THIERRY MEYSSAN /
Dos espinas en el pie de Obama
VOLTAIRENET.ORG –
Pase lo que pase, Washington ganará en Siria. Así será porque Estados Unidos no tiene una sino dos políticas hacia ese país.
Si se llega a la paz, habrá felicitaciones para el presidente Obama por haber sabido negociar con Irán.
Si
se logra la destrucción de la República Árabe Siria y su ocupación por
las fuerzas de la OTAN, habrá felicitaciones para unos cuantos generales
estadounidenses y para la ONU por haber puesto fin al baño de sangre.
Thierry
Meyssan revela aquí los aspectos ocultos de esta doble política,
fundamentalmente la conspiración urdida en el seno de la ONU por el
secretario general adjunto para los Asuntos Políticos.
THIERRY MEYSSAN –
La
aplicación del acuerdo concluido entre Washington y Teherán, el pasado
14 de julio, depende principalmente de la habilidad del presidente Obama
para lograr que lo acepten sus conciudadanos en general así como el
Congreso y, en particular, su propia administración. Pero está
enfrentando dos importantes obstáculos.
El grupo de Petraeus
Por
un lado, una corriente política sigue siendo favorable al proyecto
Juppé-Wright de creación de un Sunnistán y de un Kurdistán en
territorios que hoy son parte de Siria e Irak.
Ese grupo
está organizado alrededor del general David Petraeus, director de la
CIA hasta la reelección de Obama, en octubre de 2012, y actual analista
en jefe del fondo de inversiones Kohlberg Kravis Roberts.
En
este grupo se hallan el general John Allen, quien fue segundo de
Petraeus y hoy es el enviado especial del presidente Obama para la lucha
contra el Emirato Islámico, y la ex secretaria de Estado y actual
aspirante a la nominación como candidata a la presidencia de
Estados Unidos por el Partido Demócrata, la señora Hillary Clinton.
En
el seno del Partido Republicano, ese grupo dispone de partidarios como
el actual presidente de la Comisión del Senado de Estados Unidos para
las Fuerzas Armadas, el senador John McCain, y el promotor inmobiliario y
principal aspirante a la nominación del Partido Republicano como
candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.
A
finales de julio, el general John Allen participó como invitado en el
Aspen Security Forum. Allí se reunió con periodistas del New York Times y les susurró al oído que se había puesto de acuerdo con Turquía para crear una zona de seguridad en el norte de Siria.
Estupefacto
ante esa decisión, violatoria de la Carta de la ONU, Eric Schmitt
decidía entonces dedicarle la primera plana de su diario [1].
Pero, al cabo de varios días de declaraciones públicas contradictorias, Washington y Ankara desmentían esa información [2].
Y la Casa Blanca aclaraba, de paso, su posición: la prioridad es la lucha contra el Emirato Islámico, tanto a través de los «rebeldes sirios moderados» como junto a las YPG (kurdos marxista-leninistas de Siria).
Por consiguiente,
a Turquía, aunque fue autorizada a atacar dentro de su territorio a la
rama turca de esa organización, se le solicitó que no los ataque [3].
El 29 de julio, «el ejército» de 60 «rebeldes sirios moderados»
entrenados por la CIA entraba en territorio sirio para comenzar
a señalizar en el terreno los blancos del Emirato Islámico que la
coalición internacional encabezada por Estados Unidos pretende
bombardear.
Pero al-Qaeda [4]
estaba al tanto de la llegada de esos hombres y los atacó, tomando
prisioneros a 20 de ellos, entre los que se encuentra su jefe, el
coronel Nadim Hassan.
Esa traición sólo pudo venir de los ejércitos de Estados Unidos o de Turquía.
Aunque
en los primeros momentos las sospechas de traición recayeron sobre
Turquía, lo cierto es que rápidamente apuntaron hacia Estados Unidos,
luego de las vehementes protestas del primer ministro interino turco,
Ahmet Davutoglu [5].
¿Y quién sino el grupo del general John Allen podía ser el traidor en las filas estadounidenses?
Las maniobras del general John Allen provocaron inicialmente un grave incidente entre el Pentágono y el ejército turco.
El oficial
de enlace del ejército turco en el CAOC (Combined Air and Space
Operations Center) anunció, con sólo 10 minutos de antelación, una
incursión aérea turca en Irak, poniendo así en peligro las vidas de los
alumnos-soldados kurdos y de sus instructores estadounidenses presentes
en la zona bombardeada [6].
La vía
que Recep Tayyip Erdogan ha escogido puede desembocar, si el AKP
llegara a mantenerse en el poder, en una ruptura parcial de las
relaciones entre Washington y Ankara [7].
Lo
más importante es que esos incidentes han llevado el Pentágono a
solicitar al CentCom que investigue las alegaciones, generalizadas en el
Medio Oriente, que señalan que la coalición no está bombardeando al
Emirato Islámico sino que, por el contrario, está apoyándolo.
Es precisamente este el momento que la Defense Intelligence Agency [8] ha escogido para denunciar que los informes del CentCom están “arreglados” [9].
Y resulta
que quien encabeza esa estructura es el general Lloyd James Austin III,
otro ex colaborador del general David Petraeus.
- Jeffrey D. Feltman
El grupo de Feltman
La
otra espina en el pie de Obama es la secretaría general de la ONU.
Si bien es difícil saber a qué corriente pertenece el secretario general
Ban Ki-moon, quien se ve demasiado ocupado negociando el mejor provecho
que puede sacar de su posición, no sucede lo mismo con su segundo, el
estadounidense Jeffrey Feltman, secretario general adjunto a cargo de
los Asuntos Políticos.
Antes
de convertirse en funcionario internacional, Jeffrey Feltman era
diplomático estadounidense. Con el tiempo fue especializándose en el
Medio Oriente.
Ejerció
diferentes funciones en Israel, en Irak –donde estuvo a cargo de la
administración de la región kurda– y en Líbano –donde impuso sus puntos
de vista al gobierno de Fouad Siniora.
Mantenía
una relación de rara confianza con la secretaria de Estado Condoleezza
Rice, con quien incluso tenía una videoconferencia semanal, y
posteriormente trabajó en Washington, donde la secretaria de Estado
Hillary Clinton puso en sus manos la supervisión de toda la política en
el Medio Oriente.
Fue
Jeffrey Feltman quien organizó, en 2005, el asesinato del ex primer
ministro libanés Rafic Hariri, y posteriormente la comisión
investigadora de Detlev Mehlis así como el Tribunal Internacional
Especial para el Líbano.
Esta
estructura hibrida había sido creada para condenar al entonces
presidente del Líbano, Emile Lahoud, y al presidente sirio Bachar
al-Assad, utilizando para ello las declaraciones de testigos falsos
generosamente remunerados, pero la acusación se derrumbó ante la
verdad.
Ahora, el señor Feltman prosigue su labor contra Siria y contra Irán desde su nuevo cargo en la ONU.
Al
llegar a la ONU, justo antes de la primera conferencia de Ginebra sobre
Siria, el estadounidense Jeffrey Feltman se esforzó por sabotear el
acuerdo entre su país y Rusia y se unió al grupo del general Petraeus
para empujar a Francia a reactivar la guerra. Redactó entonces un plan
de capitulación total e incondicional de la República Árabe Siria.
En
ese plan, la soberanía del pueblo sirio quedaba abolida; se abrogaba la
Constitución siria; se destituía al presidente sirio; se disolvía la
Asamblea del Pueblo; se ordenaba el arresto, juicio y condena de
120 dirigentes sirios; se decretaba la decapitación o disolución de la
Dirección de Inteligencia Militar, la Dirección de la Seguridad Política
y la Dirección de la Seguridad General; y se imponían la liberación de
los «prisioneros políticos» así como la abrogación de los tribunales antiterroristas.
Después
del fracaso de Lakhdar Brahimi, Jeffrey Feltman instó al secretario
general de la ONU Ban Ki-moon a designar al italiano Stefan De Mistura
como su representante para Siria.
Feltman había conocido a este elegante diplomático en Irak y había trabado amistad con él durante sus misiones en Líbano.
Por su
parte, De Mistura también mantuvo frecuentes contactos con los
generales Petraeus y Allen durante su propia misión como representante
del secretario general de la ONU en Afganistán.
Después
de su nuevo nombramiento, reuniéndose con las partes en conflicto y
sonriéndoles constantemente, el italiano Stefan De Mistura se dio a la
tarea de imponer por sorpresa el plan de Feltman para Siria.
El pasado 29 de julio, De Mistura expuso, junto a Ban Ki-moon, las líneas generales de “su” plan «de paz» ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero, tanto De Mistura como Ban Ki-moon se abstuvieron de distribuir ningún documento escrito al respecto [10].
Sólo pidieron amablemente que el Consejo de Seguridad actuara para llevar a las partes a firmar un Acuerdo Interino y que confiara en ellos [De Mistura y Ban Ki-Moon] para garantizar la aplicación de dicho acuerdo.
En realidad
estaban tratando de que el Consejo de Seguridad renunciara a sus
prerrogativas y de obligar la República Árabe Siria a firmar un texto
vago que permitiría a la OTAN ocupar el país y que autorizaría a los
señores De Mistura, Feltman y Ban a implementar la capitulación de
Siria, según el procedimiento elaborado en 2012 por el propio Feltman.
Esta
hábil maniobra estuvo a punto de funcionar ya que el 17 de agosto
el Consejo de Seguridad adoptó una extraña declaración (no una
resolución) de respaldo a Stefan De Mistura [11].
Contrariamente
a lo usual, el texto se discutió primero, por separado, con cada una de
las 5 potencias miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Inquieta ante lo que pudiese estarse tramando, Rusia decidió votar a favor.
Sin embargo,
dando muestra de sabia prudencia, el embajador de Venezuela, Rafael
Ramírez, que había sido mantenido al margen del proceso de redacción de
la declaración, presentó 2 objeciones:
Primero, el Comunicado de la conferencia Ginebra 1 [12], que todo el mundo respalda, en realidad contradice la Carta de las Naciones Unidas; además,
no basta con limitarse a decir que se está luchando contra el
terrorismo, habría que ayudar realmente a la República Árabe Siria en su
lucha contra al-Qaeda y contra el Emirato Islámico y dejar de alimentar
a esas dos organizaciones, poniendo fin a la entrega indirecta de las
armas que siguen recibiendo así como a la fabricación o la manipulación
de seudo grupos rebeldes.
En
conclusión, no son los “aliados” de Estados Unidos sino el compañero de
armas de Hugo Chávez quien está en sintonía con el presidente Barack
Obama.
[1] «Turkey and U.S. Plan to Create Syria ‘Safe Zone’ Free of ISIS», Anne Barnard, Michael R. Gordon y Eric Schmitt,The New York Times, 27 de julio de 2015.
[2] «Siria, diferencia entre retórica y verdad», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 10 de agosto de 2015.
[3] «Washington prohíbe a Ankara ataques contra los kurdos en Siria», Red Voltaire, 13 de agosto de 2015.
[4] Representada en Siria por el Frente al-Nusra. Nota de la Red Voltaire.
[5] “Turkey Denies Allegations it Tipped Off Al Qaida Abductors”, Mitchell Prothero, McClatchy, 25 de agosto de 2015.
[6] «Fricciones entre el Pentágono y su aliado turco», Red Voltaire, 15 de agosto de 2015.
[7] “America’s Dangerous Bargain With Turkey”, Eric S. Edelman, The New York Times, 27 de agosto de 2015.
[8] La DIA es la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
[9] “Pentagon Accused of Skewing Intel on War Against ISIS”, Mark Mazzetti y Matt Apuzzo, The New York Times, 25 de agosto de 2015.
[10] « Débat du Conseil de sécurité sur la Syrie (rapport De Mistura)» [En español, Debate del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria (Informe De Mistura)], Réseau Voltaire, 29 de julio de 2015.
[11] «Réunion du Conseil de sécurité sur la Syrie (déclaration présidentielle)», Réseau Voltaire, 17 de agosto de 2015.
[12] «Comunicado final del Grupo de Acción para Siria», Red Voltaire, 30 de junio de 2012.
Above is the content the blog provided. If incomplete, read the original here.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario