¿Calentamiento mortal? Científico del clima y experto en el hielo ártico denuncia la muerte de compañeros
Recientemente fueron noticia en el Reino Unido
unas extraordinarias afirmaciones realizadas por un destacado
climatólogo. Peter Wadhams, Profesor de Física Oceánica en la
Universidad de Cambridge, dijo al Times del Reino Unido que
sospechaba que las muertes de tres de sus compañeros, a principios de
2013, fueron el resultado de juego sucio:
En el caso de los microbiólogos, se sabe, o bien, se considera muy probable, que sus investigaciones estaban conectadas con proyectos militares/ gubernamentales de alto nivel y áreas de investigación sensibles. Menos claro es cómo los profesionales de la salud natural podrían presentar una amenaza para los poderes fácticos que ameritara su “rescisión”. Si bien la serie de muertes sospechosas de investigadores de áreas particulares de la ciencia no es necesariamente evidencia de una conspiración o encubrimiento, también es cierto que los intereses poderosos pueden desear, en cualquier momento y en cualquier campo, librarse de investigaciones aparentemente inocuas. La ciencia de hecho puede ser un trabajo peligroso.
El problema con la afirmación de Wadhams, sin embargo, es que la investigación a la que él y sus antiguos compañeros se dedicaban apoya la teoría dominante del calentamiento global hecho por el hombre. Los “calentólogos” son una bendición para aquellos en el poder, ya que desvía la culpa del creciente caos climático lejos de las instituciones poderosas y extremadamente derrochadoras, como la banca central y el ejército de Estados Unidos, hacia las masas de gente común.
Ciencia políticamente incorrecta
Pero aún así, Wadhams tiene un punto: las probabilidades de que tres de los cuatro principales investigadores de Gran Bretaña en un campo específico mueran en incidentes sin relación durante un tiempo relativamente corto son bastante pequeñas. Si seguimos con la sugerencia de Wadhams por un segundo y suponemos que sus colegas fueron asesinados, de tal manera que sus muertes parezcan accidentales, entonces eso sería sugerir que fueron asesinados por agentes de inteligencia militar de alto nivel. Sólo estos tipos tendrían el poder de forzar los hechos, manipular la escena del crimen, influir en las investigaciones y dirigir la cobertura mediática.
En cuanto a la motivación, ¿y si la investigación de estos aparentes “calentólogos” estaba llevándolos a conclusiones que planteaban un serio desafío a la narrativa oficial? Me imagino que evidencia sólida apoyando el argumento de un repentino rebote glacial estaría bien arriba en la lista negra de la élite criminal. Los poderes fácticos quieren que la gente se alarme, pero de una manera controlada, y por una falsa narrativa que bloquee la conciencia de que algo grande está sucediendo a escala global – ahora, no en un futuro lejano.
Hablar públicamente de posibles escenarios del fin de la civilización no necesariamente conlleva peligro. No es ningún secreto que una serie de científicos de todo el mundo se inclina hacia algún escenario de edad de hielo. Pero lo que cuenta es el estatus de la persona que lo dice. Incluso si sólo dicen ciertas cosas a sus compañeros en privado, los poderes fácticos están en constante alerta contra una posible “sedición” dentro de los rangos inferiores.
Cuando el Dr. David Kelly supo a ciencia cierta que las afirmaciones del gobierno británico sobre las armas de destrucción masiva de Irak, en el período previo a la guerra con ese país, eran falsas, no se quedó en silencio. Era un experto en ese campo y podía probar qué tenían los militares iraquíes en sus arsenales, y qué no. Los operativos británicos de seguridad obligaron al periodista, quien anónimamente citó la experiencia de Kelly, a revelar públicamente su nombre, momento en el que lo desacreditaron difamándolo a través de los medios, y luego lo “suicidaron” físicamente. La razón por la que fueron tan lejos fue debido a la posición pública del Dr. Kelly y sus conocimientos específicos que hacían poco probable que cediera a la intimidación.
Wadhams se presenta regularmente ante los medios cuando realizan coberturas sobre la evolución del clima en el Ártico, donde ha promovido constantemente la opinión de que un “Ártico libre de hielo” es casi una certeza para el año 2020, y sobre sus talones viene un “gran enfriamiento”. Como tal, es el nombre de más alto perfil de estos cuatro climatólogos, y también el encargado de hacer las afirmaciones más duras y rápidas, como estas que son de hace 10 años:
Con la excepción de informes ocasionales vinendo de investigaciones climáticas alternativas, el consenso contundente en los medios se alinea con la posición del Grupo Internacional sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés): el sistema climático incuestionablemente se calienta, la actividad humana es sin duda la culpable, y si no se toman las medidas para resolverlo ahora, las regiones costeras estarán bajo agua… tal vez en un siglo.
Tres climatólogos muertos
Tim Boyd era un climatólogo nacido en Estados Unidos de 54 años de edad, quien trabajaba en la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas (SAMS por sus siglas en inglés) en Oban, al oeste de Escocia, donde su título era el de investigador principal en Física Oceanográfica Polar y sus intereses de investigación específicos incluían “la variabilidad en el contenido de calor y sal de las capas superiores del Océano Ártico” .
Un transeúnte encontró a Boyd muerto en un puente cerca de su casa en Port Appin el 27 de enero de 2013. La policía local dijo que “creían” que Boyd fue herido de muerte por un rayo, citando una tormenta que había ocurrido en el área y había derribado el tendido eléctrico y las líneas telefónicas. Al parecer una autopsia se llevó a cabo, aunque su resultado no se ha hecho público.
La muerte de Boyd es una reminiscencia de la repentina muerte del ex ministro de Relaciones Exteriores británico Robin Cook. Cook estaba caminando en las montañas de Escocia el 6 de agosto de 2005, cuando murió repentinamente después de sufrir un ataque al corazón y caer de una cresta. Una autopsia encontró que Cook murió de “enfermedad cardíaca hipertensiva”. Algunos, sin embargo, incluyendo el liberal demócrata Norman Baker, creen que Cook – un destacado crítico de la guerra de Irak y la “guerra contra el terror” – no murió de causas naturales, sino que fue víctima de un golpe encubierto por una agencia de inteligencia (presumiblemente británica). En caso de que alguien se lo esté preguntando, la inducción de ataques al corazón (o casi cualquier dolencia corporal) desde la distancia no es ciencia ficción.
Seymour Laxon tenía 49 años cuando murió el 2 de enero de 2013,
después de sufrir una hemorragia cerebral y caer por un tramo de
escaleras (no está claro en qué orden) en la fiesta de la víspera de Año
Nuevo en Essex, Inglaterra. En este obituario en The Guardian nos enteramos de que:
A estos tres hay que añadir la repentina muerte del investigador del clima británico Christopher Bell, de 24 años, un estudiante de doctorado que trabajaba en SAMS con Tim Boyd. Bell fue reportado muerto, junto con otras tres personas, por un alud en la estación de esquí escocesa de Glencoe el 19 de enero de 2013, tan solo 8 días antes que Boyd.
Dejando a un lado la especulación, echemos un vistazo a la secuencia:
Investigación del Ártico y edades de hielo
La aseveración de Wadhams, de que Boyd, Laxon y Giles eran los mejores en su campo, parece sostenerse. En un discurso pronunciado poco después de la muerte de Giles, Duncan Wingham, colega de ella y de Laxon dijo:
¿Recuerdas a los científicos británicos en El día después de mañana que dieronla voz de alarma debido a las lecturas de bajas de temperatura transmitidas por sus boyas en el Atlántico Norte? Los tres científicos muertos (más Wadhams) eran las versiones en la vida real de esos personajes. Hay, por supuesto, otros en el Reino Unido y en otros lugares trabajando en este campo en específico, y el mismo mensaje de advertencia está llegando con todas sus investigaciones – aunque enmarcados en términos del “calentamiento global hecho por el hombre”, y menos cualquier drama de Hollywood. Para un ejemplo reciente:
El desafortunado Peter Wadhams, ridiculizado rutinariamente por los escépticos debido a su postura excepcional sobre la probabilidad de la llegada de una edad de hielo, y ahora ridiculizado por la prensa británica por sus declaraciones sobre la muerte de sus compañeros, está tratando desesperadamente de proteger su reputación. En un reciente artículo en el Guardian británico, Wadhams se quejó de que estaba mal citado por el periodista de The Times, que él en un principio consideró las muertes sospechosas, pero ha llegado a la conclusión de que, si bien son coincidencias extraordinarias, también fueron “accidentes explicables”. También ha presentado una denuncia contra The Times ante la Press Standards Organisation del Reino Unido. Por su parte, The Times ha respondido que tiene los comentarios de Wadhams grabados y mantiene su posición.
Mira en este sitio web… o bien el clima sobre el norte de Europa este invierno.
“Climatólogo teme asesinato por asesino a sueldo”Mientras que las afirmaciones de Wadhman pueden parecer descabelladas, no es nada improbable que científicos que trabajan en ciertas áreas pudieran ser discretamente despachados. Después del 11S, una ráfaga de microbiólogos murió en circunstancias misteriosas. Más recientemente, un patrón ha surgido donde médicos y profesionales holísticos han sufrido partidas prematuras.
Por Ben Webster, The Times, 25 de julio de 2015
[Wadhams] dijo que asesinos podrían haber matado a científicos que buscaban revelar lo rápido que el calentamiento global había derretido el hielo del Ártico… [y] cree que él también ha sido un objetivo pero se salvó por un pelo después que el conductor de un camión sin placa intentó sacar a su coche de la M25.
El profesor Wadhams enfrentó críticas esta semana después de que un estudio contradijera su predicción de que el hielo del Ártico se derretía tan rápido que podría desaparecer totalmente este verano. [Al ser] interrogado por The Times para obtener su respuesta ante el descubrimiento de que el volumen total de hielo creció un 40 por ciento en 2013, el profesor Wadhams insistió en que todavía había una pequeña posibilidad de que el Ártico se quedara sin hielo este año [en 2015 – NB].
Luego dijo que sólo había cuatro personas en Gran Bretaña que eran “realmente expertas en cuanto al espesor del hielo en el Ártico”, y él era uno de ellos. Los otros, afirmó, habían muerto a principios de 2013.
Dijo: “A mí me parece demasiado bizarro para que sea accidental, pero cada incidente individual parece accidental, lo que puede significar que ha sido hecho para parezca accidental.”
Nombró a los tres como Seymour Laxon de la University College London, Katharine Giles, una científica del cambio climático que trabajó con el profesor Laxon en la UCL y Tim Boyd de la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas.
El profesor Laxon murió al caer de las escaleras en una fiesta de fin de año en Essex; la Dra. Giles murió en un choque con un camión mientras iba en bicicleta al trabajo en Londres; y la policía afirmó que creía que al Dr. Boyd lo mató un rayo mientras caminaba cerca de un lago en Escocia.
El profesor Wadhams dijo que, casi al mismo tiempo, él conducía por la M25 a altas horas de la noche cuando el camión golpeó su coche. “Este hombre mostró clara evidencia de malevolencia. Él trató de sacarme de la carretera.” Comentó que su coche quedó dañado, pero se las arregló para llegar a casa y llamar a la policía al día siguiente. Se le dijo que ninguna acción podía ser tomada.
“Sólo pensé ‘¿qué está pasando aquí?’ Alguien está tratando de ejecutar a las personas que están trabajando en el espesor del hielo en Gran Bretaña“.
Dijo: “Si se tratara de una especie de escuadrón de la muerte, no lo esperarías con algo como el cambio climático. Sé que compañías petroleras han estado dando montones y montones de dinero a… organizaciones que niegan el cambio climático, pero no esperas que maten a la gente”.
En el caso de los microbiólogos, se sabe, o bien, se considera muy probable, que sus investigaciones estaban conectadas con proyectos militares/ gubernamentales de alto nivel y áreas de investigación sensibles. Menos claro es cómo los profesionales de la salud natural podrían presentar una amenaza para los poderes fácticos que ameritara su “rescisión”. Si bien la serie de muertes sospechosas de investigadores de áreas particulares de la ciencia no es necesariamente evidencia de una conspiración o encubrimiento, también es cierto que los intereses poderosos pueden desear, en cualquier momento y en cualquier campo, librarse de investigaciones aparentemente inocuas. La ciencia de hecho puede ser un trabajo peligroso.
El problema con la afirmación de Wadhams, sin embargo, es que la investigación a la que él y sus antiguos compañeros se dedicaban apoya la teoría dominante del calentamiento global hecho por el hombre. Los “calentólogos” son una bendición para aquellos en el poder, ya que desvía la culpa del creciente caos climático lejos de las instituciones poderosas y extremadamente derrochadoras, como la banca central y el ejército de Estados Unidos, hacia las masas de gente común.
Ciencia políticamente incorrecta
Pero aún así, Wadhams tiene un punto: las probabilidades de que tres de los cuatro principales investigadores de Gran Bretaña en un campo específico mueran en incidentes sin relación durante un tiempo relativamente corto son bastante pequeñas. Si seguimos con la sugerencia de Wadhams por un segundo y suponemos que sus colegas fueron asesinados, de tal manera que sus muertes parezcan accidentales, entonces eso sería sugerir que fueron asesinados por agentes de inteligencia militar de alto nivel. Sólo estos tipos tendrían el poder de forzar los hechos, manipular la escena del crimen, influir en las investigaciones y dirigir la cobertura mediática.
En cuanto a la motivación, ¿y si la investigación de estos aparentes “calentólogos” estaba llevándolos a conclusiones que planteaban un serio desafío a la narrativa oficial? Me imagino que evidencia sólida apoyando el argumento de un repentino rebote glacial estaría bien arriba en la lista negra de la élite criminal. Los poderes fácticos quieren que la gente se alarme, pero de una manera controlada, y por una falsa narrativa que bloquee la conciencia de que algo grande está sucediendo a escala global – ahora, no en un futuro lejano.
Hablar públicamente de posibles escenarios del fin de la civilización no necesariamente conlleva peligro. No es ningún secreto que una serie de científicos de todo el mundo se inclina hacia algún escenario de edad de hielo. Pero lo que cuenta es el estatus de la persona que lo dice. Incluso si sólo dicen ciertas cosas a sus compañeros en privado, los poderes fácticos están en constante alerta contra una posible “sedición” dentro de los rangos inferiores.
Cuando el Dr. David Kelly supo a ciencia cierta que las afirmaciones del gobierno británico sobre las armas de destrucción masiva de Irak, en el período previo a la guerra con ese país, eran falsas, no se quedó en silencio. Era un experto en ese campo y podía probar qué tenían los militares iraquíes en sus arsenales, y qué no. Los operativos británicos de seguridad obligaron al periodista, quien anónimamente citó la experiencia de Kelly, a revelar públicamente su nombre, momento en el que lo desacreditaron difamándolo a través de los medios, y luego lo “suicidaron” físicamente. La razón por la que fueron tan lejos fue debido a la posición pública del Dr. Kelly y sus conocimientos específicos que hacían poco probable que cediera a la intimidación.
Wadhams se presenta regularmente ante los medios cuando realizan coberturas sobre la evolución del clima en el Ártico, donde ha promovido constantemente la opinión de que un “Ártico libre de hielo” es casi una certeza para el año 2020, y sobre sus talones viene un “gran enfriamiento”. Como tal, es el nombre de más alto perfil de estos cuatro climatólogos, y también el encargado de hacer las afirmaciones más duras y rápidas, como estas que son de hace 10 años:
“Gran Bretaña se enfrenta a gran enfriamiento mientras la corriente oceánica disminuye”Así que aquí tenemos a un prominente científico del clima y “creyente” (en oposición a un “negacionista”), montando la “ola del calentamiento global hecho por el hombre”, como la mayoría de los demás, pero hacia una conclusión totalmente diferente: un abrupto e inminente rebote glacial, es decir, una nueva edad de hielo de algún tipo.
Por Jonathan Leake, Sunday Times (RU), 8 de mayo de 2005
Investigadores del cambio climático han detectado los primeros signos de una desaceleración de la corriente del Golfo – la gran corriente marina que evita que Gran Bretaña y Europa se congelen.
Ellos han encontrado que uno de los “motores” que impulsa la corriente del Golfo – el sumergimiento de agua superenfriada en el mar de Groenlandia – se ha debilitado a menos de una cuarta parte de su antigua fuerza.
El debilitamiento, al parecer causado por el calentamiento global, podría anunciar grandes cambios en la corriente en los próximos años o las próximas décadas.
Paradójicamente, podría dar lugar a que Gran Bretaña, el noroeste y Europa experimenten un fuerte descenso de las temperaturas.
Peter Wadhams, profesor de física oceánica en la Universidad de Cambridge, realizó viajes bajo la capa de hielo del Ártico en los submarinos de la Marina Real y utilizó buques para hacer mediciones a través del mar de Groenlandia.
“Hasta hace poco, encontraríamos ‘chimeneas’ gigantes en el mar, donde columnas de densa agua fría se hundían desde la superficie hasta el fondo del mar 3.000 metros más abajo, pero ahora casi han desaparecido”, dijo.
“A medida que el agua descendía, era sustituida por agua caliente fluyendo desde el sur, lo que mantenía la circulación.Si ese mecanismo se está desacelerando, significará que menos calor llegará a Europa“.
Tal cambio podría tener un impacto severo en Gran Bretaña, que se encuentra en la misma latitud que Siberia y debería ser mucho más fría. La Corriente del Golfo transporta 27.000 veces más calor a las costas británicas de lo que podrían proporcionar todas las fuentes de energía de la nación, calentando a Gran Bretaña unos 5-8° C.
Wadhams y sus colegas creen, sin embargo, que tales cambios podrían estar en marcha. Predicen que la ralentización de la corriente del Golfo probablemente será acompañada por otros efectos, como el completo derretimiento durante el verano de la capa de hielo del Ártico para el 2020…
Wadhams sugiere que el efecto podría ser dramático. “Una de las cosas espantosas en la película El día después de mañana mostraba cómo la circulación en el océano Atlántico se altera porque el descenso de agua fría en el Atlántico norte se detiene repentinamente“, dijo. “El descenso está deteniéndose, aunque mucho más lentamente que en la película – durante años en lugar de unos pocos días. Si continúa, su efecto será el enfriamiento del clima del norte de Europa.”
Con la excepción de informes ocasionales vinendo de investigaciones climáticas alternativas, el consenso contundente en los medios se alinea con la posición del Grupo Internacional sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés): el sistema climático incuestionablemente se calienta, la actividad humana es sin duda la culpable, y si no se toman las medidas para resolverlo ahora, las regiones costeras estarán bajo agua… tal vez en un siglo.
Tres climatólogos muertos
Tim Boyd era un climatólogo nacido en Estados Unidos de 54 años de edad, quien trabajaba en la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas (SAMS por sus siglas en inglés) en Oban, al oeste de Escocia, donde su título era el de investigador principal en Física Oceanográfica Polar y sus intereses de investigación específicos incluían “la variabilidad en el contenido de calor y sal de las capas superiores del Océano Ártico” .
Un transeúnte encontró a Boyd muerto en un puente cerca de su casa en Port Appin el 27 de enero de 2013. La policía local dijo que “creían” que Boyd fue herido de muerte por un rayo, citando una tormenta que había ocurrido en el área y había derribado el tendido eléctrico y las líneas telefónicas. Al parecer una autopsia se llevó a cabo, aunque su resultado no se ha hecho público.
La muerte de Boyd es una reminiscencia de la repentina muerte del ex ministro de Relaciones Exteriores británico Robin Cook. Cook estaba caminando en las montañas de Escocia el 6 de agosto de 2005, cuando murió repentinamente después de sufrir un ataque al corazón y caer de una cresta. Una autopsia encontró que Cook murió de “enfermedad cardíaca hipertensiva”. Algunos, sin embargo, incluyendo el liberal demócrata Norman Baker, creen que Cook – un destacado crítico de la guerra de Irak y la “guerra contra el terror” – no murió de causas naturales, sino que fue víctima de un golpe encubierto por una agencia de inteligencia (presumiblemente británica). En caso de que alguien se lo esté preguntando, la inducción de ataques al corazón (o casi cualquier dolencia corporal) desde la distancia no es ciencia ficción.
El descubrimiento científico de Seymour fue el distinguir la superficie de hielo de la de agua en mediciones satelitales del altímetro de radar de los océanos cubiertos de hielo. Esto llevó al primer mapa detallado del campo de gravedad del Ártico, revelando nuevas características tectónicas debajo del fondo marino, y la circulación del agua bajo el hielo. Su trabajo ayudó a dar a la Agencia Espacial Europea la confianza para construir el CryoSat, un satélite dedicado a la observación de las regiones cubiertas de hielo de la Tierra, lanzado en 2010.Luego está Katharine Giles, inicialmente una estudiante de doctorado de Laxon, y en el momento de su muerte era profesora y colega suya en el Centro de Observación y Modelización Polar en el University College London. La mayor contribución científica de Giles fue apoyarse en el trabajo de Laxon confirmando el descubrimiento de una enorme cantidad de agua dulce recientemente acumulada en el Océano Ártico, demostrando que está retenida y evitando entrar en el Atlántico Norte (y por ende de interrumpir la corriente del Golfo) por una fuerza bastante temperamental: el viento…
Seymour impartió clase en el Departamento de Física Espacial y Climática de la University College London, antes de pasar al Departamento de Ciencias de la Tierra, donde fue director del Centro de Observación y Modelización Polar. Fue galardonado con la Cátedra de Física del Clima en 2012.
‘Enorme estanque de agua dulce ártica podría enfriar Europa’Giles murió el 8 de abril de 2013, mientras iba en bicicleta al trabajo cruzando el centro de Londres. El informe de una investigación sobre su muerte se hizo público: el conductor de un camión grande no había notado que Giles venía “transitando por su costado” mientras hacía un giro a la izquierda. Otro ciclista detrás de Giles fue testigo del choque de la bicicleta. Un pequeño detalle que se destacó sobre su muerte fue que ella murió en un lugar que no estaba en su trayecto diario. Ninguno de sus compañeros pudo decir por qué podría haber estado en la calle Victoria, lugar que por lo menos triplicaba la distancia de su ruta normal.
Por Tamera Jones, phys.org, 23 de enero de 2012
Científicos británicos han descubierto una enorme cúpula de agua dulce en el Océano Ártico occidental. Piensan que puede ser consecuencia de los fuertes vientos árticos acelerando una gran circulación oceánica en sentido horario llamada el Giro de Beaufort, provocando que la superficie del mar empuje hacia arriba.
Los investigadores hicieron el descubrimiento utilizando los satélites ERS-2 y Envisat de la Agencia Espacial Europea (ESA). Midieron la altura de la superficie del mar en el Ártico occidental durante un período de 15 años, de 1995 a 2010.
Usando estas mediciones, calcularon que desde 2002 la superficie del mar en el Ártico occidental se ha elevado alrededor de 15 cm, y el volumen de agua dulce ha crecido en aproximadamente 8.000 kilómetros cúbicos. Esto es alrededor del diez por ciento de toda el agua dulce en el Océano Ártico.
Si el viento cambia de dirección, como ocurrió entre mediados de 1980 y mediados de 1990, el agua podría derramarse en el resto del Ártico y luego tal vez incluso en el Atlántico norte. Esto podría enfriar Europa al retrasar una corriente oceánica clave derivada de la Corriente del Golfo, que mantiene el continente relativamente templado en comparación con países en latitudes similares.
La Corriente del Golfo forma parte de un movimiento más grande de agua llamado la cinta transportadora del océano, que es a su vez uno de los componentes del sistema global de corrientes oceánicas.
“Los datos satelitales nos han demostrado que una cúpula de agua dulce se ha ido acumulando en el Ártico occidental en los últimos 15 años, debido al viento. Nuestros hallazgos sugieren que un giro del viento podría resultar en el lanzamiento de esta agua al resto del Océano Ártico, e incluso más lejos”, dice la Dra. Katharine Giles, del Centro de Observación y Modelización Polar (CPOM) en el University College London, autora principal del estudio, publicado en la revista Nature Geoscience.
A estos tres hay que añadir la repentina muerte del investigador del clima británico Christopher Bell, de 24 años, un estudiante de doctorado que trabajaba en SAMS con Tim Boyd. Bell fue reportado muerto, junto con otras tres personas, por un alud en la estación de esquí escocesa de Glencoe el 19 de enero de 2013, tan solo 8 días antes que Boyd.
Dejando a un lado la especulación, echemos un vistazo a la secuencia:
- 02 de enero de 2013 – El Dr. Seymour Laxon, utilizó satélites para observar las capas de hielo polares y el hielo marino. Murió de hemorragia cerebral.
- 19 de enero de 2013 – Christopher Bell, estudiante de doctorado trabajando con el Dr. Tim Boyd. Muerto en avalancha
- 27 de enero 2013 – El Dr. Tim Boyd, investigador de la capa oceánica de hielo, el calor y la salinidad del Ártico. Muerto por un “golpe de rayo”
- 08 de abril 2013 – Katharine Giles, colega del Dr. Seymour Laxon. Muerta por un camión mientras iba en bicicleta por una ruta inusual al trabajo.
Investigación del Ártico y edades de hielo
La aseveración de Wadhams, de que Boyd, Laxon y Giles eran los mejores en su campo, parece sostenerse. En un discurso pronunciado poco después de la muerte de Giles, Duncan Wingham, colega de ella y de Laxon dijo:
“Dije que tenemos que mirar a la generación más joven para continuar con su trabajo. Katharine era una de las personas que tenía en mente. La ciencia no es sólo talento, el liderazgo es esencial y ella tenía ambas cosas. Hemos perdido alrededor de 40 años de experiencia acumulada en Seymour y Katharine. Ese grupo de científicos eran las únicas personas capaces de hacer el trabajo satelital que habían estado haciendo. Esa enorme inversión de tiempo y esfuerzo humano no puede ser reemplazada“.Los intereses investigativos de los cuatro científicos convergían en un área: las consecuencias de los cambios en las condiciones climáticas del Ártico en relación con la circulación termohalina en el Océano Atlántico Norte, donde la dilución de agua salada por el aumento de agua dulce se considera ampliamente como un mecanismo clave de activación que desplaza el clima global hacia, y posiblemente fuera de, las edades de hielo. Abundan estudios históricos que hablan de glaciación causada por cambios en la salinidad del Océano Atlántico Norte. Vea aquí,aquí y aquí, por ejemplo. Pero cuando se trata de condiciones árticas presentes y directamente observadas, rara vez verá o escuchará a científicos catedráticos hablar de “edad de hielo”, aunque “enfriamiento global” aparece en sus informes de vez en cuando.
¿Recuerdas a los científicos británicos en El día después de mañana que dieronla voz de alarma debido a las lecturas de bajas de temperatura transmitidas por sus boyas en el Atlántico Norte? Los tres científicos muertos (más Wadhams) eran las versiones en la vida real de esos personajes. Hay, por supuesto, otros en el Reino Unido y en otros lugares trabajando en este campo en específico, y el mismo mensaje de advertencia está llegando con todas sus investigaciones – aunque enmarcados en términos del “calentamiento global hecho por el hombre”, y menos cualquier drama de Hollywood. Para un ejemplo reciente:
“El deterioro del hielo marino perenne en el Giro de Beaufort de 2003 a 2012 y su impacto en el ciclo de agua dulce oceánico”Ya sea que alguno o todos estos científicos tuvieran plena conciencia o no, habían capturado al tigre por la cola. Eran tímidos para explicar el significado, pero todos entendían las implicaciones: severo enfriamiento en el hemisferio norte a muy corto plazo.
R. A. Krishfield, A. Proshutinsky, K. Tateyama, W. J. Williams, E. C. Carmack, F. A. McLaughlin, y M.-L. Timmermans
Journal of Geophysical Research: Oceans, 22 de febrero de 2014, DOI: 10.1002/2013JC008999
Introducción
El Giro de Beaufort (BG por sus siglas en inglés) es un componente único de circulación en el entorno físico del Océano Ártico con un conjunto específico de condiciones atmosféricas, oceánicas y hielo marino que están interrelacionadas con el pan-Ártico, así como a los sistemas climáticos globales [Proshutinsky et al., 2002 2009, 2012; Dukhovskoy et al., 2004; Carmack et al., 2008; Giles et al., 2012, Morison et al., 2012]. Las tendencias negativas significativas observadas en la extensión y el espesor del hielo marino del Ártico en la última década han llevado a numerosas discusiones sobre las causas y consecuencias del rápido cambio del clima del Ártico [por ejemplo, Lindsay y Zhang, 2005; Overland et al., 2008; Kwok, 2008]. Los cambios oceánicos en el Giro de Beaufort (Figura 1) han sido igualmente prominentes como la desaparición de la cubierta de hielo marino. Por ejemplo, el BG acumuló más de 5.000 km3 de agua dulce líquida en el período 2003 – 2012, un incremento de aproximadamente 25% [Proshutinsky et al, 2012] con relación a la climatología de la década de 1970. Esto no sólo tiene consecuencias importantes para el hielo marino y los ecosistemas del Ártico, sino que una liberación de agua dulce del Ártico de esta magnitud podría desencadenar una anomalía de la salinidad en el Atlántico Norte, con una magnitud comparable a la Gran Anomalía de Salinidad (GSA por sus siglas en inglés) de la década de 1970. La GSA puede influir en el clima mundial mediante la inhibición de la convección invernal profunda que a su vez puede reducir el vuelco de la circulación meridional oceánica [Vellinga et al., 2008] e iniciar el enfriamiento.
El desafortunado Peter Wadhams, ridiculizado rutinariamente por los escépticos debido a su postura excepcional sobre la probabilidad de la llegada de una edad de hielo, y ahora ridiculizado por la prensa británica por sus declaraciones sobre la muerte de sus compañeros, está tratando desesperadamente de proteger su reputación. En un reciente artículo en el Guardian británico, Wadhams se quejó de que estaba mal citado por el periodista de The Times, que él en un principio consideró las muertes sospechosas, pero ha llegado a la conclusión de que, si bien son coincidencias extraordinarias, también fueron “accidentes explicables”. También ha presentado una denuncia contra The Times ante la Press Standards Organisation del Reino Unido. Por su parte, The Times ha respondido que tiene los comentarios de Wadhams grabados y mantiene su posición.
Mira en este sitio web… o bien el clima sobre el norte de Europa este invierno.
Niall Bradley es editor de Sott.net desde 2009. Es tambien editor de la versión impresa de Sott.net, Dot Connector Magazine
y ha aparecido como comentador de PressTV. Niall ha escrito numerosos
artículos para Sott.net, en donde se focaliza en analizar las tendencias
geopolíticas en el contexto del denominado cambio climático.
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