miércoles, 8 de octubre de 2014

‘Vi que policías se los llevaron’: Jóvenes sobrevivientes

‘Vi que policías se los llevaron’: Jóvenes sobrevivientes
AGENCIA REFORMA/REDACCIÓN / Publicada el 08/10/2014


En la mañana del sábado llegaron al Ministerio Público, donde ya declaraban sus compañeros. FOTO: Agencia Reforma

Iban a “botear” a Huitzuco, pero ya eran las 6:30 de la tarde, así que acordaron sólo ir a Iguala por los autobuses ya contratados y llevarlos a la Normal de Ayotzinapa.

Los estudiantes llegaron a la Central de Autobuses por Iguala en dos camiones y partieron de ahí como a las 8:30 de la noche del viernes 26 de septiembre en dos grupos, uno de tres vehículos que salió por el norte y otro, de dos camiones, que se fue por el sur.

“Cuando de pronto, en la calle Juan N. Álvarez, a la altura del Zócalo, empiezan ráfagas de arma. No nos percatamos que fueran para nosotros porque nosotros no íbamos agrediendo a nadie, no íbamos robando ni nada”, narró uno de los jóvenes sobrevivientes al ataque que estaba en el convoy de tres autobuses.

Unas camionetas se les acercaron y varios hombres armados les apuntaron y dispararon al aire. Luego se fueron.

“Seguimos avanzando en los autobuses, dos Costa Line por delante y un Estrella de Oro detrás de nosotros. Ya para salir al Periférico Norte se nos atraviesa una camioneta que llevaba una mujer. La dejó ahí estacionada y se fue”.

Ante la desesperación, los alumnos se bajaron para intentar mover el auto.

“Llegaron muchos policías ahí enfrente del autobús. Unas seis camionetas, quizá, de policías municipales. Y empezaron a disparar.

“Hirieron a un compañero en la mano derecha. No pudimos mover la camioneta (que bloqueaba el camino) y a un compañero que estaba atrás de ella le pegaron un impacto en la cabeza, ahí fue donde cayó el compañero”.

Unos 15 normalistas, incluyendo este testigo que por razones de seguridad no dio su nombre, se refugiaron entre el autobús que encabezaba el convoy y el segundo.

“Teníamos muchos policías atrás, ellos son los que empezaron a bajar a los compañeros que están desaparecidos hoy”.

Y es que la mayoría de los estudiantes decidió viajar en el último autobús, que era en el que habían llegado a Iguala.

“Intentamos levantar a otro compañero, pero los policías no nos dejaban: nos apuntaban y nos tiraban”. Él se encuentra en coma.

Era medianoche y los policías no se iban. Tampoco habían llegado ni agentes del Ministerio Público o militares.

Cuando los policías se fueron, los estudiantes salieron de su refugio y llegaron maestros, periodistas y curiosos.

“De pronto, como a la media hora, como a la una de la mañana, un comando armado, ya no distinguí quiénes eran, empezó a tirar a la multitud.

“Ahí fue donde cayó otro compañero muerto al instante, y a otro le destrozaron la mandíbula”.

Entonces empezó a llover. Todos corrieron. A él y a otros seis estudiantes les dieron refugio en una casa.

Posteriormente, a las 6 de la mañana del sábado 27, acudió al Ministerio Público, junto con otros 14 jóvenes, a declarar y a pedir información sobre sus compañeros desaparecidos.

“Decían que ya habían ido a todas las comandancias y no había nadie. Pero yo vi que policías se los llevaron”.

Otro estudiante, quien también pidió el anonimato, narró que él iba en uno de los dos autobuses que salieron por el sur de la terminal de Iguala.

En el camino encontraron un autobús rodeado de patrullas. Lo habían baleado y matado a una persona.

“Nos bajamos del autobús, pero un policía estaba afuera, cortó cartucho y nos apuntó. Nosotros corrimos hacia el cerro”.

Él y 13 estudiantes más llegaron a una casa abandonada y, tras unos minutos, quisieron ir con sus compañeros agredidos, pero fueron vistos por policías que comenzaron a seguirlos.

Tras perder a los oficiales se dirigieron a Bodega Aurrerá, donde se reunirían con otros compañeros.

En el camino fueron vistos de nuevo por patrullas municipales, así que huyeron otra vez al cerro, pero por una zona urbanizada.

“Como yo era el último, alcancé a escuchar cómo dijeron ‘¡tiren a esos cabrones!’, y los policías nos empezaron a disparar”.

Sólo 10 de los jóvenes se refugiaron en una casa. Días después descubrirían que sus otros cuatro amigos habían corrido hasta un poblado cercano y estaban bien.

En la mañana del sábado llegaron al Ministerio Público, donde ya declaraban sus compañeros.

“Nosotros vimos cómo policías municipales los subieron a sus patrullas”.

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