La salida de Turquía de la OTAN: ¿Por qué el retraso?
La
cuestión de la salida turca de la OTAN fue la clave en estas semanas.
El hecho de que la alianza haya emitido una declaración de emergencia
sobre el tema muestra que Bruselas percibe el escape de Turquía de la
alianza depredadora como una perspectiva muy probable.
La prensa oficial de la OTAN publicó después, la
conclusión del encuentro entre el presidente ruso Vladimir Putin y el
presidente turco Recep Tayyip Erdogan. La cuestión de Turquía
retirándose de la OTAN no estuvo oficialmente en la agenda, pero los
atlantistas tienen razones para estar alarmados. La visita de Erdogán a
Rusia y el fortalecimiento de la cooperación de los dos países sobre
tales temas estratégicos clave como Siria, testifican el fracaso de los
planes para poner en conflicto a las dos potencias. Si uno considera el
encuentro de los dos presidentes en el contexto de la reciente visita
del presidente Kazajo, Nursultán Nazarbayev a Ankara y la cumbre
mantenida entre los líderes de Rusia, Azerbaiyán, e Irán en Bakú,
entonces es comprensible que lo que está en juego no es simplemente la
restauración de las relaciones pre-crisis, sino un paso poderoso hacia
la incorporación de Turquía en los procesos de integración euroasiáticos
y su posible y futuro acceso a la Organización de Cooperación de
Shanghái (OCS).
La membresía simultánea en la OCS y la
OTAN es inverosímil. Ambas organizaciones se perciben mutuamente como
enemigas. La reconciliación con Rusia, Irán y China sugiere una ruptura
con los EEUU. Estos son máximos geopolíticos. Sin embargo, Turquía aún
ha de declarar su preparación para retirarse de la OTAN. ¿Cómo se puede
explicar esto? ¿Es la OTAN un garante de la seguridad turca, al menos
hasta cierto punto?
De entrada, déjenme recordar que el acceso de
Turquía a la OTAN en 1952 fue debido a reclamaciones territoriales
presentadas por la URSS. Desde 1945 a 1953, la URSS propuso el
establecimiento de una base en el área del estrecho del mar negro, así
como mover la frontera en el Cáucaso hasta la línea fronteriza de los
imperios ruso y otomano de 1878. Rusia actualmente no tiene
reivindicaciones en el Bósforo y los Dardanelos y no hay frontera común
entre los dos países en el Cáucaso sur. Ya no hay más parecidos con la
URSS, cuya expansión ideológica comunista formó otro punto de oposición y
otra excusa para que la República Turca se uniera a la OTAN. Así, los
factores que provocaron el acceso de Turquía a la OTAN ya no son
relevantes. Es más, la alianza emergente con Rusia y China quita el
factor de amenaza militar rusa de la agenda en principio.
Hipotéticamente, el art.5 del Tratado de
Washington promete a Turquía el apoyo de otros miembros de la OTAN en
caso de agresión externa. En la práctica, sin embargo, las medidas de
respuesta en el marco de los mecanismos para ejercer el art.5 son
dejados a discreción de los estados miembro. Esto significa que un
estado puede limitarse a una simple nota diplomática de apoyo sin
proporcionar alguna ayuda real. La OTAN nunca ejercitó el art.5 en los
casos en que Turquía chocó contra otros estados, a pesar de los intentos
turcos para iniciar el proceso. Un ejemplo clásico de esto es la
respuesta de la OTAN al conflicto entre Turquía y Rusia que estalló en
2015. En 2010, durante un momento de conflicto entre Turquía e Israel
cuando los israelíes se apoderaron del barco turco, Mavi Mármara, y
asesinaron a ciudadanos turcos, la OTAN no hizo nada para proteger o
incluso apoyar a Turquía.
Setenta bombas nucleares tácticas de
EEUU, tipo B61-12 están almacenadas en la base aérea de Incirlik, en
Turquía, ubicada en el sur del país cerca de la frontera con Siria. De
10 a 20 bombas están destinadas para el uso por la fuerza aérea turca.
Esto puede ser visto como un factor adicional en la seguridad del país.
Sin embargo, debido a la presencia de las bombas de EEUU, Turquía
también se convierte en un objetivo hipotético para las armas nucleares
rusas. Turquía no tiene aeronaves de largo alcance y podría usar las
bombas nucleares solamente con el consentimiento de la OTAN y en cercana
proximidad a sus fronteras. Es difícil imaginar una situación en la que
Turquía fuera incapaz de eliminar amenazas hipotéticas desde oriente
medio con el único uso de las armas convencionales.
La disputa territorial entre Grecia y Turquía en
el mar egeo y el apoyo turco para el norte de Chipre ha estropeado
tradicionalmente las relaciones entre Turquía y los países europeos de
la OTAN que no consideran que Ankara sea un aliado bienvenido. Los
países de la OTAN apoyan a los kurdos en Siria e incluso han usado la
anteriormente mencionada base aérea de Incirlik para apoyar a las
unidades kurdas del YPG. La misma Turquía considera que el YPG es una
organización terrorista. Una situación paradójica surge en que una base
militar turca es usada para apoyar a una organización que ayuda a
separatistas en Turquía.
Lo que es más, las pruebas de la participación de
la OTAN en el reciente golpe están creciendo. El intento de golpe del 15
de julio fue testigo de cómo los miembros de la fuerza aérea turca
fueron los participantes más activos. La fuerza aérea se considera que
es la estructura más integrada en la OTAN. Aquella base aérea de
Incirlik fue usada por los rebeldes para realizar ataques aéreos contra
las autoridades legales. Los tres regimientos más importantes en el
ejército que participaron en el golpe, eran parte del cuerpo de
respuesta de la OTAN. El general de los EEUU, John F. Campbell, antiguo
comandante de los grupos de la OTAN en Afganistán ha sido nombrado por
los medios de comunicación pro-Erdogán como el principal organizador del
golpe- Han sido publicadas fotografías del embajador de EEUU en
Turquía, John Bass, con un oficial turco tomadas justo antes del
fracasado golpe. Finalmente, un empleado de alto rango turco en la OTAN,
el contraalmirante Mustafá Ugurlu, que trabajó en los EEUU y fue
acusado de participación en el golpe, ha pedido a los EEUU asilo
político.
Así, la OTAN ha demostrado que no es solamente una
amenaza externa sino también interna a la seguridad turca. La membresía
del país en la OTAN significa que continuará la infiltración de las
fuerzas armadas turcas por agentes de influencia estadounidenses. Esto
significa que el riesgo de una repetición del golpe también permanece.
Después de todo, el golpe no solamente involucró a la red de Gulén, pues
habría sido imposible sin el apoyo de la OTAN y la presencia de agentes
de influencia de la OTAN en las fuerzas armadas turcas.
De hecho, no hay ventajas reales para
los turcos presentes en la membresía turca de la OTAN. Salir de la OTAN
no dará lugar a ninguna seria desventaja. Pero la membresía de la OTAN
conducirá a la pérdida de control soberano por Turquía sobre sus propias
fuerzas armadas, como los recientes acontecimientos han mostrado. La
OTAN no puede garantizar la seguridad de la República Turca y, por el
contrario, los miembros de esta organización y su estado clave, los
EEUU, apoyan a los peores enemigos de Turquía: Los separatistas Kurdos.
No hay razones objetivas por las que Turquía permanezca en la OTAN. Solo
quedan preocupaciones subjetivas.
Una de ellas aparentemente preocupa por el hecho
de que Rusia, Irán y China necesiten ofrecer a Turquía algo a cambio,
una alianza institucional que proporcione una seguridad colectiva real.
Otro tema es el poderoso lobby pro-OTAN dentro de la República Turca en
el círculo interno de Erdogán y en su Partido Justicia y Desarrollo así
como, por supuesto, en las fuerzas armadas turcas. No debe olvidarse
que, a pesar de la dimisión de Ahmet Davutoglu, el arquitecto de la
fracasada política en oriente medio y el iniciador del conflicto con
Rusia que es bien recibido en occidente, todavía es próximo a Erdogán
hasta cierto punto. La experiencia histórica de otros líderes de oriente
medio muestra que esta posición poco entusiasta y la política de
mantener agentes de influencia y figuras respaldadas por occidente en el
círculo interior de uno mismo, puede resultar en un nuevo golpe.
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