¿Rechazará Rusia el neoliberalismo?
por Paul Craig Roberts y Michael Hudson –
Según varias informaciones, el gobierno ruso está reconsiderando la
política neoliberal que ha servido tan mal a Rusia desde el colapso de
la Unión Soviética. Si Rusia hubiera adoptado una política económica
inteligente, su economía estaría muy por delante de donde se encuentra
hoy en día. Se habría evitado la mayor parte de la fuga de capitales
hacia Occidente, apoyándose en la auto-financiación.
Washington tomó ventaja de un gobierno ruso desmoralizado, que miraba a Washington para guiarse en la era post-soviética.
Pensando que la rivalidad entre los dos países había terminado con el
colapso soviético, los rusos confiaban en los consejos norteamericanos
para modernizar su economía con las buenas prácticas de las ideas
occidentales. En su lugar, Washington abusó de esta confianza, y cargó a
Rusia con una política económica diseñada para repartirse los activos
económicos rusos y transferir la propiedad a manos extranjeras.
Engañando a Rusia para aceptar el capital extranjero y exponer al rublo a
la especulación monetaria, Washington se aseguró de que los EE.UU.
podrían desestabilizar a Rusia con la salida de capitales y los ataques
sobre el valor de cambio del rublo. Sólo un gobierno no familiarizado
con el objetivo neoconservador de la hegemonía mundial de Estados Unidos
habría expuesto su sistema económico a tal manipulación extranjera.
Las sanciones que Washington impuso – y
obligó a Europa a imponer – sobre Rusia, muestran cómo funciona la
economía neoliberal contra Rusia. Su llamamiento a los altos tipos de
interés y a la austeridad hundieron la economía rusa innecesariamente.
El rublo fue derribado por las salidas de capital, lo que resultó en que
el banco central neoliberal despilfarrara las reservas exteriores de
Rusia en un esfuerzo por apoyar el rublo, pero en realidad apoyando la
fuga de capitales.
Incluso Vladimir Putin encuentra
atractiva la idea romántica de una economía global en la que todos los
países tienen el mismo acceso. Pero los problemas derivados de la
política neoliberal lo obligaron a recurrir a la sustitución de
importaciones con el fin de hacer que la economía rusa sea menos
dependiente de las importaciones. Esto hizo también a Putin darse cuenta
de que si Rusia debía tener un pie en el orden económico occidental,
necesitaba tener el otro pie en el nuevo orden económico que está
construyendo con China, India y las antiguas repúblicas soviéticas de
Asia Central.
La economía neoliberal prescribe una
política de dependencia que se basa en los préstamos del exterior y la
inversión extranjera. Esta política crea deuda en moneda extranjera y la
propiedad extranjera de los beneficios rusos. Estas son peligrosas
vulnerabilidades para una nación declarada por Washington como “una
amenaza existencial para los EE.UU.”.
El establishment económico que
Washington montó para Rusia es neoliberal. En particular, el jefe del
banco central, Elvira Nabiullina, el ministro de Desarrollo Económico,
Alexei Ulyukayev, y los ministros de finanzas actuales y anteriores,
Anton Siluanov y Alexei Kudrin, son neoliberales doctrinarios. Esta
gente quería lidiar con el déficit presupuestario de Rusia mediante la
venta de activos públicos a los extranjeros. Si efectivamente esto se
realizara, dicha política daría a Washington un mayor control sobre la
economía de Rusia.
En oposición a esta colección de
“economistas basura”, destaca Sergey Glaziev. Se ha informado que Boris
Titov y Andrei Klepach son sus aliados.
Este grupo entiende que las políticas
neoliberales hacen a la economía rusa susceptibles de desestabilización
por parte de Washington si los EE.UU. quieren castigar al gobierno ruso
por no seguir la política exterior de Washington. Su objetivo es
promover una Rusia más autosuficiente con el fin de proteger la
soberanía de la nación y la capacidad del gobierno para actuar en los
intereses nacionales de Rusia en lugar de someter estos intereses a los
de Washington. El modelo neoliberal no es un modelo de desarrollo, sino
que es puramente extractivo. Los estadounidenses lo han caracterizado
como hacer que Rusia, u otros territorios independientes, sea “quien
corte la leña y saque el agua”, o en el caso de Ruisa, el petróleo, el
gas, el platino y los diamantes.
La autosuficiencia significa no ser
dependiente de las importaciones, o dependientes del capital extranjero
para la inversión que podría ser financiada por el banco central de
Rusia. También significa mantener partes estratégicas de la economía en
manos públicas, no privadas. Los servicios de infraestructura básica
deben proporcionarse a su coste, de forma subvencionada o libremente, no
entregados a propietarios extranjeros para extraer renta de monopolio.
Glaziev también quiere que el valor de cambio del rublo sea fijado por
el banco central, no por los especuladores en el mercado de divisas.
Los economistas neoliberales no reconocen
que el desarrollo económico de una nación con una dotación de recursos
naturales como la de Rusia, puede ser financiada por el banco central
creando el dinero que se requiera para llevar a cabo los proyectos.
Pretenden que esto sería inflacionario. Los neoliberales niegan el hecho
largamente reconocido de que, en términos de la cantidad de dinero, no
hay ninguna diferencia si el dinero proviene del banco central o de
bancos privados que crean el dinero a través de préstamos o desde el
extranjero. La diferencia es que si el dinero proviene de bancos
privados o desde el extranjero, el interés se debe pagar a los bancos, y
los beneficios tienen que ser compartidos con los inversores
extranjeros, que terminan con un cierto control sobre la economía.
Al parecer, los neoliberales de Rusia son
insensibles a la amenaza que para el estado ruso suponen Washington y
sus vasallos europeos. Sobre la base de las mentiras de Washington han
impuesto sanciones económicas sobre Rusia. Esta demonización política es
tan ficticia como lo es la propaganda neoliberal. Sobre la base de
tales mentiras, Washington está acumulando fuerzas militares y bases de
misiles en las fronteras de Rusia y en aguas rusas. Washington busca
derrocar antiguas provincias rusas o soviéticas e instalar regímenes
hostiles a Rusia, como en Ucrania y Georgia. Rusia es demonizada
continuamente por Washington y la OTAN. Washington incluso politizó los
juegos olímpicos e impidió la participación de muchos atletas rusos.
A pesar de estos movimientos hostiles
manifiestos contra Rusia, los neoliberales rusos aún creen que las
políticas económicas que Washington impulsa en Rusia están en el interés
de Rusia, que no pretenden hacerse con el control de su economía.
Enganchar el destino de Rusia a la hegemonía occidental bajo estas
condiciones sería condenar la soberanía rusa.
Paul Craig Roberts
es ex secretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos y editor asociado
del Wall Street Journal. La obra de Roberts How the Economy Was Lost ya está disponible en formato electrónico. Su último libro es The Neoconservative Threat to World Order. El nuevo libro de Michael Hudson, Killing the Host se publica en formato electrónico por CounterPunch libros y en la impresión de Islet. Se le puede contactar a través de su página web, mh@michael-hudson.com.
Extraído de: Katehon.
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