lunes, 26 de noviembre de 2012

Escándalos envuelven al ejército estadunidense

Escándalos envuelven al ejército estadunidense

Las revelaciones sobre diversos escándalos que involucran a miembros de las Fuerzas Armadas han causado conmoción durante los últimos años

Carmen Álvarez
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En la biografía no autorizada de George-Bush, Webster G. Tarpley expone una serie de abusos.

CIUDAD DE MÉXICO, 26 de noviembre.- Desde la cima hasta la base, la estructura militar de Estados Unidos exhibe sus fallas a través de luchas internas de poder y la “degeneración moral” derivada de sus interminables guerras de agresión, dijo a Excélsior Webster G. Tarpley, coautor de la Biografía no Autorizada de George Bush, un bestseller.
El caso del ex director de la CIA David Petraeus, quien se vio involucrado en un escándalo extramarital y por lo cual renunció a su cargo, es la más reciente de las polémicas que exhiben a la milicia estadunidense.
“El colonialismo y las guerras de colonización provocan una verdadera depravación y degeneración moral, en quienes participan en ellas”, dijo Tarpley quien, junto con Anton Chaitkin, escribió la biografía que en inglés lleva el título de George Bush: The Unauthorized Biography.
El experto en terrorismo internacional que durante su investigación Chi ha ucciso Aldo Moro? (¿Quién mató a Aldo Moro?) descubrió que las Brigadas Rojas formaban parte de las redes clandestinas de la OTAN, ve en el enésimo escándalo que cimbra a la estructura militar estadunidense una purga de generales que detestan al presidente de EU, Barack Obama.
“Esa es la historia de David Petraeus, que formaba parte de una camarilla de generales que sucumbieron al contragolpe” de los aliados de Obama justo antes de las elecciones del 6 de noviembre que así aseguraron la permanencia de éste en la Casa Blanca, dijo Tarpley.
Los indicios de la crisis llegaron a fines de octubre a la red (Politico Forums, ABC Newsm Free Republic.com, The Atheist Conservative.com).
Petraeus, quien tuvo que renunciar a la dirección de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), es para Tarpley el caso más espectacular de esta purga presentada al público como la telenovela de relaciones extramaritales y no como lo que es: “La oportunidad única de observar a las redes de corrupción que operan desde las altas esferas del poder”, aseveró.
Una red, dijo, que pretendía alinearse a la fracción más ultrarreaccionaria de la gente de Mitt Romney” que quería volver al ataque directo y al bombardeo como estrategia preferida de política exterior.
“Una austeridad autoritaria permanente de corte fascista”, comentó en un correo electrónico.
En su portal Tarpley.net dice que quienes apoyaron a Obama eran del grupo Brzezinksi-Nye, partidarios del “poder suave” que rechaza la guerra contra Irán y los grandes compromisos de la guerra convencional, y que para destruir a Siria recurre a terceros, como Turquía y Al-Qaeda.
“Obama es la continuación de la guerra cibernética, los asesinatos, la guerra económica con sanciones, las fuerzas especiales contraterrorismo, alias Plan (Jack) Devine, y no la contrainsurgencia de Petraeus”, afirmó.
Señaló que Petraeus le recuerda al general George Marshall que puso pretextos para impedir el ataque a Pearl Harbor en 1941.
Pues Petraeus estaba en el cine el 11 de septiembre, día del ataque contra la sede diplomática estadunidense en Bengasi, viendo un filme de una operación encubierta contra Teherán. El ataque cobró la vida del embajador estadunidense en Libia, Christopher Stevens.
La purga alcanzó al comandante de Afganistán, John Allen, que había sido nominado para sustituir a James G. Stavridis al mando de la OTAN —acusado de llevar una vida demasiado suntuosa— pero el FBI encontró hasta 30 mil páginas de correos “inapropiados” de Allen para una mujer llamada Jill Kelley.
También a Jeffrey Sinclair, pieza clave de logística en Afganistán, acusado de llevar una controvertida relación extramarital con una capitana que transfirió a su centro de mando.
A Joseph E. Darlak, ex comandante de la fragata USS Vandergrifft, acusado de orgía y ebriedad; a Patrick J. O’Reilly, director de la Agencia de Defensa contra Misiles, acusado de humillar a sus subordinados; a Charles M. Gaouette, ex comandante del estratégico grupo de portaviones CSG-3, acusado de liderazgo inapropiado.
Y a Carter Ham, el comandante de Africom que no hizo nada para evitar el ataque al consulado en Bengasi. “Apenas la punta del iceberg”, dice.
Tarpley ha dicho que el odio de miembros clave del ejército hacia Obama se hizo patente en las duras críticas a su gabinete que Stanley McChrystal, amigo de Petraeus, compartió con la revista Rolling Stone. A consecuencia de las cuales tuvo que renunciar al cargo el 23 de junio de 2010.
Suicidios y tortura
La base de la estructura militar, una de las principales fuentes de empleo en tiempos de crisis económica, también tuvo una sacudida de dimensiones dantescas cuando Samuel Provance, Bradley Manning y Julian Assange sacaron a la luz evidencias de graves crímenes de lesa humanidad.
Y reportes periodísticos de que el millón 453 mil almas que sirven a las fuerzas armadas mejor equipadas del planeta, carecen de un manejo adecuado de su integridad moral, física y sobre todo sicológica.
“En los diez primeros meses de 2012, el número de sospechas de suicidios de soldados activos superó el total del año pasado”, reportó el portal Stars & Stripes.
El siquiatra y general de brigada Stephen N. Xenakis, dijo recientemente al sitio web The Huffington Post que la tasa de un suicidio al día obedece al estrés acumulado por un ejército que lleva diez años en guerra.
“No es sorprendente que los soldados sufran problemas sicológicos y cometan atrocidades como el soldado que salió de una base en Afganistán y mató a una docena de personas, o como los soldados que orinaron en enero sobre los cadáveres de sus enemigos”, dijo el historiador Miguel Tinker Salas desde la Universidad de Pomona en Claremont, California.
Deshumanización del enemigo que motivó a Provance a filtrar a la prensa mundial en 2004 las fotos de los sonrientes interrogadores de la prisión iraquí de Abu Ghraib posando con el dedo pulgar levantado en señal de triunfo sobre el cadáver de un detenido muerto en la tortura.
“Todos sabían de las cosas que se les estaban haciendo a esta gente”, dijo Provance a Amy Goodman de Democracy Now! y lamentó que nada de eso sirvió para obtener información valiosa.
“Una interrogadora recién salida de la escuela, de 19 años, me decía que había interrogado a alguien desnudo. Yo pensaba que hasta yo, como hombre, tendría mis reservas de hacer algo así (…) pero allí estaba ella”, dijo Provance a Goodman.
Entretanto la American Civil Liberties Union (ACLU) sigue acumulando evidencias de los crímenes de guerra cometidos. Dos mil 600 páginas obtenidas bajo la ley de transparencia, FOIA, que documentan los homicidios de 25 a 30 de un total de 190 casos de detenidos por las fuerzas armadas de Estados Unidos en Guantánamo, Irak y Afganistán.
La falta de atención a la salud mental, a la integridad moral y física del personal militar sale a la luz cuando 45 por ciento de un millón 600 mil veteranos de las guerras contra Irak y Afganistán esté pidiendo compensación por lesiones que van de 127 a dos mil 769 dólares mensuales dependiendo de su gravedad. El dato fue publicado por el Huffington Post.
“Mientras tratan los problemas físicos descuidan los sicológicos, pues no sólo cometen atrocidades en el campo de batalla sino que al regresar a casa, a veces la esposa y los hijos son víctimas de sus abusos”, dijo Tinker Salas.
Lo que en su opinión se agrava con la crisis económica que impide a los veteranos encontrar trabajo e integrarse productivamente a su nueva realidad.
Para colmo, la incorporación de las mujeres al ejército que antes era un santuario de hombres, ha degenerado en asaltos sexuales contra de ellas.
“Y ese no es un problema de los soldados rasos pues también incluye a los oficiales, porque el número de asaltos sexuales en la Academia de la Fuerza Aérea es de los más elevados”, indicó Salas.
Pero la profundidad de la crisis de las fuerzas armadas va más allá de las múltiples denuncias de robo como las que el Nobel de Economía, Joe Stiglitz, hizo sobre fraudes al programa de reconstrucción de Irak, tras la destrucción de registros contables por 475 millones de dólares de combustible.
2012-11-26 07:00:00

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