martes, 3 de junio de 2014

Al Assad se dispone a convertirse en presidente eterno de Siria

Al Assad se dispone a convertirse en presidente eterno de Siria

Día 03/06/2014 - 13.52h

El líder sirio busca en estas peculiares elecciones la legitimación política a su paulatina victoria en una larga guerra que aún divide profundamente al país

afp
Un cartel electoral, con el rostro de Bashar Al Assad bañado en pintura roja
La Siria que controla Bashar Al Assad reelegirá por un nuevo mandato de siete años al presidente que dirige el país desde 2000 y que es el único mandatario que ha sobrevivido a la «primavera árabe», que acabó con sus homónimos en Túnez, Egipto, Libia y Yemen. Assad ha contado con un doble pilar que le ha permitido sobrevivir a los más de tres años de guerra. A nivel interno goza del respaldo de las minorías religiosas cristianos, alauitas y chiitas- junto a las clases medias y altas suníes, y desde el extranjero está blindado por Rusia, Irán, China y la milicia chií libanesa de Hizbolá. La progresiva radicalización de una oposición armada liderada por Al Qaeda han terminado de reforzar la posición del dirigente que ha elegido el eslogan «juntos» para afrontar estas elecciones que se celebrarán en un clima de guerra abierta.
La oposición nacional y en el extranjero llaman al boicot de una cita que consideran un «simple teatro». «Hablamos de un estado autoritario en el que las agencias de seguridad van a controlar cada centro de voto y además el régimen pondrá urnas en ministerios, escuelas y universidades para asegurarse que funcionarios y estudiantes voten sin falta por Assad», denuncia Murhaf Jouejati, miembro de la delegación opositora que tomó parte en las conversaciones de Ginebra exiliado en Washington, que piensa que «nadie se toma las elecciones en serio, ni en Siria, ni el extranjero».

Salida a la crisis

Los altos dirigentes del Gobierno insisten en que «se trata de una puerta hacia la solución de la crisis», según el ministro de Información, Omran Al Zoubi, y tratan de dotar de la mayor formalidad a un proceso en el que, por primera vez, habrá dos candidatos que disputen la victoria a un miembro de la familia Assad, el empresario Hassan Al Nuri y Naher Al Hajjar, diputado y simpatizante comunista.
La Comisión Electoral ordenó la retirada de carteles durante la jornada de reflexión –aunque debido a la presencia masiva de imágenes de Assad fue imposible cumplir la orden- e informó que unos 16 millones de sirios están llamados a acudir a las urnas. 9.601 colegios electorales abrirán sus puertas en las zonas que controla el Gobierno de siete de la mañana a siete de la tarde. El miércoles y jueves 43 embajadas establecieron puntos de voto para los emigrantes sirios y lo vivido en Líbano, donde decenas de miles de votantes colapsaron la legación al grito de «¡Assad, Assad!», fue un anticipo de lo que se vivirá en estas próximas 24 horas.
Elia Samman, miembro del Ministerio de Reconciliación Nacional, reconoce que el proceso no llega en el mejor momento, pero «es una obligación constitucional, la alternativa es el vacío de poder, que es lo peor que le podía pasar al país en estas circunstancias, así que pasemos este trámite cuanto antes».

Enmiendas constitucionales

Después de unos primeros meses de incertidumbre marcados por el alto número de bajas del Ejército, el apoyo de Occidente a la oposición y los continuos atentados en Damasco, corazón del régimen, los avances en el último año en el campo militar han afianzado la figura de Assad.
En marzo el parlamento introdujo una serie de enmiendas a la ley electoral para adaptarla a los nuevos tiempos y allanar aún más el camino a su reelección. Todo candidato debe ser respaldado por al menos 35 miembros del partido Baaz –en el poder desde 1963 y cuyo máximo dirigente es el propio Assad-, debe haber vivido en Siria los últimos diez años, no puede tener doble nacionalidad y en caso de estar casado, su mujer debe ser siria, los sirios que han salido del país de forma ilegal no pueden votar (la mayoría de los 2,5 millones de refugiados)… Unas medidas que cercenan las posibilidades de cualquiera de los posibles aspirantes de la oposición política en el exilio respaldada por Occidente.
«Todo el mundo sabe perfectamente que las elecciones serán una farsa y que Bashar obtendrá una aplastante mayoría», adelanta Ignacio Álvarez Ossorio, Profesor de Estudios Árabes e Islámicos y autor de «Siria contemporánea». La reelección no cambiará mucho las cosas según Patrick Cockburn ya que «el país está arruinado y Assad no tiene los medios para obtener una victoria decisiva. Aunque a menos que EEUU, Arabia Saudí, Turquía y el resto de aliados de la oposición estén dispuestos a una larga guerra para agotar al Gobierno, no hay ningún motivo que le impida seguir», recoge el experto en la región en uno de sus últimos artículos en «The Independent». Un requisito que, de momento, no se produce porque la oposición está dividida, mantiene una feroz guerra interna y desde Occidente continúan sin poder crear un grupo moderado que sirva de alternativa real a Assad.

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