El empresario Florentino Pérez, en una imagen de archivo. FERNANDO SÁNCHEZ
Los galácticos y las operaciones empresariales de Florentino
Con
la operación de Hochtief comienza lo que los críticos de Florentino
consideran fichajes de jugadores que, supuestamente, no corresponden
meramente a criterios deportivos
Fragmentos del dossier El puto amo, incluido en el nº 30 de La Marea
Con
la venta de los terrenos de la Ciudad Deportiva –que reportó al club
unos 500 millones de euros–, Pérez salvó al Real Madrid de la quiebra,
lo cual con toda probabilidad hubiera supuesto convertir la entidad en
una sociedad anónima que pasaría a manos de sus acreedores. Aún sobraba
dinero para vestir de blanco a más “galácticos”.
Tras
Figo llegaron al Madrid el francés Zinedine Zidane, el brasileño
Ronaldo Nazario y el inglés David Beckham, el más mediático de todos (en
círculos madridistas se refieren a las cuatro torres de la Castellana, a
la vista de la sede de ACS, como “Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham”).
Salvo la Copa de Europa de 2002, la Novena, los éxitos deportivos no
alcanzaron las expectativas de aquella plantilla galáctica.
A cambio, los ingresos del Real Madrid crecieron como la espuma.
El
equipo de Pérez explotó todo el potencial de la “marca Real Madrid” en
los mercados internacionales. Para ello fichó a un joven experto en
marketing, José Ángel Sánchez, que llevaba el área del Sur de Europa
para la multinacional de electrónica SEGA.
“Hay
que tener a los mejores en el campo de juego y también fuera del
campo”, aseguró Pérez. En una entrevista informal, Sánchez llegó a
proclamar que el Madrid ya no dependía tanto de conseguir títulos
porque, a medio plazo, la cifra de ventas no acusaba la ausencia de
triunfos deportivos.
Con
la operación de Hochtief comienza lo que los críticos de Florentino
consideran fichajes de jugadores que, supuestamente, no corresponden
meramente a criterios deportivos.
En
2010, en plena batalla de la OPA en tierras germánicas, llegan al
Madrid los internacionales alemanes Mesut Özil y Sammy Khedira.
Un
año después, el club ficha a Nuri Sahin, del Borussia Dortmund, quien
pasó sin dejar huella por el Bernabéu. Al mismo tiempo, en verano de
2011, Pérez acomete su más arriesgada y trascendental contratación, una
decisión que provoca un auténtico terremoto en la familia merengue.
Con
el portugués José Mourinho, el mandamás Florentino, poco dado a
delegar, confía a un entrenador casi plenos poderes en el Real Madrid.
Con su estilo autoritario y bronco, Mou se saltó todos los protocolos y
etiquetas de una institución centenaria, que siempre había alardeado de
su “caballerosidad” y “señorío”.
Tras
provocaciones constantes del portugués, el entrenador del Barça, Pep
Guardiola, estalló en una rueda de prensa en febrero de 2011: “Mourinho
es el puto jefe, el puto amo”.
Sin
embargo, salvo un título de Liga y una Copa del Rey, las tres
temporadas de Mou no fueron muy exitosas y en verano de 2013 Florentino
mostró quién era realmente el puto amo, y despidió al técnico luso.
La
política de fichajes hoy sigue despertando dudas, aunque Pérez rechaza
rotundamente que exista una relación entre las contrataciones de
futbolistas extranjeros y los intereses comerciales de ACS en los países
de origen de estos jugadores. Incluso ha demandado al Grupo Prisa por
publicar informaciones en este sentido.
He
aquí los simples hechos. Tras el Mundial de fútbol de Brasil en verano
del año pasado, el Real Madrid contrató al colombiano James, sin duda
una de las figuras del torneo Su llegada provocó la salida del argentino
Ángel di María, una pieza clave del equipo entonces entrenado por Carlo
Ancelotti, un movimiento que pocos expertos de fútbol entendieron en su
momento.
En
diciembre de 2014, el diario económico Cinco Días informó que “ACS se
ha impuesto a lo largo de este segundo semestre en dos de los diez
primeros concursos [en Colombia], con lo que sus compromisos de
inversión ascienden por el momento a 2.000 millones” de euros.
También
el año pasado, la empresa se adjudicó un contrato para la modernización
de cinco plantas hidrodesulfuradoras de la petrolera mexicana Pemex.
La
revista mexicana Progreso lo relacionó con la llegada de un delantero
del país azteca, que apenas jugó la temporada pasada: “Este contrato con
Pemex, en el que trabajaba la empresa del presidente madridista desde
hace algunos meses, se cerró, llamativamente, dos semanas después de que
el club merengue fichara a Javier Chicharito Hernández”.
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