QUÉ ES EL MIEDO Y CÓMO SE MANIFIESTA EN EL CUERPO Y LA MENTE
Por tudiscovery
El miedo es una respuesta natural ante
el peligro; una sensación desagradable que atraviesa el cuerpo, la mente
y el alma. Se puede deber a algo que pasó, que está sucediendo o que
podría pasar. Es difícil de controlar y puede provocar todo tipo de
reacciones, tales como parálisis o ataques de ansiedad. En su versión
más extrema, lo que se padece es el terror. Lo curioso es que no siempre
es el espejo de algo real. Muchas veces se teme a algo que no existe,
que es producto de la imaginación, como los monstruos.
¿POR QUÉ SE TIENE MIEDO?
Porque el miedo es saludable. ¿Qué? Sí,
así es. El miedo, bien entendido, es necesario porque posibilita evitar
algo doloroso o peor aún, ya que es un mecanismo de defensa que está
‘tallado’ en el ADN de los seres humanos. ‘Eso’ que está en el cuerpo se
activa ante el peligro y permite responder con mayor rapidez y eficacia
ante las adversidades. Fue aprendido por los primeros habitantes de la
Tierra y forma parte del esquema adaptativo del hombre.
Claro que también hay miedos
irracionales, como el temor a lo que no existe, pero la presencia de la
reacción es beneficiosa para la supervivencia tal y como verán a
continuación.
¿CÓMO AFECTA EL MIEDO AL CUERPO?
La manifestación fisiológica del miedo
se da en el cerebro, concretamente en el cerebro reptiliano y en el
sistema límbico. Ocurre porque el cerebro está todo el tiempo escaneando
a través de los sentidos todo lo que sucede alrededor de la persona,
incluso cuando duerme. Si en algún momento detecta un peligro, se activa
la amígdala cerebral –situada en el lóbulo temporal– y se producen
cambios físicos inmediatos que pueden favorecer el enfrentamiento, la
parálisis o la huida.
En el cuerpo:
-Se incrementa el metabolismo celular.
-El corazón bombea sangre a gran velocidad para llevar hormonas a las células, especialmente adrenalina.
-Aumenta la presión arterial, la glucosa en sangre, la actividad cerebral y la coagulación sanguínea.
-Se detiene el sistema inmunitario, al igual que toda función no esencial.
-Se dilatan las pupilas para facilitar la admisión de luz.
-La sangre fluye a los músculos mayores, especialmente a las extremidades inferiores.
-El sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante y los lóbulos frontales –encargados de cambiar la atención consciente de una cosa a otra– se desactivan parcialmente.
-Se incrementa el metabolismo celular.
-El corazón bombea sangre a gran velocidad para llevar hormonas a las células, especialmente adrenalina.
-Aumenta la presión arterial, la glucosa en sangre, la actividad cerebral y la coagulación sanguínea.
-Se detiene el sistema inmunitario, al igual que toda función no esencial.
-Se dilatan las pupilas para facilitar la admisión de luz.
-La sangre fluye a los músculos mayores, especialmente a las extremidades inferiores.
-El sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante y los lóbulos frontales –encargados de cambiar la atención consciente de una cosa a otra– se desactivan parcialmente.
Todo facilita la respuesta del individuo ante el peligro y esto sucede por igual ante cualquier tipo de miedo.
Claro que también puede haber consecuencias negativas cono:
-Taquicardia.
-Sudoración.
-Temblores.
-Retroalimentación del temor y pérdida del control sobre la conducta.
-Falta de armonía en los riñones, lo que puede hacer que la persona se orine involuntariamente.
-Taquicardia.
-Sudoración.
-Temblores.
-Retroalimentación del temor y pérdida del control sobre la conducta.
-Falta de armonía en los riñones, lo que puede hacer que la persona se orine involuntariamente.
Si lo que se experimenta es un miedo intenso o un trauma, este queda fijado en la memoria con mayor intensidad.
Esto tiene una lógica evolutiva: lo que daña se fija con mayor fuerza
que aquello que da placer, porque resulta más adaptativo. Por ejemplo,
basta quemarse una vez con fuego para no volver a posicionar sin cuidado
cualquier parte del cuerpo sobre una llama. Si alguien se olvidara
inconscientemente de esto, se podría quemar día tras día.
¿CÓMO AFECTA EL MIEDO A LA MENTE?
El miedo hasta ahora descripto guarda
relación con el mundo real, pero también existe el miedo imaginario o
neurótico que no tiene correspondencia con el peligro. Le sucede a
aquellos que evalúan por demás algo que tienen que hacer y terminan por
imaginar el peor de los escenarios posibles, uno que no tiene por qué
ser el más probable o ni siquiera ser tan perjudicial como se lo supone.
Una de las situaciones más comunes se da
cuando un individuo tiene miedo al rechazo. Esto también está en el
ADN. Como la supervivencia de los primeros hombres dependía de su
comportamiento en grupo, si alguien era expulsado de la comunidad
quedaba a merced de los depredadores. Pero hoy la situación cambió. Hay
cientos de grupos de pertenencia y los ‘depredadores’ no son tan
temibles como los que habitaban la estepa africana.
¿CÓMO SE ENFRENTA AL MIEDO?
Como primera medida, al miedo hay que
naturalizarlo, es decir, aceptarlo ante el peligro y nada más. Y todo lo
que esté en la cabeza, regularlo. El temor en una entrevista laboral o
en una primera cita es normal. Pero al ‘otro miedo’ hay que tratar de
expulsarlo. Es un impulso interior que busca defendernos de un peligro
irreal que la mente se esfuerza en creer.
Claro que ante una patología el mejor
camino es siempre consultar a un profesional de la salud mental, quien
podrá trabajar para desactivar esas falsas alarmas.
¿A qué le tienes miedo? ¿Sueles temer a algo irreal?
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