domingo, 5 de octubre de 2014

La justicia mexicana: en la miseria y en la desolación

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Angel Sandoval.


La justicia mexicana: en la miseria y en la desolación

@YorchAromero sáb 4 oct 2014 09:58
  La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública (Envipe), levantada por el Inegi y publicada esta semana que concluye, demuestra el fracaso: en 2013 se cometieron 33 millones de delitos contra personas adultas, esto es 12% más que en 2012. 

En México la inseguridad es un cáncer que sigue avanzando y que el Estado no logra controlar. Desde hace ya varios sexenios lo único que ocurre es que llegan nuevos gobiernos y desde el principio se encuentran presionados por el crecimiento de los delitos que no saben cómo combatir.
Las nuevas administraciones terminan desarrollando estrategias que básicamente consisten en cambiar el  nombre y fachada de las corporaciones de procuración de justicia y seguridad pública.
Hemos visto desfilar federales preventivas, fiscalías, gendarmerías, policías de proximidad, mandos únicos, cuerpos de élite; abundan nombres y fachadas, pero lo que no funciona ni progresa es la seguridad.
La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública (Envipe), levantada por el Inegi y publicada esta semana que concluye, demuestra el fracaso: en 2013 se cometieron 33 millones de delitos contra personas adultas, esto es 12% más que en 2012.
La tasa de delitos mostró también un incremento significativo: en 2013 fue de 41 mil 563 crímenes por cada 100 mil habitantes, mientras que en 2012 la proporción fue de 35 mil 139 por cada 100 mil.
En 2013 hubo 22.5 millones de víctimas, lo que significa que cada una sufrió en promedio 1.5 crímenes.
Pero más allá de las cifras, el problema, todos lo sabemos, es la impunidad que infecta como virus todo el territorio nacional.
En reciente visita a Los Mochis, Sinaloa, Juan Velázquez, mejor conocido como El abogado del diablo por defender a personajes políticos como Carlos Salinas, Luis Echeverría y José López Portillo, declaró que la justicia mexicana está en la miseria y en la desolación.
 ¿Por qué? El abogado respondió con cifras: 400 municipios no tienen policías; 800 sí tienen pero sus elementos apenas saben leer y escribir.
Pero la cifra que explica el desastre es el hecho de que alrededor de 98 por ciento de los delitos que se cometen en México simplemente queda impune, según el propio Velázquez.
Para mi desgracia, he tenido que visitar en dos ocasiones ministerios públicos y en ambas ocasiones algo me quedó claro desde el principio: ningún policía investigaría mi denuncia.
La primera experiencia fue por robo de automóvil. Desde que puse un pie en la agencia del ministerio público ubicada a un costado de la delegación Cuauhtémoc del Distrito Federal uno de los policías me advirtió que seguramente no lo encontrarían y que los delincuentes cada vez sofisticaban más sus estrategias.  
Desde luego, seguí pese al desánimo que provocó el comentario del policía, pero después, con los mensajes que transmiten las actitudes y los gestos, pude adivinar mi futuro: el auto que me habían robado jamás regresaría a mis manos.
El agente que tomó mi declaración, en tono regañón, censuró el hecho de que hubiera tardado tanto (menos de un día después del asalto) y luego noté que estábamos en medio de un trámite protocolario. Intuí que en cuanto saliera de la oficina del agente mi declaración sería archivada junto con la averiguación previa.
Cinco años después corroboro que la denuncia que presenté no rindió fruto alguno y que sólo sirvió para tener un sustento legal en caso que mi ex auto fuera utilizado para cometer algún otro ilícito.
Esta semana visité otro ministerio público, esta vez en el estado de Hidalgo, luego que sufrí el robo de mi cartera. Cuando rendía mi declaración, tuve un deja vú: sabía que el acta que escribía el agente sólo engrosaría aún más la pesada columna de archivos que seguramente se acumulan en alguna bodega de la procuraduría estatal.

jorgebeat77@me.com

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