viernes, 21 de diciembre de 2012

“Escalofriante” para los negocios la violencia en el sexenio de Calderón, dice el Financial Times

“Escalofriante” para los negocios la violencia en el sexenio de Calderón, dice el Financial Times

Federico Arreola @FedericoArreola
El Inegi, leo en el Financial Times, en una nota de Ron Buchanan, “ha publicado su primer estudio sobre el impacto del crimen en la comunidad de negocios de la nación”.
¿Algo relevante en esa información de la prensa británica especializada en economía? Para empezar el comentario que hace el redactor: que ver los datos del Inegi significa meterse en “una lectura escalofriante”.
El estudio, que abarca 2011, mostró que el 37 por ciento de las empresas en México fueron víctimas de un delito, la mitad de ellas más de una vez.
Pero, dice el Financial Times, “eso no es todo”. Hay más, aún hay más como decía aquel locutor de la vieja televisión mexicana:
“La mayoría de los delitos en México no se denuncian, en algunos casos, por temor a que la policía podría estar mano a mano con los criminales. En otros, la probabilidad de que un crimen se resuelva –solo uno de cada 100– no vale la candela de los trámites burocráticos”.
Y, bueno, el Inegi estima que el número real de delitos contra las empresas es al menos el doble que la cifra oficial.
Por desgracia, la cuarta parte de los delitos contra las empresas no los cometió, en 2011, el crimen organizado ni la delincuencia común, sino el crimen desorganizado, es decir, el mal gobierno, no solo el de Calderón que no pudo controlar a los niveles menores de la administración pública, sino los gobiernos municipales y estatales:
“Alrededor de una cuarta parte de los crímenes son el resultado de la corrupción, en gran parte los sobornos pagados a funcionarios, por lo general en el gobierno local”.
Con preocupación, el FT subraya que, hace días, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que durante 2006-2012, es decir, con Felipe Calderón “se duplicó el gasto en seguridad interna de la nación, pero el crimen aumentó considerablemente durante el período”.
Otro dato espeluznante destaca el diario británico: que el nuevo procurador, Jesús Murillo Karam, dijo en una entrevista radiofónica que la estrategia del gobierno de Calderón de atacar a los grandes capos de la droga “provocó una fragmentación de las bandas más importantes”, de tal modo que los delincuentes menores, a menudo los más violentos, se olvidaran de las drogas para concentrarse en el secuestro y la extorsión.
Al margen de esos datos, es un hecho que el mundo de las finanzas globales ve con optimismo al gobierno de Enrique Peña Nieto, sobre todo porque en el mismo participan expertos que generan confianza, como el secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Eso lo he leído no pocas veces en el mismo Financial Times y en otros medios globales especializados en temas económicos.
Pero el caos que dejó Calderón en materia de seguridad pública todo podría echarlo a perder.
Los negocios no pueden florecer plenamente en una sociedad en la que han sido victimas de la delincuencia casi cuatro de cada diez empresas, el 37% en 2011 según el Inegi.
Se entiende, pues, que antes de pasar a las reformas económicas mayores, el gobierno de Peña Nieto haya decidido reforzar los sistemas para combatir la inseguridad, cambiando a la policía federal, que simplemente no funcionó en el gobierno de Calderón, y mejorando el sistema educativo, porque detrás de cada joven que decide ser delincuente hay una escuela en mal estado y un maestro irresponsable o grillo.
Si se regenera el ambiente para los negocios en México, y todo el mundo ve condiciones para que así ocurra, se crearán más empleos, que combinados con educación de mayor calidad y con corporaciones policiacas más eficaces y honestas, pondrán a México en la ruta de su pacificación.

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