miércoles, 5 de abril de 2017

La catástrofe de Siria


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La catástrofe de Siria

 

 

Casa Editorial El País Cali
   

 Por: Editorial .
De lejos se trata de la peor catástrofe humanitaria en lo que va del Siglo XXI. El mundo está evidenciando en Siria una tragedia a la que no encuentra cómo hallarle una solución.
Ayer, aviones del régimen de Bassar Al Assad bombardearon con gas mostaza una comunidad de civiles. Decenas murieron, cientos más quedaron afectados y la comunidad internacional condena la tiranía asesina.
De otra parte y por primera vez desde que comenzó la guerra en Siria, las cifras de refugiados superaron los cinco millones de personas. Es como si de un día para otro Cali y Medellín desaparecieran. La información de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, refleja la crudeza de una guerra que en seis años ha cobrado la vida de más de 300.000 personas y ha generado 6,3 millones de desplazados.
Infortunadamente, Siria es hoy una especie de laboratorio de la geopolítica mundial en la que las grandes potencias mundiales y de la región se han puesto a prueba y se han mostrado los dientes. Pero los únicos perdedores han sido los habitantes de este país de 25 millones de seres humanos que no parecen contar en ese ajedrez.
¿Por qué un conflicto interno derivó en la catástrofe? Desde 1970 se instauró allí la dictadura de la familia Al-Asad. A partir de la muerte de su fundador, su hijo Bashar Al-Asad se encargó de reprimir la democracia e impedir las libertades.
Al amparo de lo que se llamó la Primavera Árabe, en febrero del 2011, comenzaron las manifestaciones en contra del dictador, duramente reprimidas. El inconformismo pronto se extendió y en julio de ese año ya Siria era una caldera de opositores armados contra el régimen, un Asad atrincherado, respaldado por Rusia e Irán, y un expectante Estados Unidos que calculaba cada paso.
Pero fue el nacimiento el Estado Islámico, empeñado en crear el gran califato de Iraq-Siria, el que determinó la participación de Estados Unidos, varios de sus aliados en Europa y las potencias del área, Arabia Saudita, Israel, Qatar y Turquía, en defensa de sus intereses.
Lo que siguió fue atroz. Ciudades como Alepo, Palmira, Damasco, de un inmenso valor histórico, arquitectónico y religioso fueron arrasadas. Centenares de miles de personas huyen hacia Líbano, Jordania y Turquía, y millones de refugiados tratan de llegar a una Europa que no los quiere recibir.
El pasado lunes, Bruselas reconoció su fracaso. La Comisión Europea, que anunció repartir 160.000 de ellos entre los países miembros para aliviar la crítica situación de Grecia e Italia, admitió que solo podrá cumplir el 25% de lo previsto. Y la Acnur advirtió que este año 480.000 sirios necesitarán un país para recomenzar su vida.
Mientras esto sucede, Al-Asad se atornilla al poder, con el respaldo de Rusia e Irán. Y Estados Unidos duda mientras su Secretario de Estado dejó claro que la salida del dictador ya no es su prioridad.
En medio de esta lucha de intereses, las víctimas son los sirios que son asesinados con gases letales. Ese es el país que se niega a abandonar Asad a quien ya no le acabe otra acusación por crímenes de guerra contra su Nación.

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