martes, 3 de abril de 2018

Entre “¡hijos de puta!” y un “¡México chingón!”


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Entre “¡hijos de puta!” y un “¡México chingón!”

 

Autor: Álvaro Cepeda Neri *

I. Es la degradación total de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional; este último con un “Mid” [José Antonio Meade], vulgar, corriente, hipocritón; el otro con Diego Fernández de Cevallos, como siempre, prepotente, altanero, brabucón. Los dos amigos en privado, de abrazo en el cumpleaños del priísta, representando a sus respectivos cárteles de la “grilla”; despojándose de su disfraz de políticos para mostrarse tal cual son. Ambos en un duelo a “mentadas” y para mostrar quién grita más: la “escuela” del jefe Diego en la ultraderecha, como siempre, de la reacción conservadora; el priísta enseñando su “graduación” en esa misma corriente, porque también es ultraderechista, religioso, que sabe gritar: “¡Juntos vamos a hacer un México chingón!” El panista es asesor de Ricardo Anaya y grita en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de la Procuraduría General de la República, “¡hijos de puta!”; según él, no a los empleados que les recibieron el escrito, sino a quienes al frente y detrás de la PGR han amenazado al candidato queretano. Es un duelo de insultos para demostrar quién es más macho, más “entrón” y más lengua suelta, para enviarse palabras ofensivas.II. El “abogado” Fernández de Cevallos exhibe su “estrategia” intimidatoria. “Mid” se pone a tono con los gritos de los acarreados. Los ciudadanos miran y escuchan el ruido soez del espectáculo, donde Anaya y el priísta enseñan su madera para dirigir delincuentes, pero carecen de ética democrática y republicana, así como de programas para competir por una Presidencia degradada por Enrique Peña, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo, Carlos Salinas. Y “Mid” contribuye con su “no seas rajón”, en la competencia por ver quién es más conocedor de palabras altisonantes para adornar al contrincante. Andrés Manuel López Obrador bautizó su rancho como “La Chingada” y a donde dice que se irá si pierde la elección. Les falta “ler” la novela de Carlos Fuentes, La muerte de Artemio Cruz o, cuando menos, la página donde aparecen los 24 usos del “verbo” chingar, para que amplíen su arsenal. En cuanto al jefe Diego –también apodado la Ardilla porque con Salinas no salía de Los Pinos–, nada hay que recomendarle ya que él tiene un vocabulario muy “chingón”.
III. Como todo peñista de sacristía, saben un repertorio tal que los hace pendencieros que corren al confesionario para ser perdonados. Por eso es que Anaya y su asesor Fernández de Cevallos, igual que “Mid”, sueltan sus agravios como rezando, al fin y al cabo, con intermediarios de sotana, encuentran el perdón a sus injurias. López Obrador no se queda atrás: coincide con el cristianismo de Anaya, “Mid” y Diego; pero no con el catolicismo de ellos, que les permite mentarse la madre con palabras o señas. Son los chingones de la “grilla”, para no desentonar con el habla común y corriente. Hay que ver el genial trabajo de Rocha (La Jornada, 5 de marzo de 2018), caricaturizando a la caricatura que es Fernández de Cevallos. Y ese mismo día la de Helguera. Así que contra la inseguridad, pobreza, desempleo, feminicidios… Un “¡México chingón!” con “¡hijos de puta!”, “¡no seas rajón!” y, me voy “a la chingada”. Y el agregado de Fuentes: “nacidos de la chingada, muertos en la chingada, vivos por pura chingadera”, etcétera.
cepedaneri@prodigy.net.mx
Álvaro Cepeda Neri

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