miércoles, 15 de junio de 2016

Perú. Ex banquero neoliberal de apellido raro le ganó a hija del dictador

Perú. Ex banquero neoliberal de apellido raro le ganó a hija del dictador 

 

OPINIÓN de Emilio Marín.- La segunda vuelta de las presidenciales en Perú develaron la incógnita recién a cuatro días de haberse votado. Es que fue un resultado muy ajustado y en cierto modo inesperado. El nuevo presidente asumirá el próximo 28 de julio.

El 5 de junio fueron las presidenciales peruanas en instancia de balotaje, y allí se enfrentaban los dos mejores puntuados de la primera vuelta del 10 de abril.

Por un lado la favorita, según todas las encuestas hasta la víspera de la segunda vuelta y que había ganado con comodidad en abril, Keiko Fujimori, de Fuerza Popular. Es hija del ex dictador Alberto Fujimori, que gobernó entre 1990 y 2000; hoy purga una condena a 25 años por delitos de lesa humanidad y casos de corrupción. Esta mala fama familiar, bien conocida en Perú y el mundo, fue uno de los factores que a último momento hicieron encoger las ventajas que llevaba a su rival y le hicieron perder la partida.

Algo similar le había ocurrido en junio de 2011, cuando la hija del auto golpista con nacionalidad peruana-japonesa perdió también en segunda vuelta frente a Ollanta Humala. ¿Tendrá dentro de cinco años una tercera posibilidad para llegar alguna vez al presidencial Palacio Pizarro, en Lima?

Keiko Fujimori expresa a una derecha que reivindica el legado familiar y noventista, neoliberal, y que puso énfasis en la promesa de mayor seguridad, más cárceles y endurecimiento de penas frente al delito. Según las demandas sociales a las que más atendía, la inseguridad era la prioritaria para su agenda política.

A lo sumo, como para no perder votos de centro, a diferencia de 2011, ella firmó un documento de compromiso democrático con otros candidatos y prometió no tener injerencia en beneficiar a su padre preso. Alguna gente le habrá creído y mucha otra no, visto que sus chances declinaron en la recta final cuando se conformó de hecho un vasto frente antifujimorista, cerrándole el paso.

Su vencedor fue Pedro Pablo Kuczynski, un economista y ex funcionario del Banco Mundial y de grandes empresas, convencido neoliberal y hombre entrado en años, 77 para ser más precisos.

Como su apellido es difícil de pronunciar y de escribir, la viveza criolla peruana encontró el atajo y lo llama PPK, en vez de enredarse con zetas, ye y otras mezcolanzas poco quechuas. PPK es también sigla del partido de reciente formación que resultó ganador: Partido Para el Kambio. Lo que son los abecedarios y necesidades de simplificación. En Argentina esa letra era para muchos símbolo de progresismo y de autoritarismo para otros cuantos. En Perú lo es de un casi anciano neoliberal, corrido hacia la derecha democrática, que lo único que puede tener de progresista es haber frustrado el retorno de un Fujimori.

Diferencia exigua


Si en 2011 la dama de ojos rasgados perdió el balotaje contra Humala por el 3 por ciento de los votos, esta vez perdió la presidencia por un margen mucho menor: 0.28 por ciento, o sea 41.000 votos, según la Oficina Nacional de Proceso Electorales (ONPE), escrutado el 100 por ciento.

Esa diferencia no es nada, frente a más de 18 millones de votantes, e ilustra sobre la paridad existente. Sin embargo, aunque sea por un voto, uno gana y otro pierde. Y es lo que costó admitir a la candidata de Fuerza Popular, que recién el viernes 10 hizo una conferencia de prensa que parecía su velorio. Anunció que respetaba el resultado y deseaba mucha suerte al ganador.

Eso último sonó a sarcasmo, porque en la reunión la perdedora no felicitó a su rival. Y aclaró que la suya será una dura oposición. Tendrá con qué, su partido, FP, obtuvo 73 legisladores sobre el total de 130 del Congreso, en base al resultado de la primera vuelta. Desde esa mayoría parlamentaria, le hará la vida áspera al gobierno de PPK, a pesar que ambos comparten muchos postulados neoliberales sobre la apertura de la economía, asistencia y obediencia a los organismos financieros internacionales, achicamiento del Estado, pertenencia al bloque pronorteamericano de la Alianza del Pacífico junto con Chile, México y Colombia (Argentina y Costa Rica como invitados).

Para quien perdió fue muy traumático aceptar la derrota. La candidata acusó a sus opositores de ser “promotores del odio”, por sus críticas al pasado de su padre. Y varios de dirigentes de primera línea, legisladores, etc, denunciaron fraude, sin ninguna prueba.

La victoria de PPK por supuesto llevó alegría a su comando electoral, pero en nada quitó dramatismo a su visible y extrema debilidad legislativa. Sólo tendrá 18 bancas, frente a las 73 de Keiko, en un recinto de 130.

¿Cómo fue posible aquella victoria? Y, en parte influyó el factor apuntado, de la amenaza del pasado que no se evaporó en la conciencia de los peruanos. En abril, días antes de la primera vuelta, hubo numerosas manifestaciones de repudio al aniversario del golpe de Estado de 1992. Fujimori gobernó con apoyo de las Fuerzas Armadas, violando los derechos humanos y metiendo la mano en la lata por millones de dólares hasta que debió irse del país y asilarse en Japón. Desde allí mandó un fax con la renuncia al cargo, en 2000.

Como parte del mismo factor hay que contabilizar que Kuczynski contó con el apoyo crítico de la tercera fuerza, el Frente Amplio, de izquierda moderada y centroizquierda, ambientalista. Su joven candidata Verónika Mendoza llamó a votar en contra de la Fujimori. La antropóloga nacida en Cusco había logrado el 20 por ciento de los sufragios en la primera vuelta, muy pegada al ex banquero, obteniendo 20 legisladores. A toda su esfera de influencia, sobre todo el sur andino, la convocó a ese voto crítico en la segunda vuelta. Su apoyo tuvo mucha importancia a la hora de una definición tan pero tan ajustada como la del domingo 5 de junio.

Apoyos e inversiones

En su primer discurso como presidente electo, PPK tendió una mano a los demás partidos, planteando la unidad y consensos. Fue una invitación a todos, pero especialmente al sector de Fujimori, por la correlación de fuerzas parlamentaria.

El electo comenzó a trabajar en la integración de su gabinete y dijo que estaba abierto a la idea de incorporar fujimoristas. Tratando de mostrarse más inclusivo que nunca, expresó ante los medios: “yo sé que Mendoza votó por nosotros agarrándose la nariz, pero su voto fue importante. Podemos conciliar perfectamente con eso. Y creo que todos los fujimoristas sí están a favor de muchas de las cosas que queremos hacer”.

Sin embargo, respecto a sumar al gabinete a otras fuerzas políticas, su preferencia fue hacia el partido de Keiko, en razón de coincidencias políticas en torno al neoliberalismo. No se trata sólo de sus antecedentes laborales en el Banco Mundial sino sus políticas actuales, que explican que las felicitaciones más calurosas llegaron al ganador desde colegas como Mauricio Macri, Enrique Peña Nieto y Michelle Bachelet. Tampoco es casual que PPK saludara con efusividad a Henrique Capriles Radonski, de la derecha venezolana y embarcado en la destitución del presidente Nicolás Maduro.

La mano tendida hacia Fujimori fue hasta ahora desairada y hasta mordida por la destinataria, al hacer su conferencia de prensa junto con sus 73 diputados, mayoría de la Cámara. Fue una manera poco elegante de decirle que con esa tropa le hará fuerte “contra” en el recinto.

La ex candidata de la centroizquierda, Mendoza, fue muy clara en que no formará una alianza ni participará del gobierno de Kuczynski porque no tiene coincidencia en asuntos importantes. Su voto de apoyo fue para impedir un mal mayor representado por Fuerza Popular, nada más. Y por supuesto, aclaró que el Frente Amplio dialogará sobre todos los temas en el Congreso y apoyará aquellas medidas que puedan ser beneficiosas para la población.

¿Puede haber paliativos? Si, es una posibilidad pero no al punto de generar expectativas en que el gobierno que asumirá el 28 de julio vaya a satisfacer las necesidades populares. El único ministro confirmado es el de Economía y su perfil lo dice casi todo: Alfredo Thorne, ex director ejecutivo de JP Morgan Chase y ex economista senior del Banco Mundial. Otro Alfonso Prat-Gay.

En seguridad sus propuestas no difieren mucho de la mano dura de FP, pues impulsa la acumulación de sentencias de los condenados, la reforma del sistema penitenciario y el aumento de sueldos a los policías. De los derechos humanos no dijo nada, ni de cómo enjuiciar y castigar a quienes asesinaron a siete manifestantes que se oponían al proyecto del cobre de Tía María, de la transnacional Southern, en Arequipa.

En vista de sus dificultades políticas y financieras, el primer viaje al exterior lo tiene pautado a China, con una lista amplia de pedidos. Entre otras, que Beijing ponga una fundición de cobre, para que el mineral no sea exportado sin valor agregado; que financie un gasoducto en el sur, una línea de metro en Lima y un aeropuerto en Cusco.

Un tanto paradójico que un presidente de la entraña proestadounidense de la Alianza del Pacífico dependa tanto de préstamos chinos.

PPK está feliz con su victoria. Y los peruanos otro tanto con el fútbol y la eliminación de Brasil, mano incluida de Ruidiaz el domingo. Pero como al equipo de Gareca en la Copa América, el nuevo presidente debe saber que lo aguardan más finales y pelotazos en contra. No siempre le darán como válidos goles hechos con la mano.

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