[Colombia] La victoria del NO y el actual escenario político Análisis ante el resultado del Plebiscito
Grupo Libertario Vía Libre
Bogotá, Colombia. Octubre 2016
En
el plebiscito realizado el día de ayer, 2 de octubre, en el que se
sometía a votación la aprobación del Acuerdo Final para la terminación
del conflicto armado firmado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y
la insurgencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -
Ejército del Pueblo (FARC-EP)[1], ha ganado de forma inesperada y por escaso margen la opción del NO, lo que sin duda constituye un gran terremoto político.Bogotá, Colombia. Octubre 2016
Según
el boletín 53 de la Registraduría Nacional del Estado Civil, con el
99,98% de las mesas escrutadas, se imponía por el estrecho margen de
0.45% y 53.894 votos, la opción del “no” con 50.21% y 6´431.376 votos,
frente a la opción del “sí” que contaba con 49.78% con 6´377.482 votos.
Según esta misma fuente, en esta misma votación se registraron 86.243
votos no marcados y 170.946 votos nulos, en un pobre marco de
participación de 13´064.973 sobre un censo de 34´899.945, el 37.43% del
total[2].
Frente a este panorama, desde el Grupo Libertario Vía Libre proponemos, en consonancia con nuestra postura colectiva de apoyo crítico al proceso de paz[3],
algunos elementos que podrían ayudar en el análisis del actual momento
político, tanto sobre las causas de lo sucedido, como sobre los posibles
escenarios por venir:
La derrota del SÍ
En
primer lugar, es claro que este resultado constituye una importante
derrota política de la heterogénea alianza social que respaldo la opción
por el Sí. El desgastado y debilitado segundo gobierno de Juan Manuel
Santos, con una imagen favorable baja cercana al 30% en algunas
encuestas[4],
con bases políticas endebles e incapaz de gestionar sin ajuste
económico la desaceleración de la economía nacional, no tuvo la fuerza
política de convocar al mismo número de electores que ratificaron su
triunfo en la segunda vuelta electoral de las elecciones presidenciales
de 2014, cuando una alianza pragmática a su favor consiguió su
reelección con 7´836. 887 votos, lo que representa 1´459.405 votos menos
de los obtenido por el SÍ en el plebiscito[5].
Aunque
ciertos factores circunstanciales tuvieron incidencia en el resultado,
como la rapidez con la que fueron convocadas las elecciones que contaron
con un solo mes de campaña -un cuarto del tiempo habitual- y que no
permitieron la inscripción de nuevas cédulas, y los efectos climáticos
del huracán Matthew en la Región Caribe, estos no fueron decisivos. Si
lo fue en cambio, el que los gamonales políticos que representan las
élites políticas locales alineadas con el gobierno central en regiones
empobrecidas como la Costa Atlántica, donde hasta hoy el paramilitarismo
es fuerte, no hayan desplegado su gran fuerza clientelar como si lo
habían hecho en la pasada elección presidencial, con el fin de marcar
una posición de fuerza al interior de la coalición de gobierno y
reacomodar sus proyecciones en miras a la disputa las elecciones
presidenciales de 2018[6].
Por
otra parte, la izquierda política institucional, debilitada por las
divisiones de las fuerzas parlamentarias del Polo Democrático y la
Alianza Verde, la tibieza desplegada por el sector liderado por el
senador Jorge Enrique Robledo y el MOIR en esta campaña política, la
creciente integración del sector socialdemócrata de Clara López, nueva
ministra de trabajo, al nuevo gabinete de un gobierno impopular y la
erosión del proyecto progresista de Gustavo Petro -tras el fin del
periodo de 12 años de gobiernos de centro izquierda en Bogotá-, no logró
articular un polo coherente en la opción por el SÍ, que fuera capaz de
disputar masivamente los significados de la posición de esta ala de la
izquierda frente a las sostenidas por la coalición del gobierno Santos.
Así
mismo, es importante subrayar que los movimientos sociales de tipo
sindical, campesino, vecinal, estudiantil, étnico, ambiental, de géneros
y de derechos humanos se la jugaron de forma absolutamente mayoritaria
por el Sí, haciendo de la defensa de este proceso un eje esencial de su
accionar en el último ciclo político y en muchos casos entrando de lleno
en la agitación por una respuesta favorable en el plebiscito. En
general, podríamos apuntar que todas estas fuerzas sobrevaloraron su
incidencia electoral y no lograron generar una movilización popular lo
suficientemente amplia en apoyo a la paz entre las mayorías no
organizadas de la población. Es claro que la reorientación de la
estrategia de muchos movimientos sociales y plataformas políticas hacia
la movilización casi exclusiva en torno a los diálogos en La Habana y la
construcción de paz fue en últimas desacertada pues al dejar las luchas
reivindicativas en segundo plano alejaron la posibilidad de reunir a
grandes capas sociales que hoy sienten profundos malestares frente a las
políticas de gobierno, además de crear prácticamente una bifurcación
entre la construcción de paz y las luchas por el buenvivir y de crítica
al modelo actual.
La victoria del NO
En
segundo término, también se hace evidente que la opción contraria al
acuerdo es la gran ganadora de la jornada. La campaña por el NO liderada
por una más cohesionada alianza política estructurada alrededor del
Centro Democrático, supo capitalizar una parte del descontento social
con el debilitado gobierno Santos. Por un lado, impulsó campañas
sectoriales entre gremios tradicionalmente conservadores como los
camioneros, sectores sociales muy fragmentados como los vendedores
ambulantes o los campesinos medios y aún sectores sociales de tradición
sindical pero descontentos de sus organizaciones como el Magisterio. Por
otro lado, supo empalmar con una ola de tradicionalismo conservador
impulsado por sectores religiosos que cuestionaban algunas tímidas,
tardías e inconsistentes políticas de respeto a la diversidad sexual por
parte del gobierno Santos, especialmente en las movilizaciones
homofóbicas desatadas por los proyectos de reforma a los manuales de
convivencia de los colegios impulsados por el Ministerio de Educación.
Es
importante añadir que las características mismas de la larga guerra
insurgente vivida en el país, en la que en ciertas regiones y ciertos
periodos de tiempo se presentó una guerra civil de baja intensidad, con
un alto componente de degradación y victimización de la población civil,
llevaron a que el bloque hegemónico que luego se fragmentaria entre
santistas y uribistas, fuera capaz de liderar un grupo amplio de la
población que se identifica por un profundo odio a las FARC, empalmando
los tradicionales valores anti-socialistas de los sectores burgueses y
terratenientes con el hondo conservadurismo de algunos sectores
populares.
Así mismo, es importante
destacar que el uribismo hizo una demostración de la capacidad política
de la que goza al lograr construir un sentido común mayoritario que
remplazo la dicotomía “paz y guerra” por la de “entreguismo o
renegociación”. En últimas, el voto al NO fue un mensaje directo al
gobierno de turno y a favor de las tradicionales fuerzas del país
(ganaderos, curas, terratenientes), más que un rechazo contundente a la
salida negociada al conflicto armado.
La enorme abstención
La
abstención electoral del 62.57%, el porcentaje más elevado en 22 años,
superó la media tradicional del país, que desde mediados del periodo del
Frente Nacional es muy alta, y aun habiendo tendido a disminuir
ligeramente en el último decenio, seguía rondando el 50% del censo
electoral. Este se mantiene como uno de los porcentajes de abstención
más altos en el continente y muestra que la mitad de la población, tanto
de zonas urbanas como rurales, no participan del sistema político que
juzgan correctamente como lejano, corrupto y ajeno a sus intereses
materiales.
Más allá de esta
tendencia histórica, los resultados actuales reflejan la debilidad de
los mecanismos de participación política directa establecidos en la
constitución de 1991, que salvo excepciones en contextos donde los
movimientos sociales tienen fuerte poder local, no han conseguido
ninguna aplicación en un régimen que mantiene la exclusión política. Lo
anterior nos lleva a afirmar que, pese a los ingentes esfuerzos de
difusión, gran parte de la población es incrédula frente los acuerdos
alcanzados, dicha incredulidad responde tanto a la incapacidad de los
actores favorables al proceso para interpelar al grueso de la población
como a la capacidad que tuvo el uribismo de asociar los acuerdos con las
cuestionables políticas de gobierno en un momento crecientemente
desfavorable. Las críticas que han caído sobre la política tributaria y
la forma en que el uribismo mediáticamente lo aprovechó parece el
ejemplo más claro.
Polarización y fragmentación territorial
Pese
a que gran parte de las fuerzas políticas bregaron porque las campañas
no se convirtieran en una disputa bipartidista, el escrutinio demostró
que aun la política nacional la sigue marcando la derecha tradicional
representada en sus dos grandes polos. Por un lado, el Centro
Democrático ha sabido movilizar su base electoral como lo demuestran el
hecho de que los departamentos que mayores votos dieron al NO fuesen
aquellos que catapultaron la campaña de Zuluaga en las últimas
elecciones presidenciales: Casanare, Antioquia, Meta, Huila, Quindío,
Risaralda y Caldas.
En contraste,
la Unidad Nacional vive una fragmentación en su base social e incluso
entre las fuerzas de su coalición, como lo demuestra el actuar de
partidos como Cambio Radical del vicepresidente Vargas Lleras que
prepara su candidatura para las elecciones presidenciales de 2018.
La influencia del contexto internacional
En
la actualidad mundial también registramos una serie de tendencias que
influyen en la coyuntura política colombiana. Por una parte, en medio de
las nuevas oleadas de atentados terroristas contra blancos civiles,
liderados principalmente por fundamentalistas islámicos de diferentes
regiones del mundo, tienden a reforzar -en una agenda mundial
autoritaria y securitaria- el imaginario que asocia a las FARC con el
terrorismo, haciendo más oscura la diferenciación entre los actos de
rebelión armada y los actos de terrorismo para una población más
atemorizada.
Por otra parte, resulta
importante la repercusión del giro conservador y el llamado fin del
ciclo de los gobiernos progresistas en América Latina, expresado en
fenómenos como el reciente golpe parlamentario contra Dilma Rousseff en
Brasil, la derrota política sufrida por el referendo de Evo Morales en
Bolivia, las victorias electorales en el parlamento de la Mesa de Unidad
Democrática en Venezuela, o en la presidencia de Mauricio Macri en
Argentina y Pedro Pablo Kuczynski en Perú. Este giro asume una forma
particularmente aguda en Colombia, donde la reciente crisis fronteriza
con Venezuela y la dura crisis económica que se le presenta al gobierno
de Nicolás Maduro son explotadas permanentemente por la derecha
colombiana activamente involucrada con la oposición burguesa del país
vecino y que ha fantaseado en más de una oportunidad con una guerra
abierta contra el chavismo. Con la invocación al fantasma del “castro
chavismo” encarnado por las FARC, el uribismo supo utilizar para sí el
sólido rechazo político previa y esmeradamente construido por el
establecimiento colombiano de todos los colores, frente a lo que
suponían una de sus mayores amenazas políticas.
Finalmente,
es claro que esta segunda fase de la crisis económica mundial iniciada
en 2008, que ha llevado al crecimiento lento en Estados Unidos, el
estancamiento europeo, la recesión en Japón y la desaceleración de la
economía China, con la consiguiente caída del precio internacional de
las materias primas en general y de los productos minero-energéticos en
particular, ha afectado fuertemente una economía dependiente como la
colombiana, que viene experimentando desde hace dos décadas procesos de
re-primarización y liberalización económica, que dejan una economía
frágil, relentecida y sin signos de mejora inmediata, lo que ha llevado
al gobierno nacional a implementar políticas de ajuste que afectan
principalmente al pueblo trabajador colombiano. Así anuncios como el
incremento de impuestos, han venido siendo bien utilizados por los
opositores de los diálogos con las FARC, argumentando que será la
sociedad en su conjunto la que asumirá los gastos económicos del
pos-acuerdo, creando un sinfín de mitos y falsas relaciones entre
factores que en un panorama adverso aumenta las confusiones en el seno
de la población.
Escenarios futuros
Debilitado
por una nueva derrota política, pero aún en el poder por el apoyo de un
sector del bloque dominante y sin perspectivas inmediatas de renuncia,
es claro que el gobierno Santos tiene la capacidad legal de darle
continuidad al actual proceso de paz. La pregunta es ¿cómo?:
¿renegociando y buscando un acuerdo que no implique refrendación?,
¿haciendo uso de otro mecanismo de consulta?, ¿una Asamblea
Constituyente, como sugieren algunos? Todas son posibles respuestas que
habrá que valorar a la luz de la correlación de fuerzas existente a
nivel nacional.
Al parecer el sector
uribista disidente, liderado por el ex candidato para la Alcaldía de
Bogotá, Francisco Santos, alude a la necesidad de un pacto de
reconciliación nacional para darle continuidad al acuerdo. En últimas,
se sugiere concretar la vieja aspiración santista de superar la división
interburguesa, para incluir al Centro Democrático, y en general a los
promotores del NO, en un bloque político a favor del acuerdo, lo que por
el momento no puede lograrse sin cuestionar supuestos fundamentales de
lo pactado.
Por parte de los actores
directos de la confrontación, encontramos que Santos en su alocución
presidencial reafirmó su disposición porque el proceso siga en pie,
manteniendo el cese al fuego. Por su parte, las FARC mostraron voluntad
de continuar los diálogos reafirmando el cese al fuego bilateral y
definitivo al que llegó con el gobierno hace unos meses. Sin embargo,
ante la entrada de los sectores de la derecha más recalcitrante que hoy
triunfa exigiendo la renegociación de los acuerdos, los términos para la
culminación del conflicto entre la insurgencia más antigua de
Latinoamérica y el Estado colombiano cambiarán notoriamente. Lo que hace
mucho más complejo el actual panorama, ya que abre la posibilidad a que
las FARC se vean obligadas a asumir otra estrategia, lo mismo de otros
actores insurgentes como el ELN y el EPL.
Nuestra apuesta
La
izquierda y el movimiento social parecen hundirse en desconcierto y en
la evidente incapacidad de jalonar alternativas reales en el actual
momento político. El reto estratégico sigue siendo reconfigurar el
actual mapa político que pone en el centro de atención el enfrentamiento
entre la derecha dura y la derecha blanda.
Como
organización libertaria consideramos que tras la derrota del Sí, es
necesario continuar disputando políticamente a favor de una salida
negociada al conflicto armado entre el Estado y la insurgencia. Nuestra
apuesta entonces consiste en que, ante el posible pacto nacional entre
fracciones de la burguesía obligadas a reconciliarse, es necesario
redoblar esfuerzos por concretar la unidad combativa de la clase
trabajadora y las comunidades en lucha.
Creemos
que hay que transformar los imaginarios colectivos que han sido
impuestos desde la guerra contrainsurgente que criminalizan hoy las
alternativas revolucionarias, así como dotar de gran fuerza a los
movimientos populares que deberán ser los protagonistas en futuros
escenarios de conflictividad política y social.
Reconocemos
que existen importantes dificultades para tal propósito, pero también
que es posible superar parte de esta herencia problemática a través de
alianzas entre los sectores populares en lucha, de la apertura hacia
otros sectores y organizaciones, y de innovación programática en las
luchas. Seguimos creyendo urgente forjar la unidad de las de abajo para
crear un movimiento popular con capacidades de transformación. Nos
asumimos en la apuesta y el reto de construir un pueblo fuerte, con
independencia de clase y organizado desde sus cimientos.
Aquí
estamos y aquí seguimos con la fuerte convicción de que sólo la lucha y
la organización autónoma, desde abajo y a la izquierda de las
trabajadoras y los sectores populares será el único camino para
construir alternativas para el buenvivir; para construir esos otros
mundos posibles en miras hacia una sociedad más justa y más libre.
¡Arriba las que luchan!
[1] Comisión negociadora Gobierno nacional-FARC EP. Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. En Mesadeconversaciones.com.co. 24/08/2016. Disponible en web. Link: https://www.mesadeconversaciones.com.co/sites/default/files/24_08_2016acuerdofinalfinalfinal-1472094587.pdf Consultado 02/10/2016
[2] Registraduria nacional del Estado Civil. Boletín Nacional No 43. Preconteo Plebiscito 2 de octubre de 2016, República de Colombia. En plebiscitoregistraduria.gov.co. Disponible en web. Link: http://plebiscito.registraduria.gov.co/99PL/DPLZZZZZZZZZZZZZZZZZ_L1.htm Consultado 02/10/2016
[3] Ver por ejemplo. Vía Libre. Ante el acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo entre el gobierno colombiano y las FARC. 26 de junio de 2016. En Acción Libertaria. Disponible en web. Link: https://accionlibertariaoyl.wordpress.com/2016/06/26/via-libre-ante-el-acuerdo-de-cese-al-fuego-bilateral-y-definitivo-entre-el-gobierno-colombiano-y-las-farc-ep/ Consultado 02/10/2016 o Julián Lopéz. El plebiscito, la izquierda y los sectores libertarios. En Acción Libertaria. Disponible en web. Link: https://accionlibertariaoyl.wordpress.com/2016/08/22/el-plebiscito-la-izquierda-y-los-sectores-libertarios/Consultado 02/10/2016
[4] Asociación Comunicación Política. Ranking de popularidad septiembre de 2016. En compolitica.com. Disponible en web. Link: http://compolitica.com/acop/tabla-de-popularidad/ Consultado 02/10/2016
[5] Wikipedia. Elecciones presidenciales de Colombia 2014. Disponible en web. Link: https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales_de_Colombia_de_2014Consultado 02/10/2016
[6] El Tiempo. La del plebiscito fue la mayor abstención en 22 años. En Especial multimedia. Sección Política. Eltiempo.com. 2 de octubre de 2016. Disponible en web. Link: http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/abstencion-en-el-plebiscito-por-la-paz/16716874 Consultado 02/10/2016
https://grupolibertariovialibre.wordpress.com/2016/10/03/la-victoria-del-no-y-el-actual-escenario-politico-analisis-ante-el-resultado-del-plebiscito/
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