El revocatorio, ¿maleta con doble fondo?
El Espejo
Por: José Vicente Rangel
La
Constitución bolivariana consagra en su artículo 72 que todos los
cargos y magistraturas de elección popular son revocables, una vez
transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido el
funcionario o funcionaria, y establece una serie de requisitos para los
electores y electoras. El revocatorio es una figura profundamente
democrática, de control de la función pública, que desarrolla el
concepto de participación de los ciudadanos y el principio según el cual
quien elige también puede revocar esa decisión. No hay que olvidar que
es una creación del chavismo -producto de la voluntad renovadora de las
instituciones de Hugo Chávez-, que la partidocracia de la IV República
no se atrevió a asumir. Ni remotamente les pasó por la cabeza a los
dirigentes de AD y Copeiconsagrar una norma que dejara en manos del
pueblo el destino de un mandatario durante el ejercicio del mandato.
Este dato, evaluado con carácter histórico, sirve para contrastar la
diferencia que existe entre el proceso revolucionario bolivariano y la
política que lo antecedió en el ejercicio impune del poder por más de
cuatro décadas.
2 Hugo Chávez probó
en carne propia su creación cuando la derecha pretendió sacarlo de la
presidencia recurriendo a su aporte a la doctrina y praxis
constitucional. Hay que recordar las triquiñuelas que empleó la
oposición, la misma que hoy reinvindica el revocatorio para salir de
Nicolás Maduro. Ya para entonces quedó claro que la oposición que
cuestionó la Constitución del 99, que la demonizó al máximo y votó
contra ella, apeló a la figura del revocatorio con fines
desestabilizadores, solo que no pudo lograr el objetivo de desalojar a
Chávez de Miraflores.
3 Ahora se
repite, en un marco de agudas tensiones, con un país asediado por una
doble conjura, la interna de la derecha borbónica, y la externa que
dirige el gobierno de EEUU con fines geopolíticos y estratégicos, que se
propone derrocar al presidente constitucional, electo por el pueblo,
Nicolás Maduro, y la restauración de la política que imperó en Venezuela
hasta 1999. En ese marco, el revocatorio del mandato del actual
gobernante, aún cuando lo consagra la Constitución, es un recurso que se
inscribe en el paquete desestabilizador forjado por la oposición.
4 El
país no está en presencia de la aplicación de la referida norma como
expresión democrática y de fortalecimiento de las instituciones
-propósito que inspiró al constituyente del 99-, sino de un intento de
signo distinto. En otras palabras, como lo confirma lo que está
sucediendo en Latinoamérica: la utilización del Parlamento y de figuras
consagradas en el ordenamiento constitucional, para acabar con el Estado
de derecho. Así ocurrió con el presidente Zelaya en Honduras, víctima
de una conjura gestada en el Congreso; o como pasó en Paraguay con el
golpe parlamentario que derrocó al presidente Fernando Lugo: o como
sucede actualmente en Brasil, donde un Parlamento corrupto utiliza la
figura del impeachment para desalojar de la presidencia a Dilma
Rousseff, digna y honesta luchadora social y política.
5 En
concreto, se trata de la utilización de recursos legales y de
instituciones del Estado para ir contra la Constitución, la ley y las
propias instituciones. Todo ello enmascarado y potenciado por los medios
de comunicación. El revocatorio a Maduro se parece a esas maletas con
doble fondo que utilizan los contrabandistas. En el primer fondo ponen
objetos nada sospechosos, y, en el segundo, lo que se quiere ocultar.
Vale decir -en este caso- todo cuanto viola la Constitución y la ley.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario