lunes, 28 de enero de 2013

Calderón se fue a Hard-Bar a vomitar sus abusos

Calderón se fue a Hard-Bar a vomitar sus abusos

Después de gestionar en dos o tres universidades estadunidenses, Calderón se ha instalado, no en la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts. Para seguir con su adicción, se fue a Hard-Bar, y estará 1 año para ver si se cura. Su alma mater fue la Escuela Libre de Derecho. Pero dice que cursó una maestría en la Escuela de Gobierno John F Kennedy, de Harvard; donde existe un grupo de investigadores del Programa Global Angelopoulos de Líderes Públicos. Como exalumno, Calderón hacía donativos a esa Universidad, pero sus directivos se equivocaron al aceptarlo. Pues nada aportará tras su fracaso social, económico y político. Tal vez es para que los estudiantes sepan lo que no debe hacer un político. O como conejillo de Indias, para verificar al antilíder.
 
Ir a Hard-Bar es, primero que nada, una salida a su exilio. No podía vivir en nuestro país. Fue un mal presidente. Macroeconómicamente estuvo bien, dicen algunos empresarios. Supongamos, sin conceder, que así fue. Pero, microeconómicamente la nación es un desastre de pobreza y desempleo con cifras manipuladas. ¿Y qué decir de su guerra? Los narcos siguen matando con Peña y éste no quiso retirar a los militares de las calles, según parece, porque su “gendarmería”, al estilo chileno, todavía no está lista. Más de 100 mil homicidios. Miles de desaparecidos y secuestrados… En una guerra que no solucionó el alzamiento criminal de los cárteles encabezados por el multimillonario Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
 
Dos fuerzas se disputan el territorio nacional: narcos y funcionarios. Esto dejó Calderón, y los panistas anticalderonistas están pagando el desastre electoral. Los asesinatos ya penetraron la capital del país. Y dice el desgobernador del Estado de México que ahí danzan tres cárteles, lo cual ya se sabía desde Peña. Calderón no puede enseñar nada que no sean los grados de alcohol de su bebida favorita: cognac con refresco de cola. Fue un borrachín en el poder. Se gastó las utilidades petroleras. Su gestión administrativa es de un autoritario. No cuidó elecciones presidenciales limpias. Dejó un país al borde de la crisis general que puede derivar en revueltas por hambre y que las delincuencias se apoderen del control institucional.
 
Hará mucho daño en Harvard si se dedica a mentir sobre su gestión. Mejor hubiera sido que los estadunidenses lo encubrieran, llevándolo a un laboratorio de alcoholes. Sería un catador verídico. Y ya borracho, ponerlo a cantar sus bohemias. Nada tiene que hacer en una universidad. Ni como investigador. Es un pobre diablo que nunca debió haber sido presidente. Y lo fue, pero uno más del montón que ha sufrido la nación. Y todavía le dieron una beca, cuando sería feliz al ser el barman de Hard-Bar. Desgració a más de 100 millones de mexicanos con sus abusos, desaciertos, robos y desplantes; y con su grupo se comportó como otro cártel. El Chapo sí que sabe de negocios y mucho les hubiera servido a los estadunidenses. Por lo pronto, Calderón logró que lo becaran allá y desde aquí se lleva una fortuna mensual y 74 militares para cuidarlo. Así que: ¡salud en la Hard-Bar!

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