viernes, 6 de noviembre de 2015

¿Por qué occidente está tan interesado en la hipótesis del atentado en el caso de la tragedia del avión ruso?

¿Por qué occidente está tan interesado en la hipótesis del atentado en el caso de la tragedia del avión ruso?

(Un artículo del blog Antimperialista)

La única forma de poder comprender lo que realmente le sucedió al avión de pasajeros ruso que recientemente se estrelló sobre territorio egipcio es aceptando el hecho de que, desde hace ya unos cuantos años, el mundo se encuentra inmerso en una situación de nueva guerra fría que enfrenta a Estados Unidos y demás miembros de la OTAN contra Rusia y sus aliados.

A los pocos días de la exitosa intervención militar rusa en Siria contra el conocido como Estado Islámico, un avión ruso con más de 200 pasajeros se estrella sobre territorio egipcio. Inmediatamente, los medios de comunicación de los países pertenecientes a la OTAN aseguran que se trata de un atentado terrorista del Estado Islámico (ISIS) como represalia por la intervención militar rusa en Siria. Rusia niega tal versión y dice que se trata de un simple accidente.

Como de todos es sabido, la primera víctima de la guerra es la verdad, y en este caso no podía ser de otro modo, pues ni la versión de occidente es cierta, ni tampoco lo es la rusa.

Teniendo en cuenta que la geopolítica en la actualidad no es muy diferente a una partida de ajedrez, lo sucedido al avión de pasajeros ruso debe de ser entendido como un movimiento estratégico de la OTAN, después de que Rusia moviera ficha interviniendo en Siria.

Rusia no ha intervenido en Siria por razones humanitarias, al igual que nunca ningún Estado hizo la guerra por esta razón; la excusa de las razones humanitarias es sólo propaganda (el propio Hitler utilizó esta misma excusa para invadir Polonia). No entender esto es no entender el Abecé de la política internacional. Rusia intervino en Siria porque la guerra promovida por la OTAN contra Bashad al-Asad desde hace más de 4 años empezaba a convertirse en una seria amenaza para sus intereses.

Las conocidas como primaveras árabes, iniciadas allá por el año 2010, tuvieron como objetivo reconfigurar todo el norte de África y Oriente Medio según los intereses geoestratégicos estadounidenses. Se las podría considerar, tras las guerras de Irak y Afganistán, como la segunda fase de un proyecto geopolítico diseñado por Washington hacia el año 2002 conocido con el nombre de El Gran Medio Oriente (1).

Tras las exitosas revueltas de Túnez y Egipto, y el derrocamiento de Gadafi en Libia, se promovieron revueltas populares en Siria para derrocar a Bashad al-Asad. Como estas revueltas no tuvieron el resultado esperado, Estados Unidos y sus aliados pasaron a la siguiente fase: la creación de una guerrilla mercenaria, el conocido como Estado Islámico (a pesar de las múltiples evidencias al respecto, la OTAN siempre negó estar detrás del ISIS, al igual que lo hizo en el caso de al-qaeda). Sin embargo, esto tampoco dio resultado, por lo que, con la excusa de destruir estas milicias, la OTAN emprendió diversas acciones militares sobre territorio sirio que incluyeron el bombardeo indiscriminado de Siria. El verdadero objetivo de los bombardeos era el de minar la moral de los civiles y militares afines a al-Asad y facilitar las maniobras del ISIS.

Tras cuatro años de conflicto, durante los que se han producido diversos cambios y movientos en el tablero geopolítico mundial (Cuba o Irán por ejemplo), Rusia ha decidido intervenir en Siria con el fin de no perder más posiciones en su enfrentamiento con Estados Unidos y sus aliados. Es decir, mucho me temo que la interveción rusa en Siria tiene más de defensivo que de ofensivo, a pesar de los deseos de muchos analistas alternativos, que empezaban a ver en todo este asunto el principio del fin del imperio yanqui.

El episodio de la catástrofe aérea rusa no es más que el movimiento dado por occidente tras el paso de Rusia en Siria. Desactivado el ISIS en Siria y, por lo tanto, desactivada la estrategia de occidente, Estados Unidos y sus aliados no tienen otro remedio que usar su nueva creación para desestabilizar a Rusia (y, seguramente, a China también) en otros puntos del planeta; se trata de algo así como un plan B. El objetivo es intimidar a otros países con un mensaje parecido a este: "si os aliáis con Rusia os expondréis a sufrir atentados terroristas islámicos". Esa es la razón del interés de occidente en vincular la catástrofe aérea con un atentado terrorista y el interés de Rusia en negar tal hipótesis, pues de ello depende el futuro de la próxima estrategia ofensiva de la OTAN contra Rusia. De momento, esta estrategia ya está sirviendo para presionar a un país como Egipto que recientemente había acercado posiciones con Rusia (2). La descarada campaña de los medios de comunicación atlantistas para vincular lo sucedido al avión ruso con un acto terrorista ha servido como excusa para suspender cientos de vuelos comerciales occidentales con destino a Egipto (3). Probablemente, poniendo como excusa la psicosis terrorista, occidente iniciara una especie de campaña de boicot encubierto contra Rusia y sus aliados, una campaña que es posible que incluya nuevos atentados terroristas con el fin de dotarla de una mayor credibilidad.

Es posible que Rusia pudiera desactivar esta macabra estrategia si decidiera denunciar con firmeza y poner al descubierto de una vez por todas el terrorismo de bandera falsa, pero, por otra parte, tomar ese camino podría ser un arma de doble filo, pues con ello obligaría a Estados Unidos a adoptar una estrategia más directa y agresiva que quizás Rusia, de momento, prefiere evitar; además, sería como reconocer públicamente que todo país que decida acercarse a Rusia se expone a sufrir la ira del imperio yanqui, lo cual podría dificultar futuras alianzas. Evidentemente, como a cualquier Estado implicado en un conflicto bélico, lo que a Rusia le interesa es ganar la guerra, por lo que el próximo paso que dé será decisivo en este sentido. Estados Unidos ha planteado a Rusia un jaque, ahora le toca mover a Putin.

En cualquier caso, y con idependiencia de que creamos o no que Estados Unidos y la OTAN estén detrás del ISIS (como en su día lo estuvieron de al-qaeda), los medios de comunicación occidentales vuelven a demostrar una grave irresponsabilidad para con la comunidad internacional, pues si el terrorismo basa su efectividad en la repercusión mediática que tengan sus acciones, el hecho de que los medios de comunicación y los diferentes servicios de inteligencia occidentales (que como siempre trabajan en equipo) estén realizando tan arduos esfuerzos por relacionar el siniestro del avión ruso con un atentado terrorista de corte islamista debería ser considerado como un auténtico crimen de guerra por colaboración con el enemigo.

Notas:
(1) La industria terrorista y el proyecto de formar el gran medio oriente (ARGENPRESS.info)
(2) Putin y Al-Sisi ratifican en Moscú la alianza económica y diplomática entre Rusia y Egipto (RussiaToday 26 de agosto de 2015)
(3) Siniestro del A321 en el Sinaí: Distintos países cancelan vuelos en la zona por temor a atentados (RussiaToday, 5 de noviembre de 2015)

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