¿Realmente necesitamos un cerebro?
Un hombre que nació “virtualmente sin cerebro” se graduó de la Universidad con mención honorífica en Matemáticas. ¿Qué dice esto del cerebro?
Por: pijamasurf -
Como suelen suceder estos extraños hallazgos, todo fue por accidente.
Un alumno de la Universidad de Sheffield acudió al doctor del campus
con un malestar cualquiera, y el doctor notó que su cabeza era un poco
más grande de lo común. Lo refirió con el profesor Lobber para que le
realizara estudios más extensos.
El estudiante en cuestión era
académicamente brillante, tenía un IQ reportado de 126 y estaba en vías
de graduarse en Matemáticas. Cuando Lobber lo sometió a un scan
cerebral, descubrió que su cerebro era virtualmente inexistente. Es
decir, tenía un caso crónico de hidrocefalia ––la condición en que el
fluido cerebroespinal, en lugar de circular por el cerebro y llegar a la
sangre, se atasca allí–– que había casi borrado la materia cerebral.
En lugar de dos hemisferios llenando la
cavidad craneal, que es de unos 4.5cm de profundidad, el estudiante
tenía menos de 1mm de tejido cerebral cubriendo la cima de su columna
vertebral.
De alguna manera, el estudiante había
vivido una vida completamente normal y destacado en matemáticas. De
estos casos ha habido varios, pero nadie sabe cómo es que alguien sin un
cerebro detectable puede lograr funcionar en los niveles más básicos,
sin mencionar que pueda graduarse con honores de matemáticas, aunque hay un par de teorías.
La primera es que en el cerebro hay un
alto nivel de redundancia en las funciones, y lo poco que queda de este
puede aprender a representar a los hemisferios faltantes.
La segunda, bastante similar, es que
sólo usamos 10% del cerebro. Sin embargo, estudios recientes han
refutado categóricamente esta teoría, que nació en la década de 1930.
Las funciones del cerebro han sido mapeadas comprensivamente, y aunque
sí se ha encontrado alguna redundancia, también se ha hallado un alto
grado de especialización (por ejemplo, el área motriz y el córtex visual
son altamente específicos). Las áreas que antes se pensaban
“silenciosas” del cerebro, hoy se ha descubierto que tienen funciones
importantes como el habla y el pensamiento abstracto.
Lo verdaderamente fascinante de este hallazgo de Lobber es que nos recuerda el misterio de la memoria,
como apunta Mitch Doolittle en un interesante artículo. La memoria es
aquello gracias a lo cual podemos clasificar y analizar experiencias, y
que nos permite vivir nuestra vida. Pero si este estudiante “sin
cerebro” pudo graduarse en matemáticas y vivir una vida normal, entonces
tiene memoria.
Alguna vez se pensó que la memoria tenía
una forma física, como la memoria de una computadora, pero
investigaciones exhaustivas han demostrado que no está localizada en
ningún área o sustrato. “La memoria está simultáneamente en todas partes
del cerebro y en ninguna”, dice la neurociencia de hoy. Si un hombre puede llevar todo esto a cabo sin cerebro, ¿dónde, entonces, está la inteligencia humana?
Quizás el biólogo Rupert Sheldrake tenía razón cuando dijo que el cerebro no es un archivero de memorias, sino que es como un radio que sintoniza hacia el pasado.
La memoria es un viaje que la mente hace hacia el pasado vía el proceso
de resonancia mórfica. Todas las teorías, a fin de cuentas, son igual
de fantásticas.
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