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Discurso completo de Nicolás Maduro tras la victoria de la oposición
http://enredacoop.es
Un artículo muy interesante.
Uno de los aspectos más dolorosos, desde mi propia experiencia, es la soledad a la que te ves sometida cuando comienzas un proceso de denuncia de la corrupción.
Soledad y cierre de comunicación por parte de los responsables que deberían atajar tal corrupcion.
Soledad por parte de las personas en la misma situación que se quejan pero no apoyan una denuncia o una lucha articulada, ya que se presenta arriesgada.
También respecto a tu entorno habitual, tu te modificas en el proceso y se rompen las vinculaciones anteriores.
Creo que si existe una parte de inocencia, de tremenda sorpresa ante la capacidad generalizada para la dejación de función y responsabilidad. Como si se diese un choque entre conceptos de justicia y orden muy diferentes.
Un contexto de corrupción generalizada y asumida considerara la exigencia de justicia como problemática, ya que exige un cambio de registro y altera toda la base del mismo.
Eliges transparencia y se te considera un transgresor del orden establecido. La pregunta que te haces es cuál es tal orden que transgredes y cual el valor que lo constituye. Porque exigir lo que debe ser exigido por derecho, te convierte en un "apestado social"
Cuando se realiza un proceso de denuncia de fraude, al menos en España, es como entrar en un oscuro y confuso túnel, no ves el final, sólo puedes continuar, sin parámetros, sin referencias, en oscuridad, avanzando a ciegas.
Es un proceso transformador, al menos en mi experiencia, que altera toda tu estructura y te convierte en alguien bien diferente.
Te exige la resistencia de un corredor de fondo y la rapidez de un sprinter. Agotador y te preguntas constantemente si a los demás no les duele tal fraude, porque a ti si?
Resignarse es más adaptativo desde un plano personal y ofrece una vida de mayor bienestar. Luchar genera malestar continuado a nivel personal, transformacion y quizá no tiene una perspectiva de presente, sino de posibilidad futura.
Uno no elige luchar contra la corrupcion desmedida, simplemente no puede dejar de hacerlo.
Ana Varela
Uno de los aspectos más dolorosos, desde mi propia experiencia, es la soledad a la que te ves sometida cuando comienzas un proceso de denuncia de la corrupción.
Soledad y cierre de comunicación por parte de los responsables que deberían atajar tal corrupcion.
Soledad por parte de las personas en la misma situación que se quejan pero no apoyan una denuncia o una lucha articulada, ya que se presenta arriesgada.
También respecto a tu entorno habitual, tu te modificas en el proceso y se rompen las vinculaciones anteriores.
Creo que si existe una parte de inocencia, de tremenda sorpresa ante la capacidad generalizada para la dejación de función y responsabilidad. Como si se diese un choque entre conceptos de justicia y orden muy diferentes.
Un contexto de corrupción generalizada y asumida considerara la exigencia de justicia como problemática, ya que exige un cambio de registro y altera toda la base del mismo.
Eliges transparencia y se te considera un transgresor del orden establecido. La pregunta que te haces es cuál es tal orden que transgredes y cual el valor que lo constituye. Porque exigir lo que debe ser exigido por derecho, te convierte en un "apestado social"
Cuando se realiza un proceso de denuncia de fraude, al menos en España, es como entrar en un oscuro y confuso túnel, no ves el final, sólo puedes continuar, sin parámetros, sin referencias, en oscuridad, avanzando a ciegas.
Es un proceso transformador, al menos en mi experiencia, que altera toda tu estructura y te convierte en alguien bien diferente.
Te exige la resistencia de un corredor de fondo y la rapidez de un sprinter. Agotador y te preguntas constantemente si a los demás no les duele tal fraude, porque a ti si?
Resignarse es más adaptativo desde un plano personal y ofrece una vida de mayor bienestar. Luchar genera malestar continuado a nivel personal, transformacion y quizá no tiene una perspectiva de presente, sino de posibilidad futura.
Uno no elige luchar contra la corrupcion desmedida, simplemente no puede dejar de hacerlo.
Ana Varela
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