En 2006, el portaaviones francés Clemenceau tuvo que darse la vuelta camino de la India
después de que el Supremo de dicho país le prohibiese la entrada ante
las denuncias sobre las condiciones laborales infrahumanas y altamente
contaminantes en que se planeaba desguazarlo.
La
Armada española no tenía problemas entonces para deshacerse de los
buques que daba de baja: en 2008 fue hundida con misiles en alta mar la
fragata Andalucía, como en años anteriores lo fue la Cataluña, el destructor Churruca y tantos otros.
Hoy sería impensable. Los buques contienen materiales tóxicos (amianto, asbesto, aceites) y su destrucción está sujeta a férreos controles medioambientales. Al menos, en Europa.
Ello no ha impedido que la Armada haya encontrado en la venta de barcos ya jubilados una forma de engrosar sus menguados ingresos. En los últimos tres años ha obtenido más de 2,5 millones con la subasta de 13 embarcaciones. Y casi todas las ha adjudicado por más de lo previsto. El buque de desembarco Pizarro se vendió en 922.111 euros, casi el doble del precio de salida.
Por eso el chasco ha sido mayúsculo cuando la subasta del portaaviones Príncipe de Asturias, al que la Armada tuvo que dar de baja tras 25 años de servicio por el alto coste que suponía mantenerlo y modernizarlo, se ha declarado desierta. Y eso que el precio inicial, 4,8 millones de euros, sufrió tres rebajas sucesivas, hasta dejarlo en 2,9.
Hasta 14 empresas visitaron el buque en el arsenal de Ferrol y retiraron el pliego de condiciones, pero solo una, Logiscrap, presentó oferta. Y esta tuvo que desecharse tras comprobar que, pese a que se le concedió un plazo adicional, no depositó la fianza exigida: el 20% del precio de salida (entre medio millón y casi uno) en metálico o en avales.
El desinterés de los chatarreros por el exbuque insignia de
la Armada española responde a la caída del precio del acero, que se ha
reducido en más de un 20% en el último año debido a la inundación del
mercado mundial por el excedente de producción china. Cuando se convocó
la subasta, en enero pasado, rondaba los 150 euros por tonelada y,
aunque se ha recuperado algo, sigue en mínimos históricos.
Teniendo en cuenta que el 90% del material que se extrae de un buque es acero (también cobre, aluminio o latón), Miguel Ángel García, presidente de Recyship, cree que lo máximo que podría pagarse por el portaaviones es un millón, “y aún así puedes pillarte los dedos”.
Quien se quede con el barco, además presentar un plan de reciclaje y demostrar que está acreditado para ejecutarlo, deberá fletar un remolque hasta el lugar donde vaya a ser desguazado y contratar un seguro frente a posibles riesgos medioambientales. Para llevarlo al extranjero necesitará permiso del Departamento de Estado, ya que el diseño original es estadounidense.
La Armada exige que sus buques sean desguazados en países de la OTAN y la OCDE, lo que excluye a la India y Bangladesh, destino de la mayoría de los buques civiles, pero no a Turquía. Tres de la firmas que se interesaron por el Príncipe de Asturias, en solitario o consocios españoles, eran turcas.
Adolfo Cancelo, director de Surus Inversa, empresa que desguazó el petrolero Marqués de la Ensenada en Aliaga (Turquía), asegura que hacer esta operación en España no es rentable y que la normativa turca es muy similar a la europea. Allí se desguazó el portaaviones HMS Invincible de la Royal Navy.
“Sobre el papel sí, en la realidad no está tan claro. Yo no he visto encapsular un barco para quitarle el amianto en Turquía, como se hace aquí”, replica García. “Aunque la Armada cobrase menos, al menos los impuestos y los empleos se quedarían en España, como hacen Francia e Italia”. El problema es disponer de instalaciones adecuadas para un buque de más de 10.000 toneladas, lo que según los expertos hoy por hoy solo podría hacerse en los astilleros de Navantia.
La Armada planea volver a sacar a subasta el Príncipe de Asturias por un precio menor: unos 2,4 millones. Los chatarreros siguen pujando a la baja.
Hoy sería impensable. Los buques contienen materiales tóxicos (amianto, asbesto, aceites) y su destrucción está sujeta a férreos controles medioambientales. Al menos, en Europa.
Ello no ha impedido que la Armada haya encontrado en la venta de barcos ya jubilados una forma de engrosar sus menguados ingresos. En los últimos tres años ha obtenido más de 2,5 millones con la subasta de 13 embarcaciones. Y casi todas las ha adjudicado por más de lo previsto. El buque de desembarco Pizarro se vendió en 922.111 euros, casi el doble del precio de salida.
Hasta 14 empresas visitaron el buque en el arsenal de Ferrol y retiraron el pliego de condiciones, pero solo una, Logiscrap, presentó oferta. Y esta tuvo que desecharse tras comprobar que, pese a que se le concedió un plazo adicional, no depositó la fianza exigida: el 20% del precio de salida (entre medio millón y casi uno) en metálico o en avales.
La caída del precio del acero desanima a los chatarreros de comprar el buque
Tres de las firmas que se interesaron por hacerse con el barco eran turcas
Teniendo en cuenta que el 90% del material que se extrae de un buque es acero (también cobre, aluminio o latón), Miguel Ángel García, presidente de Recyship, cree que lo máximo que podría pagarse por el portaaviones es un millón, “y aún así puedes pillarte los dedos”.
Quien se quede con el barco, además presentar un plan de reciclaje y demostrar que está acreditado para ejecutarlo, deberá fletar un remolque hasta el lugar donde vaya a ser desguazado y contratar un seguro frente a posibles riesgos medioambientales. Para llevarlo al extranjero necesitará permiso del Departamento de Estado, ya que el diseño original es estadounidense.
La Armada exige que sus buques sean desguazados en países de la OTAN y la OCDE, lo que excluye a la India y Bangladesh, destino de la mayoría de los buques civiles, pero no a Turquía. Tres de la firmas que se interesaron por el Príncipe de Asturias, en solitario o con
Adolfo Cancelo, director de Surus Inversa, empresa que desguazó el petrolero Marqués de la Ensenada en Aliaga (Turquía), asegura que hacer esta operación en España no es rentable y que la normativa turca es muy similar a la europea. Allí se desguazó el portaaviones HMS Invincible de la Royal Navy.
“Sobre el papel sí, en la realidad no está tan claro. Yo no he visto encapsular un barco para quitarle el amianto en Turquía, como se hace aquí”, replica García. “Aunque la Armada cobrase menos, al menos los impuestos y los empleos se quedarían en España, como hacen Francia e Italia”. El problema es disponer de instalaciones adecuadas para un buque de más de 10.000 toneladas, lo que según los expertos hoy por hoy solo podría hacerse en los astilleros de Navantia.
La Armada planea volver a sacar a subasta el Príncipe de Asturias por un precio menor: unos 2,4 millones. Los chatarreros siguen pujando a la baja.
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