[México] Crónicas de la manifestación en recuerdo de la masacre del 2 de octubre de 1968
El 2 de octubre de 1968, el estado mexicano realizó una masacre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco
[ciudad de México]. Su objetivo fue reprimir una manifestación
convocada por el Consejo Nacional de Huelga, órgano directriz del movimiento estudiantil de 1968,
movimiento social en el que además de estudiantes de la UNAM, IPN, y
diversas universidades, participaron profesores, intelectuales, amas de
casa, obreros y profesionales en la ciudad de México.
Mientras los estudiantes realizaban un mitin, un helicóptero sobrevolaba la Plaza lanzando luces de bengala, al tiempo que francotiradores apostados en edificios que circundan a la Plaza comenzaron a disparar
sobre los estudiantes. Dos helicópteros más arribaron y los disparos
sobre los manifestantes se intensificaron. El ataque duró
aproximadamente media hora. El resultado, de acuerdo con diferentes
fuentes, fue entre 30 y 200 personas asesinadas y más de 1000 detenidas. No obstante, la pesadilla no terminó allí. A partir de este hecho se desarrolló una más intensa persecución en contra de estudiantes y en contra de toda persona considerada de tener vínculos con grupos subversivos.
Los asesinos,
del grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia, la Dirección Federal
de Seguridad (DFS), la llamada entonces Policía Secreta y el Ejército
Mexicano aún siguen impunes. Cada 2 de octubre se
convoca en México DF una manifestación para recordas a las víctimas,
exigir justicia y señalar que, como muestra la desaparición de los 43
normalistas de Ayotzinapa, la situación poco ha cambiado.
Noticias desde abajo ml
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En
la ciudad Monstruo muchas actividades recordaron el 2 de Octubre del
68, ofrendas, danzas, poemas, actividades en las escuelas de todo nivel.
Una fecha que no solo pertenece a los estudiantes, en el sentimiento
popular es una agresión que carga nuestro imaginario colectivo. Dos
marchas se dieron el la ciudad monstruo, la oficial convocada por el
Comite 68 que reune activistas que participaron en ese movimiento hace
48 años y organizaciones que los acompañaron de Tlatelolco al Zócalo,
mientras que dos horas más tarde partiría otra movilización de grupos
libertarios que demandaban principalmente la libertad de presos
políticos, algunos de ellos en huelga de hambre, como Luis Fernado
Sotelo condenado la semana pasada a 33 años de prisión y una multa
millonaria por un juicio amañado que busca culparlo de la quema de un
Metrobus en el marco de las jornadas globales por Ayotzinapa.
La
primera marcha tuvo poca policia vigilandola, mientras que a la segunda
un enorme dispositivo de encapsulamiento de tres vallas de cuerpos
policiacos, desde los de transito, granaderos y grupos de elite.
Dos de octubre con el bloque negro
Eliana Gilet [Vice México]
(galería de imágenes completa en el artículo original)
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Hubo
varias convocatorias para despistar a la policía. Moverse en grupos más
pequeños que se reunieran en un momento para marchar. Un grupo de unas
treinta siluetas vestidas de negro y la cara tapada hizo el recorrido de
la marcha oficial. Al llegar al Zócalo, el Comité 68 ofrece su discurso
desde un escenario montado para la ocasión. Están las huellas de anoche
de Roger Waters y la estación de metro sigue cerrada. Decenas de
granaderos esperan en las calles laterales y en las proximidades del
metro Allende. También están en otros metros de la zona, donde se reunió
gente.
En
la explanada de piedra el sol azota con fuerza contra los normalistas
parados en fila, algo desganados con la hueva del domingo. Los
anarquistas están decidiendo qué hacer hasta que finalmente se
disgregan. Una parte se queda ahí, porque ya no quiere reunirse con el
resto del bloque negro, y otros salen en búsqueda de los demás. Tres van
con nosotros, quienes antes de salir de entre la gente se descubren las
caras jóvenes. Tienen 21, 20 y 17 años. Son estudiantes, conversan. El
primero explica que para él lo clave del anarkopunk es que logra llevar
la anarquía al barrio, algo que a veces los anarquistas más
intelectuales no logran. Dice que hace poco que jala con el bloque, pero
que siente que le han abierto las puertas. ¿Son todos tan jóvenes como
ustedes? "No, hay mucha gente, de muchas edades, de muchas partes". ¿Y
cómo deciden de qué marchas participan? "No somos reformistas, no vamos a
movilizaciones que le plantean ese tipo de cuestiones al Estado. Pero
nos sumamos a una lucha si sufre la represión, si tiene presos o
muertos". La entrevista es rauda mientras se checan las rutas. Por
Brasil hasta Cuba. En la plaza de Santo Domingo giramos hacia el Eje
Central y los encontramos.
Vienen
cantando. "Negras tormentas agitan el aire / Nubes oscuras nos impiden
ver / Aunque nos espere el dolor y la muerte / Contra el enemigo nos
llama el deber". Al frente una sola bandera, casera, con la a dentro del
círculo pintada en blanco sobre fondo negro. El segundo grupo de
anarquistas viene marchando sobre el carril del metrobús por el Eje
Central hacia nosotros. Nos sumamos al contingente. Una fila de policías
de tránsito les lleva una marca personal que envidiarían las defensas
de muchos cuadros de fútbol. No van sobre la calle, sino entre los
manifestantes y los negocios. No los cuidan a ellos, cuidan de
mantenerlos separados de las veredas y la gente. Los acordonan.
"¡Pinches puercos vienen con nosotros desde que salimos!", se queja uno
de los manifestantes para que lo escuchen. El clima es tenso mientras el
contingente, que tendrá unas treinta personas, avanza por el centro de
la ciudad. Al girar en Juárez, la presencia policial se intensifica y
aparecen los granaderos. El bloque negro libera la tensión trotando y
avanzando, haciendo correr a los policías que no se les despegan.
En
la corrida entre los autos que circulan por ahí, el jefe de operaciones
del cuerpo de granaderos, Álvaro Sánchez, el policía a cargo del
operativo, alcanza a uno de los manifestantes al tiempo que lo trastoca y
lo avienta hacia un coche. Los tránsitos vienen corriendo en fila
detrás y también se caen. Llegan otros anarquistas y se arma una bola de
barullo. En el malón, dos grupos de policías descargan puñetazos sobre
uno de los jóvenes que logran aprehender, hasta que lo sueltan. No va a
haber ninguna persona detenida en esta marcha. Pero para ellos, los
presos, es hacia quienes se dirigen las palabras y las canciones de los
marchantes. Para Ayotzinapa. Contra los policías que cada vez son más.
A
la altura del Hemiciclo, aparece de frente el tercer grupo del bloque
negro, que viene marchando desde el Antimonumento a los 43 de
Ayotzinapa, en Reforma y Juárez. Para cuando los contingentes se reúnan,
el cerco policial se habrá completado a su alrededor. Cientos de
policías se cierran en torno a los manifestantes. Una fila de granaderos
se les coloca a las espaldas para que ya no puedan avanzar hacia el
Zócalo. La sensación es asfixiante y la presencia policial actúa como
amenaza. Algunos intentan romper el cerco y se produce un segundo
momento de tensión. Integrantes de la Brigada Humanitaria de Paz
Marabunta, que venía con el grupo del Antimonumento, intercede con la
policía. No a todos les gusta la idea y lo hacen saber. "No vamos a
negociar nada; vamos a ir por Reforma", grita uno de los manifestantes.
"Pues no vas a pasar", le responde Sánchez, el policía que no negocia.
Uno de los Marabunta indica que abran Balderas. Los policías escoltan a
la marcha por el carril del metrobús, ante la mirada de la gente que
está en el parabús. ¿Siempre es así? ¿Siempre los escoltan?
"Siempre". Una de las manifestantes, Yaz, explica que el bloque negro se
consolidó en México unos años después de la aparición del movimiento
Black Block en Seattle, en 1999, en las marchas antiglobalización. El
movimiento, que en realidad es una táctica, apunta a atacar ciertos
símbolos del capital financiero y trasnacional y sostiene que eso no es
necesariamente ejercer la violencia, ya que la violencia se ejerce
únicamente contra las personas. No contra las cosas.
Los manifestantes del Contingente Anarquista se dividen en opiniones para alcanzar
a los demás contingentes, algunos de disiparon entre la gente para encontrarse
con el contingente que salió de Tlatelolco.
Para
ella, que menciona la Biblioteca Social Regeneración como un espacio
ácrata que ha sobrevivido en la ciudad buen tiempo —y que tiene una
amplia colección sobre el anarquismo fundado a partir de la donación
recibida de un anarquista español venido a estas tierras, Ricardo Mestre
Ventura— el movimiento ahora es más amplio. Ya no sólo hay anarkopunks,
sino muchos tipos de anarquistas.
Eso
se ve al llegar a Tlatelolco. La marcha es recibida por un micrófono en
que un orador encapuchado da la bienvenida de parte de la Coordinadora
Combativa Dos de Octubre. Menciona a Ayotzinapa y a los 49 estudiantes
de las Normales de Michoacán, que estuvieron casi cuatro días presos
esta semana, y a los ocho que siguen en Mil Cumbres, la prisión de
máxima seguridad de ese estado. "Nosotros no marchamos negociando rutas
ni hablando con la policía. No comulgamos con el Comité 68, ni con el
Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS), ni con los cubículos
de filosofía ni con la facultad de contaduría. Nuestra forma siempre ha
sido sincera, siempre ha sido honesta".
Cuatro días antes de la
marcha, Luis Fernando Sotelo fue sentenciado a 33 años y 5 meses por el
delito de ataques a la paz pública, ataques a las vías de comunicación y
daños. Él y otros dos presos anarquistas —Luis Fernando Bárcenas y
Abraham Cortés— iniciaron una huelga de hambre indefinida en rechazo a
la condena, que apuntan es excesiva y al proceso amañado que los
mantiene a todos en la cárcel."Lanzaron la huelga el 28 de septiembre, en solidaridad con la huelga de presos en Estados Unidos y con las revueltas de Charlotte. Y porque es un momento de reapropiarse de su vida. Hay un médico solidario que los visita, han perdido algo de peso, pero leve. Bárcenas es el que tiene una situación más difícil porque hace algunos meses ya mantuvo una huelga de hambre de 60 días", explicó uno de los presentes.
El cuarto que se sumó a la medida es Miguel Peralta. Su hermano y su compañera leyeron una carta que él envió. Explicaron que Miguel está preso en el penal de Cuicatlán, en Oaxaca, con otras dos personas acusadas en su misma causa. En total, hay 34 personas acusadas del mismo asesinato, de las que 12 están presas.
Habla su compañera: "Miguel es originario de Eloxochitlán de Flores Magón, una comunidad en la sierra mazateca que se rige por usos y costumbres pero que desde buen tiempo sufre el asedio de los partidos políticos para reinstaurar el sistema electoral y consolidar la explotación de sus recursos naturales. Miguel estudiaba en el DF, dónde se definió libertario; participaba de la asamblea comunitaria del pueblo. El 15 de diciembre de 2015 hubo un enfrentamiento entre los partidarios y la asamblea y ellos retuvieron a un chavo armado del otro bando. Lo entregaron a la policía municipal y apareció muerto. Por eso los acusan de homicidio calificado a los 34 de la asamblea".
El contingente del Zócalo se logra unir con el que bajaba de Tlatelolco
y así es como reciben a los anarquistas que vienen del Anti-monumento.
Su
hermano explica que el juicio está detenido porque quienes los acusan
no se presentan a las audiencias, por lo que no avanzan a desagotar las
pruebas que podrían liberarlos. Él también es mazateco. Eloxochitlán es
el pueblo en el que nació Ricardo Flores Magón, uno de los anarquistas
principales de México.
En
Tlatelolco sigue pegando el sol a las cinco de la tarde. El ambiente es
distendido, tanto que la gente apenas nota el cambio de la bandera en el
mástil, que deja de ser tricolor para convertirse en roja y negra. Allí
dónde otros fueron abatidos en 1968, víctimas de la represión y los
balazos, los anarquistas lograron por fin despegarse de la policía que
los siguió todo el camino y hacer su acto en paz.
Enlaces relacionados / Fuente:
www.vice.com/es_mx/read/dos-de-octubre-con-el-bloque-negro
https://noticiasdeabajoml.wordpress.com/2016/10/03/desde-1968-fue-y-es-el-estado-2-de-octubre-no-se-olvida/
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