Éxodo de talibanes paquistaníes hacia Siria
Foto: EPA
Oficiales de los servicios secretos de
Pakistán comunicaron a periodistas de Associated Press que tanto los
extremistas de Al Qaeda como los talibanes paquistaníes y sus
“huéspedes” de países de Oriente Próximo y Medio Oriente intentan
abandonar el país.
Los extranjeros decidieron que ahora
son más necesarios en Siria, al tiempo que los lugareños se quejan de
que aquellos que se encuentran en el punto de mira de los servicios
secretos paquistaníes no pueden trabajar en el país. Las autoridades
paquistaníes desmienten las informaciones sobre la emigración de los
extremistas, mientras que los rebeldes sirios manifiestan que recibieron
muy pocos huéspedes de Afganistán y Pakistán. Por su parte, los
talibanes que ya prepararon las maletas afirman que en los últimos dos
meses setenta combatientes se han trasladado a Siria y otros cuarenta
están esperando el momento oportuno. Aún en enero pasado para ellos se
creó una base aparte, ya que están acostumbrados a combatir de forma
autónoma.
Desde Pakistán se escogen diferentes vías: en
lancha a Omán o en avión, por ejemplo, a Sri Lanka, Bangladés, Emiratos
Árabes Unidos y Sudán. Por lo visto, en esos países poco les importa los
pasaportes falsos de los inmigrantes sospechosos.
El
que no figure Yemen entre los países de tránsito por los que pasan los
paquistaníes camino a Siria, por ejemplo, parece indicar que en los
países en los que se libra una lucha sin cuartel con Al Qaeda, les hace
sentir incómodos. EEUU, tras la tragedia en Libia, empezó a prestar
mucha atención a las advertencias sobre posibles atentados, pero, tal
como demostró el fallido golpe de Estado en Yemen, los servicios
secretos locales previenen con bastante eficacia las operaciones de los
revolucionarios locales y se ensañan con toda crueldad con los
“huéspedes” extranjeros indeseables. Tras el cierre de las delegaciones
diplomáticas en Yemen, las autoridades de ese país manifestaron con todo
fundamento que semejante reacción de Occidente a la intercepción de
radiocomunicaciones de líderes de Al Qaeda “llevan agua al molino de los
terroristas”. Efectivamente, ¿para qué combatir si se puede echar a los
extranjeros del país solo con conversaciones provocativas por teléfono?
Sin
embargo, no todo va tan bien. Los extremistas todavía tienen lugares
donde, al parecer, no solo no los tocan, sino, según manifestó uno de
ellos, los “cuidan maravillosamente”. Sudán, por ejemplo, al que en su
tiempo obligaron con gran trabajo a expulsar a Bin Laden. Ahora, algunos
talibanes paquistaníes van con sus familias a ese país. Todo apunta a
que ellos permanecerán allí con total seguridad y tranquilidad esperando
a los extremistas de la guerra en Siria. Aún en 2009, la entonces
secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton,
anunció a ese país como uno de los puntos de la nueva estrategia de
EEUU en relación a “la garantía de que Sudán no ofrece asilo a los
terroristas internacionales”. Hacia finales de 2012, quedó solo Hamás en
la lista de organizaciones terroristas a las que Sudán seguía
protegiendo. Parecía que para la liquidación del “balneario terrorista”
en ese país solo quedaba un paso. Pero llegó 2013 y Sudán sigue en la
lista de países que respaldan el terrorismo. Al parecer, la vieja
información de que en 2002 Al Qaeda y los talibanes trasladaron
secretamente de Sudán a Pakistán grandes partidas de oro, ahora no
parece ser un bulo de la “prensa amarilla”. Es muy posible que Al Qaeda,
siguiendo la senda de su fundador, siga alimentando allí a sus
influyentes protectores.
¿Qué amenaza real representan
los talibanes en Siria? No hace mucho, me visitó un norteamericano y
veterano de la guerra en Iraq y Afganistán. Él está de acuerdo en que la
organización, la disciplina y las comunicaciones de aquellos durante
las operaciones bélicas son mejores que las de sus compañeros de lucha
árabes. Pero unos y otros nada pueden hacer con el ejército regular. En
cambio, son los líderes reconocidos en “guerra de minas” contra la
población civil y lo mejor sería impedirles la entrada en Siria. Pero
mientras en la red antiterrorista mundial en varios países existan
semejantes agujeros, el “turismo terrorista” seguirá ocasionando dolor y
muerte a personas totalmente inocentes.
mj/as/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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