miércoles, 19 de noviembre de 2014

La amante de Peña Nieto, “La Gaviota” y el hijo “escondido” del Presidente

La amante de Peña Nieto, “La Gaviota” y el hijo “escondido” del Presidente

*—¡Eres una puta! (...) —Tu hijo es un bastardo —le dice elevando el volumen, casi gritando Angélica Rivera a la amante, Maritza Díaz.
Redacción / El Sol de Nayarit

“La Gaviota” continua: —Enrique me ha prometido que jamás volverá contigo. ¿Entendiste? Sus frases parecen tomadas de un libreto de Televisa: —¡Eres una puta! —le repite. Y le recuerda el “daño” que le hizo a la anterior esposa, Mónica Pretelini.

Redacción/ Tomado del Portal de Noticias www.sinembargo.mx

El reciente escándalo provocado por la “casa blanca” de la familia presidencial ha reabierto un capítulo polémico en la vida del Mandatario mexicano. Es el que se refiere a Maritza Díaz, amante de Enrique Peña Nieto, también ex gobernador del Estado de México.

La periodista Sanjuana Martínez tuvo una larga conversación con ella para el libro “Las Amantes del Poder” (Temas de hoy, 2014), en donde se habla de Televisa y de esa propiedad, ahora en boca de todos. Con autorización de Editorial Planeta Mexicana y de la misma autora, por considerarse de un alto interés para los ciudadanos, reproducimos el capítulo “El Hijo Oculto del Presidente”…
La voz de Angélica Rivera no tiene la dulzura conocida en sus telenovelas. Tampoco es la voz que usa en actos oficiales en su papel de primera dama.

La verdad que acaba de descubrir es aplastante: a pesar de la fastuosa boda celebrada a bombo y platillo, de la propaganda oficial auspiciada por Televisa, del boato edulcorante que se quiso vender a los mexicanos sobre la maravillosa historia de amor de la nueva pareja rumbo a Los Pinos, todo era una simulación: Enrique Peña Nieto continuó su relación con su amante de siempre, con el “gran amor” de su vida, la mujer con la que repetía en público y en privado que quería envejecer y ver crecer a sus hijos.
“La gaviota” y Televisa.

La novela rosa urdida por Televisa tenía el apoyo de la jerarquía católica. Las fuerzas vivas del poder político y religioso daban su aprobación. Peña Nieto le agradeció personalmente al Pontífice el gesto del Vaticano al anular el anterior matrimonio religioso de Angélica Rivera y José Alberto el Güero Castro. Y anunció que la boda se llevaría a cabo el sábado 27 de noviembre de 2010. Todo estaba listo para culminar la operación de Televisa de llevarlo directamente a Los Pinos. Su vida privada formaba parte del marketing empresarial y político.

Después de casado, Peña Nieto siguió estrechando su relación con Maritza. Continuaron los encuentros. Cada día la vida entre ambos iba cambiando por la agitada agenda de él, que aprovechaba viajes y reuniones para escaparse a verla y disfrutar unas horas con su hijo Diego. Fue un año intenso. En diciembre de 2011 la bomba estalló.

“La Gaviota” descubrió la relación extramarital que Enrique sostenía con Maritza. No podía creer que le hubiera sido infiel desde el noviazgo y después del matrimonio. Fue entonces cuando, iracunda, llamó por teléfono a Maritza para reclamarle. Meses antes, Maritza se había enterado por las revistas del corazón de que Peña Nieto tenía casa nueva. La residencia, ubicada en las Lomas de Chapultepec en el Distrito Federal, fue diseñada por el arquitecto Miguel Ángel Aragonés. Se trata de una casa inteligente compuesta por siete recámaras con tapanco y baño; sala, comedor, home theatre y piscina.

El reclamo de Maritza a Peña
Sin embargo, al enterarse por la prensa del nuevo “nidito de amor” de la pareja presidencial se molestó.
—No sabía que le habías comprado una casa a tu esposa —le reclamó en la primera oportunidad, vía telefónica.
—Yo no se la compré —reviró Peña Nieto.
—¿Entonces quién?
—Televisa.
—¿Televisa les compró una casa?
—Sí, Televisa acostumbra comprar casas a sus artistas —contestó con toda normalidad.

La grabación no deja dudas: la operación de Televisa para llevar a Peña Nieto a la Presidencia era integral; la empresa propiedad de Emilio Azcárraga hasta casa les compró. Maritza iba atando cabos. Había escuchado todo tipo de especulaciones sobre el hombre que fue su pareja durante nueve años. Una de ellas tenía que ver con la extraña muerte de Mónica Pretelini en circunstancias aún no aclaradas.

Los insultos de “La Gaviota”
Pero la infidelidad es otra cuestión. En eso no está dispuesta a ceder. No piensa tragarse la traición. Está dolida y así se lo hace saber a Enrique en una acalorada discusión.

La pelea no termina sino hasta que él le promete que terminará todo. —Júrame que jamás volverás a estar con ella —le dice. 


Él evita la tormenta. Asiente. Quiere concluir la pelea. 
Ella, sin embargo, continúa con sus pretensiones. Le exige de manera severa:

—Voy a hablar con ella y tú te vas a quedar aquí para que escuches lo que le voy a decir.
 Entonces le espeta a bocajarro a Maritza, que contesta de manera habitual su Nextel:


—¡Eres una puta! Eso que le hiciste a Mónica ahora me lo haces a mí. Pues quiero que sepas que Enrique está sentado aquí a mi lado para escuchar lo que te voy a decir.
La grabación de la conversación denota una voz ruda, un tono mucho más agudo:

—Tu hijo es un bastardo —le dice elevando el volumen, casi gritando.

Maritza no contesta, la deja hablar. Angélica le hace una advertencia: —Enrique me ha prometido que jamás volverá contigo. ¿Entendiste? Como si fuera un diálogo de telenovela, Angélica, insulta sin cortapisas a la amante de su marido.

Sus frases parecen tomadas de un libreto de Televisa: —¡Eres una puta! —le repite. Y le recuerda el “daño” que le hizo a la anterior esposa, Mónica Pretelini.

Le deja claro algo tremendo y ofensivo relacionado con su hijo Diego, el hijo de ambos, el hijo que lleva el apellido Peña. Angélica no está dispuesta a aceptarlo. A pesar de que sus tres hijas son de otro hombre y su marido las “adoptó” para formar una familia, rechaza a Diego.

No permite la convivencia con sus medios hermanos. Resulta triste la mezquindad de una supuesta humanista Primera Dama, quien debería ser un modelo para las mujeres mexicanas.

El hijo “escondido” de Peña y la pensión de 40 mil pesos
A Peña Nieto no se le habría dificultado echar mano de su poder para afectar jurídicamente a la madre de su hijo.

Presuntamente desde su posición como presidente de la República habría podido manipular jueces y encauzar la justicia en su beneficio. Si antes le entregaba 200 mil pesos a Maritza por concepto de pensión, ahora esa cantidad se había reducido a 40 mil pesos, con la aparente complicidad del sistema judicial. Obviamente, el Presidente no buscó reducir la pensión por falta de dinero.

Quizá lo hizo para perjudicar a su ex pareja, ya que uno de los principales instrumentos de agresión contra la mujer es la violencia económica. Además, Peña Nieto traicionó la confianza de Maritza al prometerle que no la demandaría y fue lo primero que hizo para disminuir la pensión. Y, según ella, habría cometido otra irregularidad: influir para que los procesos fueran turnados a un juzgado del Estado de México para su propio beneficio.

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/16-11-2014/1167533.

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