La industria lechera de Ucrania ha cambiado mucho en los últimos tiempos: tras el golpe de Estado de 2014 y una caída del nivel de vida, los proveedores de materias primas en la industria también han introducido cambios.
Sputnik/ Sergei Kirkach

vacas
La agricultura de subsistencia se ha convertido para muchos residentes en Ucrania en una fuente de ingresos adicionales y, a menudo, incluso la principal. Según las estadísticas
citadas por el medio Izvestia
, 13 millones de ucranianos que viven en pueblos mantenían unos cuatro millones de cabezas de ganado allá por 2016. Es decir,
hay literalmente una vaca en cada familia rural. Al menos un 25% de las materias primas para la industria lechera de Ucrania la representa la leche recogida de las fincas privadas. Empresas lácteas o sus intermediarios recorren las aldeas y negocian con los residentes para comprarles el producto, según la investigación del medio.
No obstante, el sistema ha quedado obsoleto y debe cambiar tras la introducción de estándares europeos. Ahora, la leche casera ya no se ajusta a estos. De ahí que solo se pueda comprar para la producción de caseína -el albumen lácteo-.
"La aldea zumba como una colmena agitada. La gente está al corriente de la ley que prohíbe recoger leche de la población. Los compradores les han mostrado la norma y les sugirieron una salida. Consintieron tomar leche, pero por dos grivnas por litro en vez de cinco, como se hacía antes", dice la publicación ucraniana Strana. En muchas aldeas de Ucrania, desde Járkiv hasta Leópolis, los lugareños empezaron a mostrar un profundo descontento, ya que les causará una pérdida de ingresos cruciales.
El primer ministro de Ucrania, Volodímir Groisman, tuvo que pedir perdón por las innovaciones dudosas y afirmó: "A la gente le vamos a seguir permitiendo criar ganado y vender leche pacíficamente y vamos a impedir que nadie interfiera".
Para obtener una leche que se ajuste a los altos estándares europeos valen las vacas que ya existen en las haciendas particulares de los ucranianos. Sin embargo, hay que ordeñarlas con una buena máquina de ordeño y luego lavar la máquina y los envases de leche. La leche debe enfriarse inmediatamente a una temperatura de 4°C, para acto seguido ser entregada a un punto de procesamiento.
Para los ucranianos de aldeas normales y corrientes es imposible observar todas estas reglas, ya que por falta de dinero no tienen máquinas adecuadas ni cámaras de frío, destaca Izvestia, que recuerda que el bajo nivel de vida los obliga a vender su leche a las plantas en primer lugar.
Además, "no se puede decir que solo un 25% de los productos lácteos lleguen a las lecherías de granjas privadas. La cifra es el doble", dice Iván Tómich, presidente de la Asociación de Granjeros y Propietarios Privados de Ucrania.
Según Tómich, si el suministro de leche se reduce a la mitad, el aumento en los precios de los productos lácteos será enorme y en el mercado interno habrá escasez. Como resultado, a lo largo del presente año, los precios de la leche aumentarán constantemente y la calidad de los productos se resentirá. Tómich está seguro de que "los ingresos de los residentes en el campo disminuirán drásticamente debido a la incapacidad de vender sus productos y, en consecuencia, uno debería esperar disturbios en todo el país".
Mientras tanto, a Ucrania le esperan en 2019 las elecciones presidenciales y parlamentarias. Ante esta situación, las autoridades no están interesadas en tener votantes enojados en la aldea. Bajo la presión del próximo período preelectoral, la introducción de nuevos estándares ya ha sido pospuesta hasta principios de julio.
No obstante, las nuevas normas solo se podrán introducir tras los comicios, dentro de un año y medio. El único problema es convencer a los socios europeos, que ahora tienen otra carta ganadora que se utilizará para presionar al presidente y a su séquito, concluye el análisis de Izvestia.