Washington,
1 ago (PL) La crisis fiscal en Estados Unidos obligará al Pentágono a
reducir las compras de nuevos sistemas de armamentos y disminuir el
número de soldados y buques, pero sin poner en peligro sus capacidades
de intervención militar en ultramar.
Las opciones de reajustes, muchas de las cuales requieren la aprobación
del Congreso, están contenidas en el documento denominado Revisión de
las Opciones Estratégicas y de Dirección, conocido por las siglas SCMR,
diseñado para ayudar a las fuerzas armadas a enfrentar estos recortes de
fondos.
Según ese texto, la disyuntiva es que Estados Unidos
puede mantener unas fuerzas armadas con equipamiento de alta tecnología,
pero demasiado pequeñas para enfrentar grandes conflictos, o tener unas
de mayor envergadura pero con técnica y armamentos de menor calidad
tecnológica que pone en peligro las vidas de las tropas.
Así el
Pentágono presiona al Congreso para que resuelva la crisis fiscal al
amenazar con afectaciones a dos sectores clave para los intereses
electorales de los integrantes del Capitolio: centenares de miles de
oficiales y soldados, así como los representantes de la industria
militar, afirma hoy el periódico digital Politico.com.
De
acuerdo con la publicación, las reducciones anunciadas por el secretario
de Defensa, Charles Hagel, están dirigidas a enfrentar los recortes de
más de 500 mil millones de dólares en los próximos 10 años, que incluyen
52 mil millones para el presupuesto de 2014 que comienza el venidero 1
de octubre.
Las indicaciones de la SCMR prevén un Ejército mucho
más pequeño de lo previsto para 2019, con unos 450 mil efectivos en
servicio activo, suficientes, según Hagel, para cumplir las misiones
emanadas de la estrategia de defensa nacional que reenfoca las
prioridades de los servicios armados a la región Asia-Pacífico.
Pero la cantidad de efectivos en el Ejército pudiera llegar a niveles
incluso inferiores, con 380 mil, mientras el Cuerpo de Infantería de
Marina se reduciría de 182 mil a 150 mil elementos en servicio activo,
mientras la Marina de Guerra tendría que desactivar a dos o tres de sus
11 grupos de ataque de portaaviones.
De forma similar, la Fuerza
Aérea reducirá sus escuadrones aerotácticos y disminuirá sus aviones de
transporte sin afectar de forma significativa sus posibilidades de
traslado a otros teatros de operaciones, aunque las reducciones pueden
ser más profundas si el Congreso no detiene los efectos de la crisis
fiscal.
Según Hagel, "esta opción estratégica resultaría en una
fuerza tecnológicamente dominante, pero mucho más pequeña y con menos
posibilidades de enfrentar crisis que puedan surgir en diferentes
regiones del mundo de forma simultánea.
Sin embargo, la nueva
política trata de proteger esas capacidades fundamentales de
intervención militar en el exterior, al garantizar su financiamiento a
partir de reducciones en algunos planes de modernización de determinados
sistemas de armamentos y otros acápites menos perentorios.
jf/rgh |
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