martes, 13 de agosto de 2013

Éxodo de talibanes paquistaníes hacia Siria

Éxodo de talibanes paquistaníes hacia Siria

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EEUU anunció la semana pasada el cierre de su representación diplomática en la ciudad paquistaní de Lahore por el brusco crecimiento de la amenaza terrorista. Lo curioso del caso es que junto con los diplomáticos norteamericanos parece que también los extremistas empezaron a abandonar ese país.

Oficiales de los servicios secretos de Pakistán comunicaron a periodistas de Associated Press que tanto los extremistas de Al Qaeda como los talibanes paquistaníes y sus “huéspedes” de países de Oriente Próximo y Medio Oriente intentan abandonar el país.
Los extranjeros decidieron que ahora son más necesarios en Siria, al tiempo que los lugareños se quejan de que aquellos que se encuentran en el punto de mira de los servicios secretos paquistaníes no pueden trabajar en el país. Las autoridades paquistaníes desmienten las informaciones sobre la emigración de los extremistas, mientras que los rebeldes sirios manifiestan que recibieron muy pocos huéspedes de Afganistán y Pakistán. Por su parte, los talibanes que ya prepararon las maletas afirman que en los últimos dos meses setenta combatientes se han trasladado a Siria y otros cuarenta están esperando el momento oportuno. Aún en enero pasado para ellos se creó una base aparte, ya que están acostumbrados a combatir de forma autónoma.
Desde Pakistán se escogen diferentes vías: en lancha a Omán o en avión, por ejemplo, a Sri Lanka, Bangladés, Emiratos Árabes Unidos y Sudán. Por lo visto, en esos países poco les importa los pasaportes falsos de los inmigrantes sospechosos.
El que no figure Yemen entre los países de tránsito por los que pasan los paquistaníes camino a Siria, por ejemplo, parece indicar que en los países en los que se libra una lucha sin cuartel con Al Qaeda, les hace sentir incómodos. EEUU, tras la tragedia en Libia, empezó a prestar mucha atención a las advertencias sobre posibles atentados, pero, tal como demostró el fallido golpe de Estado en Yemen, los servicios secretos locales previenen con bastante eficacia las operaciones de los revolucionarios locales y se ensañan con toda crueldad con los “huéspedes” extranjeros indeseables. Tras el cierre de las delegaciones diplomáticas en Yemen, las autoridades de ese país manifestaron con todo fundamento que semejante reacción de Occidente a la intercepción de radiocomunicaciones de líderes de Al Qaeda “llevan agua al molino de los terroristas”. Efectivamente, ¿para qué combatir si se puede echar a los extranjeros del país solo con conversaciones provocativas por teléfono?
Sin embargo, no todo va tan bien. Los extremistas todavía tienen lugares donde, al parecer, no solo no los tocan, sino, según manifestó uno de ellos, los “cuidan maravillosamente”. Sudán, por ejemplo, al que en su tiempo obligaron con gran trabajo a expulsar a Bin Laden. Ahora, algunos talibanes paquistaníes van con sus familias a ese país. Todo apunta a que ellos permanecerán allí con total seguridad y tranquilidad esperando a los extremistas de la guerra en Siria. Aún en 2009, la entonces secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, anunció a ese país como uno de los puntos de la nueva estrategia de EEUU en relación a “la garantía de que Sudán no ofrece asilo a los terroristas internacionales”. Hacia finales de 2012, quedó solo Hamás en la lista de organizaciones terroristas a las que Sudán seguía protegiendo. Parecía que para la liquidación del “balneario terrorista” en ese país solo quedaba un paso. Pero llegó 2013 y Sudán sigue en la lista de países que respaldan el terrorismo. Al parecer, la vieja información de que en 2002 Al Qaeda y los talibanes trasladaron secretamente de Sudán a Pakistán grandes partidas de oro, ahora no parece ser un bulo de la “prensa amarilla”. Es muy posible que Al Qaeda, siguiendo la senda de su fundador, siga alimentando allí a sus influyentes protectores.
¿Qué amenaza real representan los talibanes en Siria? No hace mucho, me visitó un norteamericano y veterano de la guerra en Iraq y Afganistán. Él está de acuerdo en que la organización, la disciplina y las comunicaciones de aquellos durante las operaciones bélicas son mejores que las de sus compañeros de lucha árabes. Pero unos y otros nada pueden hacer con el ejército regular. En cambio, son los líderes reconocidos en “guerra de minas” contra la población civil y lo mejor sería impedirles la entrada en Siria. Pero mientras en la red antiterrorista mundial en varios países existan semejantes agujeros, el “turismo terrorista” seguirá ocasionando dolor y muerte a personas totalmente inocentes.
mj/as/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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