jueves, 2 de febrero de 2017

AHORA SON LOS PEDÓFILOS LOS QUE QUIEREN NORMALIZAR SU "AFICIÓN" (1ª parte)

AHORA SON LOS PEDÓFILOS LOS QUE QUIEREN NORMALIZAR SU "AFICIÓN" (1ª parte)



Recientemente, dos científicos holandeses han propuesto la legalización de la pornografía infantil. Hace unos meses un simposio fue organizado en los Estados Unidos para discutir la manera de legalizar la pedofilia. Hoy en día, los pedófilos tienen sus propios foros y grupos de Facebook, su partido político, sus diarios, su mascota, sus "juguetes sexuales", su día internacional ("International Love Boy Day" para los amantes de chicos o "Alice Day" para los amantes de las niñas) y forman asociaciones para" defender sus derechos". Los pedófilos se asumen, se muestran y se reivindican. Casi nos hacen olvidar que su ocupación es la de violar niños.



Si los pedófilos parecen así de abiertos en sus reivindicaciones al derecho a "vivir su sexualidad" es en parte porque juegan algunas nociones y conceptos que a veces son borrosos en la mente del público (y, de manera más alarmante, entre algunos científicos - pero veremos que esto no es realmente tan sorprendente). Con el pretexto de la "libertad de expresión", de superar el "tabú" y apresurándose a través de la enorme brecha que dejaron abierta los homosexuales que (legítimamente, ellos) defendieron sus derechos, los pedófilos se atreven a todo.

Entre estas nociones vagas en la mente del público, consideremos primero la del tabú. Por definición, un tabú es algo de lo "que sería impropio hablar en virtud de las convenciones sociales o morales" (Larousse). A menudo, el concepto de tabú es un concepto relacionado con la mentalidad de una época o cultura. Lo que era tabú en un momento ya no lo es en otro. Lo que es un tabú en una cultura no lo es en otra. De acuerdo con Freud -quien, por cierto, era un psicópata, como lo demuestra el famoso experto de grado en psicopatía, Hervey Cleckley, en su libro The Caricature of Love (La caricatura del amor)-, sólo dos tabúes son universales: el parricidio y el incesto. Sí, al parecer, hay regiones, épocas y culturas donde el canibalismo, el asesinato, la necrofilia y la pedofilia son bastante aceptables ...

La noción de tabú es entonces inherentemente subjetiva y variable. Cuando los medios hablan de tabúes, la palabra es a menudo sinónimo de falta de transparencia, de mentalidad retrógrada, de disposición a estancarse en el pasado. La definición de la Larousse ciertamente va en esa dirección. Al parecer, es entonces "la sociedad", en el más amplio sentido del término, la que determina un tabú y si ya es hora de sobrepasarlo. A veces para bien (terminar con la discriminación contra los homosexuales), a veces para mal (la normalización de la pedofilia). Sin embargo, ¿el hecho de que "la sociedad en sentido general" parezca tirar a una dirección, necesariamente significa que la misma tiene razón? Por supuesto que no. Por un lado, se debe observar primero el grado de ponerización de dicha sociedad y por lo tanto su tendencia a aceptar lo inaceptable. Una sociedad que es cada día un poco más chocada y traumatizada por los acontecimientos cada vez más violentos ya no es capaz de responder a otros. Esto se llama inhibición transmarginal. Por otro lado, hay que ver si es realmente la voluntad de la sociedad en sentido general, o bien, el hecho que de un grupo de personas tienen un interés en el asunto y ejercen su influencia.

Que la época en la que vivimos está ponerizada es obvio. Para aquellos que todavía están en duda, no hace falta más que consultar la sección "El niño de la sociedad" del portal Scott.net. Usted encontrará muchos ejemplos de todo tipo de actos del "final de los tiempos", de degeneración y todo tipo de hechos, cada uno más preocupante que el otro. ¿Podemos confiar en las decisiones de una sociedad tal? Probablemente no. ¿Son éstas las de un grupo de personas con un interés en el asunto? ¿Serían ellos más confiables? Obviamente no. Así que tenemos que tener esto en cuenta cuando se habla de "cambio de mentalidad", "la evolución de la moral", "desafiar lo prohibido" y "concepto tabú". También hay que tener en cuenta que este grupo con un interés en el caso, tratará de explotar la ponerización de la sociedad para sus propósitos.

Otro concepto que parece confuso es el de la libertad de expresión. Todo el mundo tiene derecho a tener una opinión y expresarla. Sin embargo, la propia ley establece que algunas opiniones (racistas "anti-semitas", sexistas, que inciten al odio o a la violencia) de hecho pierden este derecho por su propia naturaleza. El hecho de disfrutar de violar a niños ¿no es, por lo menos, tan grave, si no más, que estas excepciones a la libertad de expresión?

Luego viene la cuestión de la identidad sexual. Los pedófilos se defienden diciendo que "nacen de esa manera y no pueden hacer nada", y evocan a la homosexualidad como un ejemplo de esta sexualidad que no se elige. Nosotros nos saltearemos (por el momento en todo caso, ver más abajo) esta comparación tan ridícula como peligrosa (los homosexuales tienen relaciones CONSENTIDAS entre ADULTOS). Contrariamente, que los pedófilos hayan elegido su sexualidad o no, no tiene nada que ver con el derecho a la práctica. Después de todo, si seguimos esta lógica, los necrófilos también podrían hacer valer este derecho "porque nacieron así" y los degenerados a quienes les gusta hacer muebles de piel humana también tienen el derecho de expresar su creatividad, "porque ellos nacieron de esa manera." ¿Debemos dejar que estas personas hagan lo que quieran porque "nacieron así"? Obviamente no.

Un aumento (debido a que no es algo nuevo, véase más abajo) de la tendencia a la "tolerancia" es inminente y por lo tanto estos "progresistas" quieren debatir sobre la pedofilia y la pornografía infantil con el fin de legalizarlas. Los defensores de la pedofilia son, obviamente, los pedófilos mismos (que, como hemos visto, incluso hoy en día se reúnen en asociaciones - a cuándo la asociaciones de fanáticos de la violación?), pero también los escritores, científicos, sexólogos, profesores universitarios, políticos, etc., algo que no deja de añadir a la confusión pública.

De hecho, estos científicos ¿no están allí para guiar el hombre común que, en esencia, sabe menos que ellos? Esto es lo que sería lógico pensar, pero lamentablemente es falso. Por un lado, pueden estar tan ponerizados como la sociedad en general. La corrupción de la ciencia es un hecho probado y las universidades tampoco son inmunes. Por otra parte, debido a su condición, estos "especialistas eminentes" pueden ser cortejados (o pagados) por los psicópatas que tienen un interés en que la pedofilia y la pornografía infantil sean desdramatizadas y legalizadas. También pueden ser objeto de abuso por el psicópata y/o pedófilo, expertos en la manipulación y cuya especialidad es hacerse pasar por víctimas. Por último, no dejemos de lado el hecho de que estos científicos pueden ser psicópatas y/o pedófilos ellos mismos. Nunca están mejor atendidos que por sí mismos después de todo. Así que no tome automáticamente en serio lo que estas personas dicen. Su situación profesional o social no es en absoluto garantía de su moralidad o fiabilidad.

En lugar de basarse en conceptos vagos y desvíos deliberados y sobre el apoyo y el testimonio sesgado de individuos indignos de confianza, vamos a examinar los hechos para darnos una mejor idea de lo que realmente significa la pedofilia.

La pedofilia

La pedofilia es una atracción o preferencia sexual de un adulto hacia niños impúberes o en el inicio de la pubertad. Un pedófilo es una persona que experimenta este tipo de atracción.

De acuerdo con el criterio de la OMS, los adolescentes de entre 16 y 17 también se clasifican como pedófilos si tienen una preferencia sexual persistente o predominante hacia niños impúberes al menos cinco años más joven que ellos.

En la mayoría de las sociedades modernas, este tipo de preferencia es considerada una perversión sexual (parafilia) y las actividades relacionadas son condenados por la ley. Los pasajes al acto de pedofilia o las relaciones sexuales entre un adulto y un niño debajo de la edad de consentimiento, constituyen, jurídicamente, el abuso sexual de un menor, un título que puede adoptar diferentes formas según la legislación y el tipo de acto sexual incriminado. La pedofilia está clasificada como un trastorno de la preferencia sexual (trastorno mental) por la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y como una parafilia por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM).

La comunidad médica cree que la pedofilia es enfermedad, desviación, perversidad, en una palabra proveniente de la psiquiatría, y tal vez de la medicina. Se trata de la tesis más aceptada en el discurso psiquiátrico sobre el tema. (Fuente: Wikipedia)

Vemos, entonces, lo que es la pedofilia: enfermedad, desviación, perversidad. La pedofilia es una perversión sexual. Que sea o no tabú en un momento o en un lugar determinado no cambia nada. Los tabúes pasan, la perversión permanece. Cualquier sexualidad que involucre a otro ser vivo sin su consentimiento O asimilado (léase: un ser que no puede ser considerado como capaz de dar consentimiento en virtud de su falta de madurez y cuyo consentimiento por lo tanto no significa nada) es condenable. La pedofilia no se puede comparar EN NADA a la homosexualidad. La amalgama es común (por ignorancia o por intolerancia), pero también porque los pedófilos y psicópatas han encontrado esta táctica con el fin de ganarse el respeto en la opinión pública. Ellos intentan recuperar la lucha que los homosexuales han llevado a cabo por el reconocimiento de sus derechos para satisfacer así su perversión.

Según Anna Salter, en su libro Predators (Depredadores), hay básicamente dos tipos de pedófilos (en su mayoría hombres, pero de hecho, también hay pedófilas mujeres): los psicópatas y el resto. El resto, son personas que tienen una atracción por los niños. Algunos pasan al acto, otros no. Una vez que pasan al acto, ellos se las arreglan para convencerse de que el niño fue el iniciador del contacto (el más mínimo gesto puede ser erotizado por el pedófilo), que el niño "es un adulto en el cuerpo de un niño", que el niño lo deseaba tanto como él/ella, que el intercambio es agradable y beneficioso para el niño. Son absolutamente incapaces de ponerse en el lugar del niño, de comprender su sufrimiento y el abuso al que es sometido y se niegan a ver a su manipulación. Sólo sus instintos importan y éstos tienen que ser satisfechos.

(Fuente: https://es.sott.net/)

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