejército colombiano es responsable de haber ejecutado a miles de civiles que presentaba como guerrilleros abatidos en combate. Luego se canjeaban por dinero o ascensos. El Cable 09BOGOTA542, que detalla esta depravación, fue obviado por El País y quizás provocó la ruptura con WikiLeaks. Finalmente dio lugar a una causa de la Corte Penal Internacional. La fiscalía de la CPI acumuló unas 5.000 denuncias de las que una decena recibieron sentenciada firme de crímenes de lesa humanidad”.

glenn-greenwald-the-us-wants-to-destroy-privacy-around-the-world
Glenn Greenwald
“Los conspiranoicos circulan a ritmo de vértigo y con un alcance enorme en la Red. Pero, como hemos visto, las redes ciudadanas pueden contrarrestarlas. Esto no suele señalarse, quizás porque revela lo que hay que hacer y nadie sabe cómo. Falta aplicarle a Internet un filtro periodístico, en un doble sentido: hacer circular la información y depurarla. Liberarla y seleccionarla. Para ello no necesitamos invocar utopías, solo identificar errores. Y aceptar que los medios convencionales en ocasiones funcionan como maquinarias de desinformación. Lo sabemos gracias a Internet. A pesar de sus limitaciones, que son muchas. Pero menos de las que se dicen y con más oportunidades de ser solventadas de las que se reconocen. Al menos, podemos ser parte de la solución, intervenir en ella”, dice Sampedro.
Edward Snowden (WikiLeaks)
Edward Snowden (WikiLeaks)
WikiLeaks intentó que el periodismo progresase en este sentido, el de bien común: “Recibió documentos reservados. Los brindó de forma gratuita a medios lucrativos para darlos a conocer sin contra- prestaciones. Estableció relaciones cooperativas entre ellos. Permitió que verificasen y purgasen los datos. Y, finalmente, los compartió, en su versión completa, con los cibernautas en sitios de descarga e intercambio. Conocimiento abierto, susceptible de que cualquiera comprobase su veracidad. Y conocimiento libre, con las mínimas trabas de circulación y uso”, añade.

450384675_640
Jeremy Hammond
Los ataques al hacktivismo encubren una amenaza muy superior, finalmente confirmada por Snowden: el negocio conjunto de datos digitales y espionaje. Afirma Sampedro que “ambas cosas (y más si van juntas) acarrean de forma inevitable la corrupción institucional. Para los periodistas de código cerrado, investigar estos temas, que les resultaban ajenos, suponía demasiado esfuerzo. Y riesgos con los poderes implicados. Así que tomaron la vía más simple. Asociaron a Manning con unos adolescentes enrabietados al estilo de Anonymous. A Assange con Kim Dotcom, el dueño de Megaupload. Y a Snowden con un espía. Total, las noticias coincidían en el tiempo. Al presentarlas yuxtapuestas, una al lado de la otra, las temáticas se mezclaban y el perfil de los hacktivistas se difuminaba más”.

Herve Falciani
Herve Falciani
“En última instancia, Manning nos invita a sopesar cuánta información debiéramos liberar para acabar con la corrupción de la que (ya no podemos negarlo) somos cómplices si no la denunciamos. Esto mismo debió pensar el informático bancario Hervé Falciani, que reveló las 130.000 cuentas suizas de otros tantos evasores fiscales. Su vinculación al Partido X español, impulsor de una democracia expandida en la Red, amplía el significado de lo que entendemos por ciudadanía digital. Además de ejercer la libertad de expresión en primera persona, emplea sus conocimientos informáticos para actuar de interventor político y fiscalizador del poder económico. No contentos, los ciudadanos digitales colaboran para proponer políticas públicas y programas electorales. En el colmo del altruismo, los ofrecen a otras candidaturas. En otros términos, desarrollan un código libre, radicalmente democrático”, concluye Sampedro.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario