De una sola estocada, China asusta a Asia, la Fed y el BCE: devalúa el yuan
11 de agosto de 2015 | 19:04 CET
En la actualidad, las condiciones económicas y financieras internacionales son muy complejas. La economía estadounidense se está recuperando y los mercados están a la espera del alza de tasas de interés de la Política Monetaria. Como tal, el dólar se está fortaleciendo, mientras que el euro y el yen japonés se están debilitando. Las monedas de los mercados emergentes y de materias primas se encuentran bajo presión, y estamos viendo cada vez mayores volatilidades en los flujos de capital internacional. Esta compleja situación está planteando nuevos desafíos. A medida que China mantiene un relativamente importante superávit comercial, la tasa de cambio real del Renminbi (RMB) se hace relativamente fuerte, algo que no es totalmente coherente con las expectativas del mercado. Por lo tanto, es un buen momento para mejorar la cotización de la paridad central del RMB para hacerlo más en consonancia con las necesidades de desarrollo del mercado.En otras palabras, China entra a la guerra de divisas, poniendo fin a una vinculación de facto con el dólar y confirmando la debilidad económica más profunda del gigante asiático desde 1990. Esta abrupta devaluación es la señal más clara de la creciente preocupación en Beijing de que el país podría caer por debajo de su meta de crecimiento de 7 por ciento anual. El crecimiento se tambalea pese a la presión del gobierno sobre los bancos estatales a prestar dinero con facilidad a empresas dispuestas e invertir en nuevas fábricas y equipos.
La intervención del banco central chino se produce tras una fuerte y prolongada caída en los mercados de Shanghai y Shenzhen desde fines de junio tras el estallido de su burbuja inmobiliaria. Esta caída del 30 por ciento hizo mella en la demanda interna de China provocando la caída en cadena de los mercados mundiales que se enfrentan a nuevas turbulencias en un entorno de gran debilidad. Los esfuerzos del gobierno chino por apuntalar los precios de las acciones fracasaron y al banco central no le quedó más remedio que la depreciación del renminbi. Este ingreso de China a la "guerra de divisas" representa un dilema difícil para la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y los países asiáticos encabezados por Japón, que prácticamente han agotado todo su instrumental del arsenal de políticas monetarias.
Desde el año 2009 la moneda china se ha internacionalizado y el comercio en yuanes (o renminbis) ha tenido un importante ascenso que la ha llevado a ser una de las cinco mejores monedas del mundo, detrás del dólar, el euro, la libra y el yen. El comercio en yuanes ha aumentado desde el cero por ciento en 2009 al 22 por ciento en 2014. Los bancos centrales de 50 países han hecho del yuan una moneda de reserva y el Fondo Monetario Internacional considera incluirla entre su canasta de monedas. Sin embargo, el yuan tiene aún un largo camino por recorrer si quiere romper la hegemonía del dólar. Mientras China mantiene 16 billones de dólares (US$16.000.000.000.000) en valores de Estados Unidos (casi el 100% del PIB de ese país), los inversores extranjeros han invertido apenas unos 200 mil millones de dólares (US$200.000.000.000) en acciones chinas,
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