domingo, 14 de septiembre de 2014

Rescatan a 110 personas de ferry hundido en Filipinas

Rescatan a 110 personas de ferry hundido en Filipinas

MANILA, Filipinas (AP) .- Los sobrevivientes de un transbordador que tuvo problemas con el timón y se hundió en el centro de Filipinas dijeron el domingo que pasaron seis horas flotando y rezando en la oscuridad entre el fuerte oleaje, sujetados a una balsa salvavidas volcada, hasta que apareció un barco y los rescató de la muerte.      
“Si hubiéramos pasado más horas en medio de aquel oleaje enorme todos habríamos perecido”, dijo el pasajero Romeo Cabag, de 32 años, guardia de seguridad, que sobrevivió con su esposa, Wilma.      
“Me dieron calambres en ambas piernas, estaba exhausto y en un momento comencé a orar para pedir que si yo no sobrevivía, Dios permitiera vivir cuanto menos a mi esposa”, agrego.      
Los socorristas, entre los que se contaron las tripulaciones de dos barcos extranjeros que transitaban por la zona, recogieron de las peligrosas aguas agitadas al menos a 110 sobrevivientes, incluida la pareja.      
También fueron recuperados al menos tres cadáveres de personas que viajaban en el transbordador M/V Maharlika II, que escoró primero y se hundió después el sábado en medio de la noche, dijo el trabajador de asistencia de la Cruz Roja, Edward Barbero.      
El transbordador tuvo problemas con el timón frente a la provincia de Leyte Sur, después fue golpeado por un fuerte oleaje y los ventarrones a causa de un tifón que azotaba la zona al norte del trayecto de la nave, dijo el capitán de la guardia costera, Joseph Coyme.      
Las acciones de búsqueda y rescate continuaban el domingo por aire y mar debido a la incertidumbre en cuanto al número total de pasajeros y miembros de la tripulación que iban a bordo del Maharlika, agregó.      
“Ante las discrepancias en las cifras no podemos concluir la operación de búsqueda y rescate hasta que estemos seguros de que no hay desaparecidos”, declaro Coyme por teléfono a The Associated Press desde la ciudad de Surigao, en el centro del país, adonde fueron llevados los sobrevivientes.      
“Cada vida es importante”, agregó.      Un helicóptero de la fuerza aérea volaba a baja altura mientras participaba en las labores de búsqueda.      
Podía escucharse la comunicación por radio de personal de la guardia costera que solicitaba a barcos civiles que salían del puerto de Surigao que “ayudaran en la búsqueda de sobrevivientes, de chalecos salvavidas” cerca del lugar donde ocurrió el naufragio y a lo largo de la costa.    
 Varias ambulancias permanecían en el puerto de Surigao y en localidades cercanas para ayudar en caso de que hubiera más sobrevivientes.      
Como había cielo despejado en las provincias centrales al sur de donde estaba la tormenta, la guardia costera autorizó al Maharlika que zarpara alrededor del mediodía de la ciudad de Surigao para una travesía interna ordinaria.      
El capitán del transbordador emitió una llamada de emergencia pocas horas después y varios pasajeros solicitaron auxilio mediante sus celulares cuando falló el mecanismo de dirección de la nave, que estaba varada cuando la comenzaron a golpear el viento y grandes olas, dijeron Coyme y otros funcionarios de la guardia costera.      
A medida que se ladeaba el transbordador en una situación de miedo, Cabag dijo que él, su esposa y otros pasajeros recibieron chalecos salvavidas. En medio de la histeria y de gritos de auxilio, rezaban entre dientes y saltaron presas del pánico hacia las aguas agitadas. Nadaron con dificultades hasta una balsa salvavidas que no se infló adecuadamente y estaba volcada, de cuyas cuerdas se mantuvieron sujetados durante siete horas.      
Un barco carguero los avistó con un reflector pero se retiró ante la imposibilidad de acercarse al grupo de sobrevivientes entre los que estaba Cabag debido al fuerte oleaje. Cuando un segundo barco pasaba y movía su foco de búsqueda, Cabag y otras personas de su grupo utilizaron las pocas fuerzas que les restaban para alzar sus chalecos salvavidas, que tenían reflectores.      “El faro del barco cisterna se movía de un lado a otro hasta que la luz rebotó en los reflectores y nos vieron”, dijo Cabag por teléfono a The Associated Press.      
“La muerte estuvo en nuestras mentes varias horas en las aguas hasta que un miembro de la tripulación del segundo barco utilizó un megáfono y cuyas palabras hicieron llorar a mis compañeros sobrevivientes: `Aguanten, resistan, no se rindan, todos serán salvados”’.      
Una mujer y un hombre adultos mayores que estaban en este grupo perecieron; sus cadáveres estaban con el aro y el chaleco salvavidas, dijo Cabag. Lo sucedido muestra el sufrimiento por el que pasaron, agregó.      
Las tormentas frecuentes, un mantenimiento deficiente y una laxa aplicación de las normas de seguridad son señaladas como factores que han ocasionado naufragios en Filipinas, como el del transbordador Dona Paz ocurrido en 1987 después de una colisión con un barco cisterna.      
En ese naufragio perdieron la vida 4.300 personas, en el peor desastre marítimo del mundo en tiempos de paz. 

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