lunes, 30 de julio de 2018

La 'diplomacia triangular' de Estados Unidos, Rusia y China en constante movimiento una vez más


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La 'diplomacia triangular' de Estados Unidos, Rusia y China en constante movimiento una vez más


Kissinger argumentó que Estados Unidos, que buscaba sacar provecho de la enemistad entre Moscú y Pekín en la era de la Guerra Fría, necesitaría por lo tanto "jugar este juego del equilibrio de poder sin emoción alguna. En este momento, necesitamos a los chinos para corregir a los rusos y para disciplinarlos”. Pero en el futuro, sería al revés.
LA 'DIPLOMACIA TRIANGULAR' DE
ESTADOS UNIDOS, RUSIA Y CHINA EN
CONSTANTE MOVIMIENTO UNA VEZ MÁS
Por M K Bhadrakumar 
En una conversación con el Financial Times la semana pasada, Henry Kissinger hizo un comentario muy significativo sobre la intención del presidente Donald Trump de mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. La conversación tuvo lugar en el contexto de la cumbre de Helsinki del 16 de julio. Kissinger dijo: "Creo que Trump puede ser una de esas figuras en la historia que aparece de vez en cuando para marcar el final de una era y forzarla a renunciar sus viejos pretextos. Esto no necesariamente significa que él lo sabe, o que está considerando una gran alternativa. Podría ser solo un accidente”.
Kissinger no dio más detalles, pero el tenor de su pensamiento es consistente con las opiniones que ha expresado en el pasado: la constante pérdida de influencia de Estados Unidos en la arena global, el ascenso de China y el resurgimiento de Rusia, lo cual que requiere un nuevo equilibrio global.
Ya en 1972, en una conversación con Richard Nixon sobre su próximo viaje a China, que simbolizaba la apertura histórica a Beijing, Kissinger pudo visualizar que tal reequilibrio sería necesario en el futuro. Él fue de la opinión de que, en comparación con los soviéticos (rusos), los chinos eran "igual de peligrosos". De hecho, son más peligrosos durante un período histórico”. Kissinger añadió, "en 20 años su sucesor (de Nixon), si es tan sabio como usted, terminará inclinándose hacia los rusos en contra de los chinos".
Kissinger argumentó que Estados Unidos, que buscaba sacar provecho de la enemistad entre Moscú y Pekín en la era de la Guerra Fría, necesitaría por lo tanto "jugar este juego del equilibrio de poder sin emoción alguna. En este momento, necesitamos a los chinos para corregir a los rusos y para disciplinarlos”. Pero en el futuro, sería al revés.
Por supuesto, Kissinger no es el pionero de la 'diplomacia triangular' de los Estados Unidos, Rusia y China. No es ningún secreto que en la década de 1950, los Estados Unidos hicieron todo lo posible para abrir una brecha entre Mao Zedong y Nikita Khrushchev. El énfasis estaba en aislar a la "China comunista". La pasión de Jrushchov por la "coexistencia pacífica" después de su cumbre con Dwight Eisenhower en 1959 en Camp David, se convirtió en un momento decisivo en el cisma chino-soviético.
Pero incluso cuando se profundizaba el cisma sino-soviético (que culminó en el sangriento conflicto en el río Ussuri en 1969), Nixon revirtió la política de Eisenhower y abrió la línea a Beijing, priorizando la competencia global de los Estados Unidos con la Unión Soviética. Los materiales de archivo desclasificados de la Guerra Fría muestran que Washington consideró seriamente la posibilidad de una guerra sino-soviética más amplia. Un singular memorando del Departamento de Estado de los Estados Unidos relata un momento increíble en la historia de la Guerra Fría: un oficial de la KGB inquiriendo acerca de la reacción estadounidense ante un hipotético ataque soviético contra instalaciones de armas nucleares chinas.
Luego hay un memorándum escrito para llamar la atención de Kissinger por el influyente observador de China, Allen S. Whiting, advirtiendo del peligro de un ataque soviético contra China. Evidentemente, 1969 fue un año crucial cuando la política de los EE.UU, en base a la evaluación de que las tensiones entre China y la Unión Soviética proporcionaban una fundamento para el acercamiento sino-estadounidense, sufre un reajuste. Esto condujo a la dramática propuesta de Nixon y Kissinger para establecer comunicaciones secretas con China a través de Pakistán y Rumania.
Ahora bien, esta recapitulación es útil hoy en día, porque las maniobras de Trump hasta ahora son indicativas de una agenda para volver a la era de Eisenhower: forjar una alianza con Rusia para contener a China.
¿Morderá Putin el anzuelo de Trump? Bueno, eso depende. En mi opinión, no hay duda de que Putin verá aquí una gran oportunidad para Rusia. Pero dependerá de lo que ofrece EE.UU. Los exuberantes elogios de Putin hacia Trump respecto a la cuestión norcoreana y la cálida respuesta de este último fue un intercambio significativo en Helsinki, ha sido un buen comienzo para subrayar el entusiasmo de Moscú por desempeñar un papel más amplio en la región Asia-Pacífico.
Beijing debe estar viendo el "deshielo" en Helsinki con cierta inquietud. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China recibió de buena manera la cumbre de Helsinki. Pero la evaluación que prevalece entre los analistas chinos es que no va a pasar mucho, ya que las contradicciones en las relaciones entre Rusia y los Estados Unidos son sustanciales y la rusofobia es muy generalizada dentro del establishment estadounidense.
El gubernamental China Daily publicó el editorial, ¿Ha restablecido la reunión en Helsinki las relaciones entre Rusia y los Estados Unidos? En el que se estima que, en el mejor de los casos, "la cumbre de Helsinki representa un buen comienzo para mejorar las relaciones entre los EE.UU y Rusia". Sin embargo, el editorial es pesimista sobre cualquier avance real entre Estados Unidos y Rusia, incluido en Siria, el tema que Putin destacó como una prueba de la eficacia de la cooperación ruso-estadounidense.
Por otra parte, el Gobal Times, el tabloide del Partido Comunista Chino, desplegó un editorial en el que ofrece un sorprendente análisis sobre lo que ha llevado a Trump a prestar tanta atención ("respeto") a Rusia: China puede aprender del respeto de Trump hacia Rusia. Concluye que la única razón concebible podría ser que, aunque Rusia no es una potencia económica, ha conservado su influencia en el escenario mundial debido al poder militar:
Trump ha insistido repetidamente en que Rusia y Estados Unidos son las dos mayores potencias nucleares del mundo, con un arsenal nuclear combinado que representa el 90 por ciento del total mundial, y por lo tanto, Estados Unidos debe vivir en paz con Rusia. Sobre las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, Trump se muestra sagaz.
Por el contrario, si Estados Unidos está ejerciendo presión sobre China hoy en día, es porque China, aunque un gigante económico, sigue siendo una potencia militar débil. Por lo tanto:
Las armas nucleares de China no solo deben asegurar un segundo ataque sino que también juegan un papel fundamental en establecer un fuerte disuasivo para que las potencias extranjeras no se atrevan a intimidar a China militarmente.... Parte de la arrogancia estratégica de Estados Unidos puede provenir de su ventaja nuclear absoluta.... China debe acelerar el proceso de desarrollo de su poder nuclear estratégico.... No solo debemos poseer un fuerte arsenal nuclear, sino que también debemos dejar que el mundo exterior sepa que China está decidida a defender sus intereses nacionales fundamentales con armamento nuclear.
De hecho, si llega el momento crucial, China estará sola dentro del triángulo Kissingeriano. Y China necesita prepararse para tal contingencia. Por otro lado, la urgencia de China para crear un vasto arsenal nuclear podría ridiculizar las arrogantes nociones en Moscú y Washington de que son los únicos adultos que mantienen el equilibrio estratégico global.
USA.

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