lunes, 3 de noviembre de 2014

No fue el Estado,

No fue el Estado

Por Roberto Remes Tello de Meneses I Noviembre 3, 2014 I 1:19 am
No fue el estado. El Estado no era José Luís Abarca y ni María de los Ángeles Pineda, presidente municipal de Iguala y su esposa. Es cierto. Tampoco el ex gobernador Ángel Aguirre, de haber permitido la fuga de Pineda era el Estado, ni aunque hubieran sido amantes, como se ha dicho. Tampoco el alcalde de Cocula, a donde los estudiantes fueron trasladados. Tampoco los policías de Cocula ni de Iguala eran el Estado.

Buscamos a 43 estudiantes normalistas y lo que encontramos son fosas clandestinas donde se han depositado los restos de otros muertos. En los últimos años han aparecido fosas clandestinas en Durango, Tamaulipas, Veracruz, Michoacán. Claro, obra de delincuentes que se escabulleron de la policía, que evitaron los retenes que ya hay en todo el país, que consiguieron las armas de importadores muy discretos.

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En este país han rodado cabezas por las calles, se han colgado cadáveres enteros y mutilados de los puentes, narcomantas, se puede circular sin placas, armado, con vidrios polarizados, sirenas en autos particulares. Se han vaciado cárceles completas. Soldados, que no el ejército, fusilan a delincuentes como antaño. Pero en efecto, no fue el Estado.

Somos una sociedad que se ha decidido a no recompensar al héroe. No le juegues al héroe nos recomiendan. En estos días desaparece y muere una de las promotoras de #ReynosaFollow, como si individuos –no el Estado– nos quisieran convencer de callar absolutamente todo.

Del ojo de hormiga a la sumisión al crimen organizado no hay gran distancia. Es muy fácil documentar desviaciones de la autoridad: policías extorsionando automovilistas, policías mirando su celular, policías al servicio de los policías. Pero no, no fue el Estado.

Gran parte del pequeño comercio mexicano está asolado por el renteo y las extorsiones. ¿Denunciar? ¿Para qué y ante quién? Los delitos quedan impunes. Se denuncia sólo lo necesario (lo que está asegurado, los vehículos y las muertes). Pero las cifras optimistas, todas, pasan en horario AAA. Un futuro promisorio nos revelan las industrias automotriz y energética. Así es la línea editorial de las televisoras, y el Estado nada tuvo que ver.

Escándalos en el PAN y en el PRD. La difusión masiva de la fotografía de Andrés Manuel López Obrador con Abarca. Peña Nieto no quiere tener opositores fuertes. Los actuales dirigentes del PAN y el PRD le son cómodos, sus opositores internos no, AMLO tampoco. El país indignado por la desaparición de los 43 estudiantes, pero la operación política del equipo del presidente se esfuerza para que no haya ningún líder opositor visible. Las salidas “orgánicas” o institucionales se agotan.

Mientras los cuerpos o los estudiantes vivos no aparezcan, el delito es continuado; es decir, se está realizando a cada momento. No fue el Estado, sigue siendo el Estado. Con mayúsculas y en presente. Es el Estado. Es el Estado el que no funciona, es el contrato social, el pacto, el que no funciona. Es el Estado el que permite la impunidad, el que se ha fusionado con los delincuentes emanados de la sociedad y el que ya no tiene defensas frente a ellos.

Son los tres poderes del Estado y los tres niveles de gobierno los que se blindan, los que viven en sus esferas de poder, entre rejas y detectores de metales, los que carecen de sensibilidad para tratar a las víctimas, los que son incapaces de construir la solución a todo este embrollo de homicidios, desapariciones, fugas, extorsiones y desplazamientos.

Es el Estado el que cree que la solución está en el pacto social vigente, que el debilitamiento a los opositores al actual régimen es la mejor manera de asegurar el éxito en su misión, es el Estado el que no entiende que su estructura está corroída desde la base. No fue el Estado, sigue siendo el Estado y lo seguirá siendo hasta en tanto no lo podamos reemplazar por otro.

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