lunes, 19 de agosto de 2013

Seúl y Pyongyang resucitan el complejo industrial de Kaesong

Seúl y Pyongyang resucitan el complejo industrial de Kaesong

индустриальная зона Кэсон КНДР Северная Корея

En vísperas del Día de la Liberación, la principal fiesta nacional de ambos Estados coreanos, representantes de Corea del Norte y Corea del Sur alcanzaron un acuerdo sobre el futuro de la zona industrial de Kaesong, el más importante proyecto económico conjunto organizado por las dos Coreas.

Las operaciones en la zona industrial de Kaesong fueron suspendidas de forma unilateral por la parte norcoreana a principios de abril. El día 9 de ese mes los obreros norcoreanos simplemente no salieron a trabajar.
Cabe suponer que tal resolución fue parte de la campaña de presión psicológica que la parte norcoreana desplegó en primavera de este año. Entonces los representantes oficiales de Pyongyang aseveraron al mundo que en los próximos días estallará un conflicto militar en la península de Corea. Además prometieron que en caso de que estalle tal conflicto los misiles surcoreanos borrarán de la faz de la Tierra varias ciudades norteamericanas y japonesas. Lo más probable es que la decisión de cerrar el complejo industrial de Kaesong, que afortunadamente superó más de una crisis política, debía remarcar que esta vez la situación debe ser acogida con el máximo de seriedad. Por lo demás, en las declaraciones oficiales sobre el cierre de la zona se insinuaba que próximamente será abierta, claro que siempre y cuando la parte surcoreana se comporte tal como exige la parte norcoreana.
Es muy probable que Pyongyang supusiera que no sería difícil reabrir el complejo de Kaesong inmediatamente después del cierre planificado de la campaña de presión político-psicológica, o sea después del 15 de abril pasado. Pero esta vez la parte norcoreana no se comportó tal cual esperaban en Pyongyang. Seúl retiró a su personal del territorio de la zona. El complejo quedó completamente vacío. Estaba claro que no se lograría ponerla en marcha de forma operativa: para ello se necesitarían negociaciones formales.
Las negociaciones resultaron difíciles y en los últimos dos meses se empezó a dudar de que si el cierre de la zona ha sido realmente tan solo un gesto simbólico. Al fin y al cabo, la zona tiene sus detractores tanto en el Norte como en el Sur y su resistencia teóricamente podría poner en riesgo toda la empresa.
Pero todo se resolvió de la mejor manera. El acuerdo sellado el 14 de agosto prevé la reanudación del funcionamiento del complejo. Sin embargo, las nuevas condiciones son menos ventajosas para el Norte. En particular, las partes se comprometieron nunca más, bajo ningún concepto, suspender de forma unilateral las labores en el complejo.
Por otra parte, en las relaciones entre los dos países no se cree mucho en los compromisos verbales. De ahí que tenga un significado muy especial el hecho de que a partir de ahora el complejo se vuelve internacional, o sea que deben aparecer compañías extranjeras. A nivel de la retórica oficial esto obedece al afán de ampliar el complejo, pero evidentemente el sentido real de la medida es totalmente otro. Ahora, en caso del cierre unilateral del complejo, la parte que toma tal resolución tendrá que vérselas no solo con compañías de “la otra Corea”, sino también con compañías de terceros países. Está claro que estas compañías podrán incidir en sus gobiernos y un nuevo cierre del complejo dañará seriamente la reputación de la parte que adopte tal resolución.
De tal modo todo vuelve a su estado inicial. En general, puede decirse que el Norte salió perdiendo. La decisión de cerrar el complejo no reportó mayores dividendos políticos, mientras que las condiciones en las que el complejo ahora reinicia las labores son menos beneficiosas para Pyongyang. Por si fuera poco, tras los sucesos de los últimos meses muchos hombres de negocios surcoreanos pueden dar de lado a los subsidios y garantías que les prometió Seúl y decidir que mejor será trabajar con los vietnamitas o los chinos. A consecuencia, las proporciones de la zona y las ganancias que obtiene la parte norcoreana bajarán un poco.
Por otra parte, en dicho caso difícilmente tenga sentido buscar a ganadores y perdedores. A todos les hace falta el complejo de Kaesong. Su funcionamiento implica para el Sur relaciones relativamente estables con el intranquilo vecino del Norte, a la vez que para el Norte es una buena fuente de ingresos tanto para el gobierno como para más de cincuenta mil personas que trabajan en las empresas establecidas allí. En definitiva, todos salieron ganando.
mj/as/er

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