miércoles, 26 de abril de 2017

Toma el dinero y cinga



Bianchi
O
"Take the money and run"
de las primeras cintas de Woody Allen (
"Toma el dinero y corre"
). El primer objetivo de la llamada
"Transición"
fue lampedusiano: cambiar algo para que todo siga, más o menos, igual. Para ello había que limpiar la fachada al viejo y decrépito fascismo de partido único ampliando para ello su base social legalizando partidos políticos burgueses de viejo cuño o advenedizos que, previamente, debían pasar por lo que se conoció como
"ventanilla"
, una especie de horca caudina fascista que venía a suplir el juramento a los principios del Movimiento Nacional falangista bajo otro ropaje. Pasaron todos por esa humillación menos justamente los partidos de la órbita franquista que de  fascistas pasaron, por arte de birlibirloque, a
"demócratas"
sin necesidad de demostrar ningún label o pedigrí: milagros de la modélica Transición española.
El Partido Comunista de España (PCE) renunció a sus principios democráticos e ideológicos (ya lo había hecho mucho antes con Carrillo) y asumió la bandera monárquica renunciando a un referéndum sobre la forma de Estado a cambio de ser legalizado. El PSOE renunció al marxismo (nunca lo fue ni siquiera con un Pablo Iglesias, el fundador, más seguidor de Lasalle que de Marx). En realidad, nadie era lo que decía ser. Todo era una impostura.
Los partidos nacionalistas, catalán y vasco, lo mismo; es más, apenas dieron señales de vida durante el franquismo (lo mismo que un PsoE dopado y "reconstruido" a toda máquina por la Fundación Ebert alemana auspiciado por la CIA y todo supervisado por los poderes fácticos franquistas españoles). Pero, ahora lo vemos, no se dio un cheque en blanco y sin contrapartidas al Régimen franquista. A cambio de tragar, al menos en las formas ya que el contenido capitalista no se discutía para nada, algunos sapos de índole política (la bandera, la monarquía, etc.) se puso una condición no escrita:licencia para robar (aparte de para matar que siempre han tenido y le llaman, los más cínicos, el "monopolio de la violencia" por parte del Estado del que omiten su carácter de clase), a lo que no se opusieron los franquistas.
La cosa era algo así, dicho burdamente, como vosotros, los falangista-opusdeístas-tecnócratas-franquistas ya habéis robado bastante, y ahora nos toca a nosotros, los "demócratas". En otras palabras: que nos bajemos los pantalones no os va a salir gratis (como pasa ahora, por ejemplo, en el escenario vasco), así que reclamamos nuestro "derecho" (?) a nuestras mamandurrias, mordidas y chanchullos. Hay para todos, dijeron los fachas. A los viejos ladrones se unieron los nuevos. A los Villar Mir y los Pujol los Ignacio González, Bárcenas, Granados, Camps, Gurtels, Púnicas, Lezos, etc., etc., etc.
Es tanto lo robado y de tan sistemática y escandalosa manera que el propio Régimen del 39 (o "del 78", concederé para que no se diga) ha tenido que hacerse un "lifting" y calafateado de bajos encerrando a unos cuantos alibabás para salvar el culo y hacer ver que "el Estado de Derecho funciona". Y que "el que la hace, la paga", la última parida de Mariano desde Montevideo tomándose un mate con el felón Pepe Mújica, por cierto. Podría establecerse una ley que ofrezco gratis a nuestros cientos de miles de seguidores, a saber: "La ley del choriceo", que consiste en que la cantidad chorimangada es inversamente proporcional al cumplimiento del Estado de Derecho o, dicho de otra manera, cuánto más trinques más se demuestra la fortaleza de la "democracia". Pues, ¿no acaban de registrar el domicilio de un intocable como Jordi Pujol Soley además de encarcelar a su primogénito Jordi Pujol Ferrussola? ¿Qué más pruebas queréis, descreídos, escépticos, conspiranoicos, santomases (por el apóstol que tocó la llaga del Ungido para creer que había resucitado de entre los muertos)?
En China -me susurran por aquí- los fusilan no sin antes hacer que devuelvan lo robado. Aquí, afortunadamente, somos más "civilizados".

Salve, César, buona sera.

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