Los trapos sucios de Turquía y la Unión Europea salen al aire
El 16 de agosto la cadena pública de televisión ARD difundió extractos
de un documento confidencial del Ministerio alemán de Interior que
calificaba a Turquía de “plataforma de los grupos islamistas de Oriente Medio” por su apoyo “a los Hermanos Musulmanes en Egipto, a Hamas y a los grupos armados islamistas en Siria”.
La divulgación de los “trapos sucios” de Erdogan fue una pequeña venganza que se tomó el gobierno de Merkel por el fracaso del golpe de Estado en Turquía el 15 de julio y las imputaciones que han ido llegando procedentes del gobierno de Erdogan sobre la intervención de la OTAN y los imperialistas en el mismo.
Tras la divulgación, el gobierno de Ankara pidió explicaciones, al tiempo que denunciaba una política de “dos pesos dos medidas” procedentes de ciertos círculos políticos en Alemania.
Durante una rueda de prensa, el portavoz del Ministerio alemán de Interior, Johannes Dimroth, quiso rectificar el contenido claramente incriminatorio documento confidencial diciendo que el Ministerio no era “experto” en la materia y que “por error” la respuesta se redactó sin la intervención del Ministerio de Asuntos Exteriores.
“Estamos firmemente convencidos de que Turquía [...] es el socio más importante en lo que concierne al llamado Califato Islámico”, dijo el portavoz, mientras la de otro Ministerio, el de Asuntos Exteriores, Sawsan Chebli, aseguró que ellos no estaban de acuerdo con el documento confidencial.
En junio Erdogan se entrevistó con Jaled Mechaal, dirigente de Hamas que, según Estados Unidos y la Unión Europea, es una organización terrorista. Hasta la fecha, en numerosas ocasiones el presidente turco ha repetido su apoyo a los Hermanos Musulmanes en Egipto, donde fueron destituidos del gobierno en 2013 por un golpe de Estado del general Al-Sisi
Los vínculos del MIT, la inteligencia militar turca, con el Califato Islámico, han sido muy estrechos. Algunos batallones turcomanos y uigures de los yihadistas, como los kamikazes que operan en Alepo, están directamente dirigidos por oficiales turcos.
Este tipo de situaciones, con los trapos sucios por los aires, forman el escenario perfecto para confirmar muchos datos, aunque la mayor parte de ellos sean sabidos de antemano y, sobre todo, para comprobar las contradicciones y el grado de deterioro al que llegan unos y otros.
En el caso de Austria, la diplomacia turca ya ha retirado a su embajador y ha calificado el gobierno de Viena como “radicalmente racista”, algo también muy sabido pero que ayuda a ilustrar el alejamiento de Turquía respecto a la Unión Europea.
La piedra de toque sigue siendo la Guerra de Siria, donde el gobierno de Erdogan sigue negociando en secreto con su homólogo de Damasco. Aunque no ha trascendido el contenido de dichas negociaciones, los turcos se han resignado a que Bashar Al-Assad se mantenga en su cargo y ayer el ejército turco bombardeó las posiciones del Califato Islámico en el norte de Siria, según informó la cadena de televisión turca NTV.
La divulgación de los “trapos sucios” de Erdogan fue una pequeña venganza que se tomó el gobierno de Merkel por el fracaso del golpe de Estado en Turquía el 15 de julio y las imputaciones que han ido llegando procedentes del gobierno de Erdogan sobre la intervención de la OTAN y los imperialistas en el mismo.
Tras la divulgación, el gobierno de Ankara pidió explicaciones, al tiempo que denunciaba una política de “dos pesos dos medidas” procedentes de ciertos círculos políticos en Alemania.
Durante una rueda de prensa, el portavoz del Ministerio alemán de Interior, Johannes Dimroth, quiso rectificar el contenido claramente incriminatorio documento confidencial diciendo que el Ministerio no era “experto” en la materia y que “por error” la respuesta se redactó sin la intervención del Ministerio de Asuntos Exteriores.
“Estamos firmemente convencidos de que Turquía [...] es el socio más importante en lo que concierne al llamado Califato Islámico”, dijo el portavoz, mientras la de otro Ministerio, el de Asuntos Exteriores, Sawsan Chebli, aseguró que ellos no estaban de acuerdo con el documento confidencial.
En junio Erdogan se entrevistó con Jaled Mechaal, dirigente de Hamas que, según Estados Unidos y la Unión Europea, es una organización terrorista. Hasta la fecha, en numerosas ocasiones el presidente turco ha repetido su apoyo a los Hermanos Musulmanes en Egipto, donde fueron destituidos del gobierno en 2013 por un golpe de Estado del general Al-Sisi
Los vínculos del MIT, la inteligencia militar turca, con el Califato Islámico, han sido muy estrechos. Algunos batallones turcomanos y uigures de los yihadistas, como los kamikazes que operan en Alepo, están directamente dirigidos por oficiales turcos.
Este tipo de situaciones, con los trapos sucios por los aires, forman el escenario perfecto para confirmar muchos datos, aunque la mayor parte de ellos sean sabidos de antemano y, sobre todo, para comprobar las contradicciones y el grado de deterioro al que llegan unos y otros.
En el caso de Austria, la diplomacia turca ya ha retirado a su embajador y ha calificado el gobierno de Viena como “radicalmente racista”, algo también muy sabido pero que ayuda a ilustrar el alejamiento de Turquía respecto a la Unión Europea.
La piedra de toque sigue siendo la Guerra de Siria, donde el gobierno de Erdogan sigue negociando en secreto con su homólogo de Damasco. Aunque no ha trascendido el contenido de dichas negociaciones, los turcos se han resignado a que Bashar Al-Assad se mantenga en su cargo y ayer el ejército turco bombardeó las posiciones del Califato Islámico en el norte de Siria, según informó la cadena de televisión turca NTV.
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