La imponente deuda militar que esconden los presupuestos de Defensa de 2016 (parte 1)
No a mucho se publicó un extenso informe sobre el gasto militar
previsible para 2016 para cuya cuantificación se tuvo en cuenta tenido
en cuenta tanto los aprobados Presupuestos Generales del Estado como
otras cifras que se han ido conociendo.
España |
Tercera Información
Uno de los capítulos más sangrantes del gasto militar español
es la enorme e ilegítima deuda que generan, pues, como es sabido, es un
gasto inútil e improductivo y si tenemos en cuenta los ingresos del
estado, un porcentaje enorme del gasto militar previsto se financia con
deuda, esto es, endeudándose el Estado e hipotecando su futuro en esa
alianza militarista y alocada emprendida por los gobiernos del PP y PSOE
indistintamente.
Vamos a tratar este tema en tres entradas diferenciadas, dada la importancia que le queremos dar al tema. En esta primera simplemente alertaremos de la alarmante y escandalosa dimensión de la deuda pública española, uno de cuyos componentes más absurdos es a nuestro juicio el gasto militar. En un segundo artículo explicaremos la perversión de la propia deuda militar y la política sutil que hacen los poderosos para crearla y agrandarla como condición para mantener la dependencia de las políticas hacia los intereses del militarismo y en un tercer memento cuantificarmos la deuda militar española que se infiere del gasto militar previsto en los presupuestos generales del estado para sustentar el aparato militar.
Deuda pública española: La hipoteca que nos endosan las políticas del oligopolio político.
Usando datos del Diario Expansión, que utiliza los cálculos del Ministerio de Economía, la deuda pública española en noviembre de 2015 arrojaban una cifra de 1.067.852 millones de euros, lo que equivale al 98,89% del PIB anual de España y arroja una deuda per capita de 22.875 euros. Traducido este dato a la cotidianidad, cada habitante del estado cuenta a sus espaldas con una deuda generada desde las administraciones equivalente a 43 mensualidades del Índice Publico IPREM, que se usa para el cálculo de las ayudas sociales y a familias desfavorecidas, lo que vendría a suponer que, si la manirrota manía de nuestras autoridades de contraer deuda para fines inverosímiles no se hubiera disparado, las ayudas sociales podrían resistir con mucha dignidad y solidaridad.
En esta caótica situación tienen responsabilidades compartidas tanto el PSOE como el PP. La deuda se ha disparado más aún en la última época de Zapatero y el período de Rajoy.
Ahora bien, la deuda contabilizada (y que oficialmente maneja tanto la estadística del Estado como la de la Unión Europea) puede ser engañosa, pues, como nos alertan desde El Salmón Contracorriente, puede suceder (y en España sucede) que no se contabilice “toda” la deuda, sino que se oculten algunas, como por ejemplo los “pasivos en circulación” (deudas con proveedores, o también deudas con otras administraciones públicas, o avales o garantías prestados por el Estado del estilo de los pagos ilegítimos dados a las eléctricas), o que se practiquen otro tipo de engaños.
La Unión Europea en su reciente informe “Fiscal Susteinability Report 2015” de enero de 2016 pone el dedo en la llaga al apuntar la alta vulnerabilidad de España, en cualquiera de los escenarios previsibles, por su inabarcable (e irresponsable) deuda pública.
Así en su página 116 afirma que
“ Un análisis de la sostenibilidad de la deuda (DSA) para España muestra que, en condiciones económicas normales y sin ningún cambio de política fiscal (escenario base),la deuda pública se mantendrá en torno al 100% del PIB hasta más allá de 2020, para caer por debajo del 92% del PIB en 2026, último año de la proyección de la Comisión. Esta proyección dependerá del saldo primario estructural (SPB) que permanecerá constante”
Y más adelante vaticina subidas constantes de deuda hasta más allá de 2017 y con posibilidades de que se mantenga por encima del 102% del PIB español en 2020 o hasta 2026, haga lo que haga la política española, y para exigir que se realicen, para contener en lo posible el escenario nefasto que se avecina una política fiscal severa, pues
“ una política fiscal sin cambios condena a altos riesgos a España”
El informe, que por cierto no es neutro, ni analiza de fondo cómo se llegó a construir este enorme agujero y qué responsabilidades por malas políticas tiene (menos aún qué parte de dicha deuda es ilegitima), ni se limita a alertar, sin más, de la enorme bomba de relojería de la deuda española a futuro, sino que aprovecha para recomendar nuevos ajustes fiscales y estructurales (recortes en gasto social en pensiones y prestaciones básicas) como modelo de salida de este atolladero.
La magnitud de la deuda pública española es tal que los presupuestos generales del estado de 2016 prevén un gasto, solo en pago de intereses de esta deuda para 2016, de 33.490 millones de euros, y eso que 2016 se prevé como un año de bajos tipos de interés y coyuntura favorable.
El peso de esta deuda viene condicionando las políticas públicas de una forma considerable y la sufrimos en términos de recortes presupuestarios y de derechos. Pero, además, es que la deuda es un mecanismo de dominación que forma parte de la élite capitalista para someter a los pueblos.
Vamos a tratar este tema en tres entradas diferenciadas, dada la importancia que le queremos dar al tema. En esta primera simplemente alertaremos de la alarmante y escandalosa dimensión de la deuda pública española, uno de cuyos componentes más absurdos es a nuestro juicio el gasto militar. En un segundo artículo explicaremos la perversión de la propia deuda militar y la política sutil que hacen los poderosos para crearla y agrandarla como condición para mantener la dependencia de las políticas hacia los intereses del militarismo y en un tercer memento cuantificarmos la deuda militar española que se infiere del gasto militar previsto en los presupuestos generales del estado para sustentar el aparato militar.
Deuda pública española: La hipoteca que nos endosan las políticas del oligopolio político.
Usando datos del Diario Expansión, que utiliza los cálculos del Ministerio de Economía, la deuda pública española en noviembre de 2015 arrojaban una cifra de 1.067.852 millones de euros, lo que equivale al 98,89% del PIB anual de España y arroja una deuda per capita de 22.875 euros. Traducido este dato a la cotidianidad, cada habitante del estado cuenta a sus espaldas con una deuda generada desde las administraciones equivalente a 43 mensualidades del Índice Publico IPREM, que se usa para el cálculo de las ayudas sociales y a familias desfavorecidas, lo que vendría a suponer que, si la manirrota manía de nuestras autoridades de contraer deuda para fines inverosímiles no se hubiera disparado, las ayudas sociales podrían resistir con mucha dignidad y solidaridad.
En esta caótica situación tienen responsabilidades compartidas tanto el PSOE como el PP. La deuda se ha disparado más aún en la última época de Zapatero y el período de Rajoy.
Ahora bien, la deuda contabilizada (y que oficialmente maneja tanto la estadística del Estado como la de la Unión Europea) puede ser engañosa, pues, como nos alertan desde El Salmón Contracorriente, puede suceder (y en España sucede) que no se contabilice “toda” la deuda, sino que se oculten algunas, como por ejemplo los “pasivos en circulación” (deudas con proveedores, o también deudas con otras administraciones públicas, o avales o garantías prestados por el Estado del estilo de los pagos ilegítimos dados a las eléctricas), o que se practiquen otro tipo de engaños.
La Unión Europea en su reciente informe “Fiscal Susteinability Report 2015” de enero de 2016 pone el dedo en la llaga al apuntar la alta vulnerabilidad de España, en cualquiera de los escenarios previsibles, por su inabarcable (e irresponsable) deuda pública.
Así en su página 116 afirma que
“ Un análisis de la sostenibilidad de la deuda (DSA) para España muestra que, en condiciones económicas normales y sin ningún cambio de política fiscal (escenario base),la deuda pública se mantendrá en torno al 100% del PIB hasta más allá de 2020, para caer por debajo del 92% del PIB en 2026, último año de la proyección de la Comisión. Esta proyección dependerá del saldo primario estructural (SPB) que permanecerá constante”
Y más adelante vaticina subidas constantes de deuda hasta más allá de 2017 y con posibilidades de que se mantenga por encima del 102% del PIB español en 2020 o hasta 2026, haga lo que haga la política española, y para exigir que se realicen, para contener en lo posible el escenario nefasto que se avecina una política fiscal severa, pues
“ una política fiscal sin cambios condena a altos riesgos a España”
El informe, que por cierto no es neutro, ni analiza de fondo cómo se llegó a construir este enorme agujero y qué responsabilidades por malas políticas tiene (menos aún qué parte de dicha deuda es ilegitima), ni se limita a alertar, sin más, de la enorme bomba de relojería de la deuda española a futuro, sino que aprovecha para recomendar nuevos ajustes fiscales y estructurales (recortes en gasto social en pensiones y prestaciones básicas) como modelo de salida de este atolladero.
La magnitud de la deuda pública española es tal que los presupuestos generales del estado de 2016 prevén un gasto, solo en pago de intereses de esta deuda para 2016, de 33.490 millones de euros, y eso que 2016 se prevé como un año de bajos tipos de interés y coyuntura favorable.
El peso de esta deuda viene condicionando las políticas públicas de una forma considerable y la sufrimos en términos de recortes presupuestarios y de derechos. Pero, además, es que la deuda es un mecanismo de dominación que forma parte de la élite capitalista para someter a los pueblos.
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