Dice El País, “en un país que desconfía por norma de la versión oficial, la aparición de seres humanos devorados por perros es un convite a la elucubración”. Y dice más en un reportaje titulado “El caso de los perros ‘asesinos’ de personas deja incrédulo a México”:
“… entre el 17 de diciembre y el 4 de enero aparecieron cinco cadáveres con mordeduras caninas en el Cerro de la Estrella de Iztapalapa… Las víctimas: una pareja de novios (ella 15 y él 16); una mujer de 26 y su niño de un año y ocho meses; y otra adolescente de 15 años. La policía ha hecho una batida en la colina y ha capturado a más de cincuenta perros de aspecto famélico. De acuerdo con las explicaciones de la fiscalía de la capital, las muertes se deben a los ataques de una jauría asilvestrada y en los cuerpos no hay ni rastro de la mano del hombre”.
Lo demás, en el reportaje de El País, es contar la historia que todo mundo conoce en México: la de los perros “asesinos” que, al final, han resultado “inocentes”.
Y es que, no puede haber la menor duda, si el caso de los perros “asesinos”, como dice El País, ha dejado incrédulo a México, debe haber dejado pasmado al mundo.