Rosa Díez destapa en su libro el oscuro origen de Podemos en los despachos fascistas
A la fundadora de Unión Progreso y Democracia, Rosa Díez, la expulsaron
del tejemaneje político en cuanto bajó el número de votos hasta límites
que no se pueden financiar con el bolsillo propio, porque en ese tipo de
partidos no importa la ideología, ni los programas, sino sólo eso, los
votos, porque son ellos los que traen y llevan dinero.
Durante toda su vida institucional, tanto en el PSOE como en UPyD, Rosa Díez siempre se mordió la lengua, que es otro rasgo caractertístico del tejemaneje que padecemos. La verdad tiene que esperar al despido. Ahora Díez está promocionando su libro “Los aventureros cuerdos. Ocho años de rebelión magenta” en el que empieza a contar lo que debió haber contado mucho antes.
Como bien dice, UPyD no nació con el objetivo de cambiar el Estado sino de defenderlo, otro de los signos característicos de todos esos partidos. Buscan un lugar dentro del Estado porque son criaturas del propio Estado, que los impulsa, los amamanta y los despide en cuanto quedan obsoletos.
Los demás partidos son exactamente iguales que UPyD, incluido Podemos, otra criatura que tiene el mismo origen en este Estado. Aunque hablan de cambiar el Estado, es el Estado quien les cambia, les dirige y les financia, y el que paga manda. Por eso todos ellos hablan de poner los “intereses de España” por encima de todo y de todos. No es el Estado el que está al servicio de las personas, sino al revés.
En su libro Rosa Díez cuenta una parte de la historia del surgimiento de Podemos, que es más de lo mismo: “El ‘establishment’ quería una gran coalición y, para forzarla, llegaron a la conclusión de que había que rebajar las pretensiones del PSOE. Luego había algunos medios defendiendo a una opción política que respondía una sensibilidad existente en la sociedad desde el 15-M, que es Podemos. El problema es que el desplome del PSOE imposibilitaba la gran coalición. Y el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, propuso crear un Podemos de derechas”.
Podemos tiene, pues, el mismo origen político que el reciente golpe de mano en el PSOE, en lo que Rosa Díez califica como “establishment”, es decir, en lo que durante la transición se llamaron los “poderes fácticos”, esos que tienen la sartén por el mango, aunque nunca den la cara: las cloacas del Estado, los grandes capitalistas y financieros y los medios de comunicación, a los que la fundadora de UPyD pone nombres muy concretos, como el del fascista catalán José Manuel Lara, propietario de importantes y conocidos medios de comunicación, entre ellos La Sexta.
“Uno de los máximos responsables de un grupo financiero muy importante nos contó que la decisión de impulsar a Podemos se había tomado con el conocimiento y aquiescencia de Moncloa y que en la gestación había estado Soraya y que Rajoy había conocido siempre el asunto. La razón para tomar esa decisión -nos dijo- había sido intentar redirigir hacia una nueva opción el voto del descontento, el del 15-M, dividir el voto de la izquierda y de paso, reducir el riesgo de que el PSOE se hiciera con una parte sustancial de esos votos”.
Esos que hacen y deshacen partidos convocaron “una importante reunión con un empresario catalán [José Manuel Lara] para que se le diera espacio mediático a Podemos”. Así empezó su carrera televisiva Pablo Iglesias, en las tertulias de la cadena fascista Intereconomía. La tele lo promociona y lo vende todo, tanto da que se trate de un perfume francés, como de Belén Esteban, o de un partido, o de un político. Los que realmente hacen y deshacen política son los que ponen el dinero y los platós de televisión. A unos los encumbran y a otros los arrastran por el lodo a base de intoxicación, tertulias, noticiarios y debates.
Nada ha impulsado tanto la carrera de los caciques de Podemos como los furibundos ataques de los perros (de prensa) del PP, porque esos ataques no los lanzaron para hundirlos sino para ensalzarlos. Por eso escribe Rosa Díez que el cocinero electoral del PP, el incombustible Pedro Arriola, fue quien “hizo crecer a Podemos”. Fue todo un montaje de diseño, estudiado y preparado en los despachos del “establishment”, lo mismo que otros del estilo Ciudadanos, orquestado en los mismos despachos: “Que Podemos fue al inicio una operación impulsada por los mismos que luego patrocinarían a Rivera es algo que numerosos periodistas y prescriptores de opinión conocen a la perfección y mucho antes que yo”, concluye Rosa Díez.
Durante toda su vida institucional, tanto en el PSOE como en UPyD, Rosa Díez siempre se mordió la lengua, que es otro rasgo caractertístico del tejemaneje que padecemos. La verdad tiene que esperar al despido. Ahora Díez está promocionando su libro “Los aventureros cuerdos. Ocho años de rebelión magenta” en el que empieza a contar lo que debió haber contado mucho antes.
Como bien dice, UPyD no nació con el objetivo de cambiar el Estado sino de defenderlo, otro de los signos característicos de todos esos partidos. Buscan un lugar dentro del Estado porque son criaturas del propio Estado, que los impulsa, los amamanta y los despide en cuanto quedan obsoletos.
Los demás partidos son exactamente iguales que UPyD, incluido Podemos, otra criatura que tiene el mismo origen en este Estado. Aunque hablan de cambiar el Estado, es el Estado quien les cambia, les dirige y les financia, y el que paga manda. Por eso todos ellos hablan de poner los “intereses de España” por encima de todo y de todos. No es el Estado el que está al servicio de las personas, sino al revés.
En su libro Rosa Díez cuenta una parte de la historia del surgimiento de Podemos, que es más de lo mismo: “El ‘establishment’ quería una gran coalición y, para forzarla, llegaron a la conclusión de que había que rebajar las pretensiones del PSOE. Luego había algunos medios defendiendo a una opción política que respondía una sensibilidad existente en la sociedad desde el 15-M, que es Podemos. El problema es que el desplome del PSOE imposibilitaba la gran coalición. Y el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, propuso crear un Podemos de derechas”.
Podemos tiene, pues, el mismo origen político que el reciente golpe de mano en el PSOE, en lo que Rosa Díez califica como “establishment”, es decir, en lo que durante la transición se llamaron los “poderes fácticos”, esos que tienen la sartén por el mango, aunque nunca den la cara: las cloacas del Estado, los grandes capitalistas y financieros y los medios de comunicación, a los que la fundadora de UPyD pone nombres muy concretos, como el del fascista catalán José Manuel Lara, propietario de importantes y conocidos medios de comunicación, entre ellos La Sexta.
“Uno de los máximos responsables de un grupo financiero muy importante nos contó que la decisión de impulsar a Podemos se había tomado con el conocimiento y aquiescencia de Moncloa y que en la gestación había estado Soraya y que Rajoy había conocido siempre el asunto. La razón para tomar esa decisión -nos dijo- había sido intentar redirigir hacia una nueva opción el voto del descontento, el del 15-M, dividir el voto de la izquierda y de paso, reducir el riesgo de que el PSOE se hiciera con una parte sustancial de esos votos”.
Esos que hacen y deshacen partidos convocaron “una importante reunión con un empresario catalán [José Manuel Lara] para que se le diera espacio mediático a Podemos”. Así empezó su carrera televisiva Pablo Iglesias, en las tertulias de la cadena fascista Intereconomía. La tele lo promociona y lo vende todo, tanto da que se trate de un perfume francés, como de Belén Esteban, o de un partido, o de un político. Los que realmente hacen y deshacen política son los que ponen el dinero y los platós de televisión. A unos los encumbran y a otros los arrastran por el lodo a base de intoxicación, tertulias, noticiarios y debates.
Nada ha impulsado tanto la carrera de los caciques de Podemos como los furibundos ataques de los perros (de prensa) del PP, porque esos ataques no los lanzaron para hundirlos sino para ensalzarlos. Por eso escribe Rosa Díez que el cocinero electoral del PP, el incombustible Pedro Arriola, fue quien “hizo crecer a Podemos”. Fue todo un montaje de diseño, estudiado y preparado en los despachos del “establishment”, lo mismo que otros del estilo Ciudadanos, orquestado en los mismos despachos: “Que Podemos fue al inicio una operación impulsada por los mismos que luego patrocinarían a Rivera es algo que numerosos periodistas y prescriptores de opinión conocen a la perfección y mucho antes que yo”, concluye Rosa Díez.
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